La Independencia del Poder Judicial Está en Riesgo por la Presión Presidencial

*Desde Palacio Nacional Emergen las

Consignas

*De Entre 8 Integrantes Saldrá el que

Suceda a Zaldívar

*Una Elección en la que se Juega la

Legalidad

*Un Perfil a Modo Para Hacer Justicia

a Modo

GERARDO LAVALLE

Asediada desde Palacio Nacional, cruzando la calle de Corregidora, la ebullición inundó los espacios de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la que los 7 ministros y las 4 ministras, deberán tomar la trascendental decisión de elegir a su par para presidirla a partir del 2 de enero de 2024 y hasta el 31 de diciembre de 2026.

Como nunca en la historia reciente (después de la reforma judicial de diciembre de 1994, recién al relevo presidencial con el arribo de Ernesto Zedillo Ponce de León), la ambición del Jefe del Ejecutivo Federal por someter al Máximo Tribunal del país para que decida a favor medidas violatorias a la Constitución, ha llegado y no parece tener fin.

Durante los últimos 4 años, la relación personal del todavía presidente de la Corte y del Consejo de la Judicatura, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea con el presidente Andrés Manuel López, puso en riesgo la autonomía e independencia del Poder Judicial de la Federación con su voto en decisiones fundamentales para el resguardo del Estado de Derecho. Avaló la Ley de la Industria Eléctrica, no obstante que 7 ministros votaron por la inconstitucionalidad. Es momento, aun, de que nadie sabe dónde quedó el octavo voto. Se conoce y bien, que la cabeza de la Corte desechó la ilegalidad de la ley.

Su cercana relación con el que fuera poderoso consejero jurídico de la Presidencia de la República, Julio Scherer Ibarra, abrió las puertas de Palacio Nacional para el establecimiento de una personal amistad con el primer mandatario.

Si bien los relevos en la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación no son del todo ajenos a los intereses políticos –y en ocasiones personales- de quien ocupa la Primera Magistratura del país, por regla general se respeta la decisión de los ministros que, constitucionalmente, son los únicos que tienen el derecho a elegir quien los conducirá jurídicamente durante periodos de cuatro años.

El cambio de estafeta para este año, está salpicado de suspicacias que rebasan el control interno del Poder Judicial de la Federación. La intromisión del Ejecutivo Federal comienza con desayunos privados convocados por el presidente de la República, avanza con las propuestas para designar nuevos ministros y culmina con los reclamos proferidos desde los espacios conocidos como “las mañaneras”, así como fuertes descalificaciones durante discursos públicos en los que han intervenido abiertamente los secretarios de Defensa Nacional, Marina y Gobernación, además de la jefa de gobierno de la Ciudad de México, el dirigente nacional de Morena y el jefe político del partido en el poder en la Cámara de Diputados.

EL PERFIL QUE

BUSCA EL PRESIDENTE

El relevo de Arturo Zaldívar presenta un problema para el presidente de la República. Desde siempre, cuando menos en el momento en que se presentó la iniciativa de reforma judicial, el Jefe del Ejecutivo lo llenó de loas y lo catapultó hasta convertirlo en el “único” que podría llevar a buen puerto los cambios requeridos para terminar con dos flagelos: la corrupción y el nepotismo.

La defensa escaló ante las críticas de los adversarios y en varias ocasiones la voz presidencial resonó para impulsar la “ampliación de mandato” del ministro Zaldívar e incluso, descalifico a quienes desde el interior de la Corte se oponían a la medida. Los argumentos jurídicos de los otros ministros, de constitucionalistas y de expertos juristas, eran sólidos: la Constitución y la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación establece el término de 4 años en la presidencia de la SCJN y corresponde únicamente a los ministros decidir cambios. Además, son los once integrantes de la Corte quienes deciden con su voto, cuál de los 11 la liderará por los cuatro años reglamentarios.

Zaldívar pasará a la historia por poner en riesgo la independencia y autonomía de Poder Judicial y, por la debilidad personal o bien por convicción, el presidente de la República expresa cómo quiere al sucesor.

“Tengo un perfil, quiero que sea una persona honesta, que aplique el Estado de Derecho con dimensión social y que tome siempre en consideración más que lo particular en cuanto a intereses empresariales, el interés público, intereses de los mexicanos y que no haya violación a derechos humanos, no haya corrupción, que no haya amiguismo, influyentismo al interior del Poder Judicial, que no se deje en libertad a quienes tienen mucho porque pertenecen a la delincuencia organizada o a la delincuencia de cuello blanco. Así me gustaría que fuese la nueva presidenta o el nuevo presidente de la Suprema Corte”, describió el presidente el perfil del reemplazo de Arturo Zaldívar.

Cuando faltaban 37 días para finalizar su encomienda, nueve ministros, exceptuando a Zaldívar y Loretta Ortiz, votaron en contra de la eliminación de 3 delitos contemplados en el catálogo del artículo 19, modificado en 2021. Tres que irritaron al presente López:

Defraudación fiscal, factureros y contrabando, por no considerarlos como amenazas para la seguridad nacional.

El presidente ya busca reformar la Constitución para reincorporarlos y el Código Nacional de Procesos Penales, porque la decisión responde a proteger a los delincuentes de “cuello blanco”.

¿QUIÉN LLENA LOS

REQUISITOS DE AMLO?

Finalmente, el presidente tiene que aceptar lo que los 7 ministros y las 4 ministras decidan con sus votaciones.

En la pasada sucesión en la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea fue electo por 7 votos, mientras los ministros Jorge Mario Pardo Rebolledo y de Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, obtuvieron 2 cada uno.

Ya gobernaba el presidente Andrés Manuel López. Sin que exista información de si antes de llegar al cargo el ministro y el Jefe del Ejecutivo se conocían, corren versiones de que el consejero jurídico de entonces cabildeó para que los votos favorecieran a quien dentro de 25 días abandona el cargo.

Hasta el cierre de esta edición se informó que el pasado viernes se inició el proceso sucesorio y quienes aspiren, todavía no es público, presenten sus proyectos de trabajo para ser examinados y se determine cuáles participan en la designación.

Quienes se inscriban y presenten sus proyectos estarán en la boleta. Se han registrado casos de que participan entre cuatro y cinco ministros y algunos no obtuvieron un solo voto.

De los 7 ministros 4 ministras, solamente 8 pueden aspirar al cargo. Cuatro de ellos pertenecen a propuestas del presidente actual. Los otros provienen de dos sexenios, el de Felipe Calderón y el de Enrique Peña Nieto. Quedan eliminados por el tiempo de gestión 4.

Las 4 ministras están en posibilidad de presidir la Corte. Norma Lucía Piña Hernández, quien entró en funciones el 10 de diciembre de 2015, levantó la mano en busca del cargo. Ana Margarita Ríos-Farjat y Yasmín Esquivel Mossa, no han mostrado sus cartas y Loretta Ortiz Ahlf se descartó.

De los ministros, solamente 4 pueden aspirar a presidir la Corte porque sus periodos finalizan después de 2026. Ellos son: Alberto Gelacio Pérez Dayán, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, Javier Laynez Potisek y Juan Luis González Alcántara Carrancá.

¿Quién reúne el perfil solicitado por el Presidente de la República?

A diferencia de lo que se piense en Palacio Nacional, los 4 integrantes se encuentran en la Corte a propuesta de la actual administración federal, no han resultado dóciles para atender las “sugerencias presidenciales”.

Auto descartada Ortiz Ahlf, las ministras Esquivel Mossa y Ríos-Farjat han mostrado respeto por la Constitución y si bien son cercanas a la casa presidencial,  podrían asumir el cargo. Piña Hernández no tiene compromiso político ni amistoso con el Presidente y tampoco con ninguno de los senadores que la eligieron luego de ser nominada por el presidente Peña Nieto.

Sin embargo, cualquiera que llegue a presidir la Corte requerirá de 6 votos provenientes de los ministros que, para enero, serán 7.

De ser elegida cualquiera de las mencionadas se convertiría en la primera mujer en estar al frente del Poder Judicial de la Federación.

En la esfera de la Suprema Corte de Justicia de la Nación se comenta con insistencia, que Gutiérrez Ortiz Mena buscará por segunda ocasión obtener los votos suficientes para suceder a Zaldívar, siguiendo el mismo camino de quien será sucedido. Empero, la moneda está en el aire y con la presión ejercida desde Palacio Nacional todo puede suceder. Incluso, que la moneda caída de canto.

 

 

 

 

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