Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Seguramente recibió la orden y la cumplió a cabalidad bajo el argumento de “a mí no me venga con que la ley es la ley” y junto con el jefe de la pandilla, decidió violar la Constitución.
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos tiene por obligación velar por aquellos cuando una autoridad federal los violente.
El artículo 102 de la Constitución, adicionado el 28 de enero de 1992, dice textualmente:
- El Congreso de la Unión y las legislaturas de los Estados en el ámbito de sus respectivas competencias, establecerán organismos de protección de los Derechos Humanos que otorga el orden jurídico mexicano, los que conocerán de quejas en contra de actos u omisiones de naturaleza administrativa provenientes de cualquier autoridad o servidor público, con excepción de los del Poder Judicial de la Federación, que violen estos derechos. Formularán recomendaciones públicas
autónomas, no vinculatorias y denuncias y quejas ante las autoridades respectivas.
Estos organismos no serán competentes tratándose de asuntos electorales, laborales y jurisdiccionales.
Así o más claro.
Rosario Piedra, la invisible presidenta del organismo, decidió emitir un pronunciamiento-recomendación en el que acusó al Instituto Nacional Electoral de encabezar el “sabotaje de la voluntad del pueblo”, realizar “guerra sucia” y mantener vicios que “por siglos han manchado nuestros procesos electorales” por lo que recomendó su reforma.
En la recomendación emitida este domingo, la CNDH manifiesta la necesidad de ampliar “los mecanismos institucionales de la democracia participativa, o la forma de elegir a las autoridades encargadas de organizar y vigilar las elecciones a efecto de evitar las arbitrariedades partidistas que nos heredó el viejo régimen, así como acotar los periodos de gestión”.
En la clara violación a la Constitución, el planteamiento de la señora Piedra dista de apegarse a la verdad verdadera no la histórica que, como ya se sabe, se destruye de la manera pedestre, al exponer que el INE actúa como la Comisión Federal Electoral, cuyo último titular ahora despacha como director general de la CFE, mostrando un poder que no tuvo al fungir como secretario de Gobernación.
Dice la recomendación que el INE está al frente del “sabotaje de la voluntad del pueblo”, desarrolla la guerra sucia y mantiene los vicios que “por siglos han manchado nuestros procesos electorales”. No ofrece ejemplos que compruebe su afirmación o la del organismo, que para el caso es la misma cosa.
De entrada, habría que señalarle a la violadora y a su jefe, que en la elección de 2018 el INE la organizó, participaron más de millón 300 mil ciudadanos al frente de las casillas, en las que estuvieron presente los representantes de Morena y demás partidos políticos y jamás se habló de fraude o de alteración en las urnas.
Solicitar al Congreso de la Unión aprobar la reforma electoral para desaparecer al INE, no solamente es un despropósito, sino una propuesta ilegal al no estar facultado el organismo ni su presidenta para hacer el llamamiento.
¿Quién está detrás de la recomendación?
¡El poder, el presidente de la República!, responde Ciro Murayama al periodista Joaquín López Dóriga.
Y le asiste la razón. Sabido es y ahora más comprobado está, que el ataque orquestado en contra del INE salió del mismísimo púlpito presidencial y de ahí también se envió la iniciativa de ley que, como es bien conocido, destruye el sistema democrático depositado en dos instituciones del Estado: el INE y el TEPJF y se ratifica el uso faccioso de las instituciones.
El presidente sabe y bien que su reforma no pasará y aunque tuvo la oportunidad de romper la alianza opositora y consiguió una victoria con la ampliación de tiempo para que las fuerzas armadas se mantengan en las calles realizando tareas de seguridad pública -acción reservada a los civiles conforme al texto del artículo 21 constitucional, que también violó- y ahora observa que no “transitará” en la Cámara de Diputados.
Y eso lo tiene irritado a grado tal que utiliza todas las herramientas del Estado mexicano, no del gobierno, para destruir lo que costó décadas edificar y quiere regresar a los tiempos que, señala Ibarra, en los que el Gobierno realizaba las elecciones.
Si la CNDH va a seguir siendo utilizada para invadir esferas que no le competen, el respeto a los derechos humanos, se irán al diablo.
Sí, en donde habita el jefe de la pandilla.
¡Qué alguien frene las arbitrariedades del señor López y pandilla, y se exija el respeto de los ciudadanos!
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