Una Mirada y Recorrido por el Gran Hotel de la Ciudad de México, Pleno de Historia y Belleza

*Contemplar el Candelabro Donado por Don Porfirio, Entonces Presidente

*Admirar el Vitral Estilo Tiffany, el Tercero más Grande del Mundo

*También el Primer “Mall”, Antes que el Palacio Postal y “Los Azulejos”

*Ha Sido Sitio de Filmación de Películas Como “Coco”, “Espectro” y “Frida”

*También de Otras: “Con Licencia Para Matar”, “Missing” y “Viva María”

 SUSANA VEGA LÓPEZ

Cuando uno va al zócalo, en pleno corazón del centro histórico de la Ciudad de México, a la vista se imponen la Catedral Metropolitana, el Palacio Nacional (en 1526 Palacio Virreinal), el Antiguo Palacio del Ayuntamiento al lado del edificio de Gobierno, así como los portales que enmarcan comercios varios, restaurantes y hoteles que guardan historias únicas, como el Gran Hotel de la Ciudad de México.

Lo primero que llama poderosamente la atención del transeúnte que llega al zócalo por la calle 16 de septiembre son “los botones” que, en la entrada del Gran Hotel, dan la bienvenida a las personas. Ellos visten un uniforme que consiste en un saco largo (les llega a la altura de las rodillas), pantalón y zapatos color negro, y camisa y quepí rojos.

Y es aquí cuando el curioso se asoma a admirar la edificación y descubre que detrás del “botones”, en lo alto, luce colgado un precioso candelabro estilo Luis XV que donó el entonces presidente Porfirio Díaz a finales del siglo XIX.

Muchos sólo se atreven a subir los primeros cuatro escalones para, en el descanso, tomarse la foto del recuerdo; algunos más se animan con los otros 14 peldaños para llegar al lobby donde se encuentran sillones, floreros, jaulas, salones, una sala de lectura y, más allá, unas escaleras de caracol que lleva a los siguientes niveles.

Ya dentro, es obligado voltear la mirada arriba para admirar una bóveda que fue ensamblada con más de 20 mil piezas de colores que conforman el vitral estilo Tiffany considerado el tercero más grande del mundo y asombrarse al ver trabajar los dos elevadores del hotel pues fueron los segundos en instalarse en México, (Palacio Nacional fue el primero en tener ascensor).

UN POCO 

DE HISTORIA

En este lugar se construyó la residencia de Rodrigo Albornoz, contador real de gobierno de Hernán Cortés en 1526. Con el paso del tiempo pasó a manos de frailes agustinos que convirtieron el predio en establecimientos comerciales. En 1895, el francés Sebastián Robert compró el terreno para construir un gran centro mercantil que, en 1899 inauguró Don Porfirio Díaz.

“Este fue el primer mall, el primer gran centro comercial”, afirmó el gerente de marketing del hotel, Rodrigo Santos, al ser entrevistado por Misión Política y precisó que “las alfombras, los muebles estilo francés, así como el papel tapiz que cubre las paredes, si bien no son los originales, sí conservan el mismo estilo, el mismo diseño Art Nouveau”.

En el interior, en piso y barandales, destacan dos grandes letras: CM, que cualquiera pensaría que son las siglas de la Ciudad de México, pero no; se trataba de posicionar el Centro Mercantil (de allí las siglas CM), “entonces la plaza comercial más grande de Latinoamérica que finalmente se remodeló para convertirse en un hotel pensado para hospedar a visitantes de las olimpiadas de 1968 y que un año más tarde, y desde entonces (1969), fue nombrado el Gran Hotel de la Ciudad de México”, afirma Rodrigo Santos.

Otras letras que resaltan son la R y la A; “son las siglas del noble (Rodrigo de Albornoz) quien mandó construir esa tienda departamental, la más importante de América Latina de aquel entonces.

Al señalar los elevadores, precisó que fueron los segundos en llegar a México, “le siguieron los de Palacio Postal y Sanborns Azulejos”. Luego indicó que el vitral estilo Tiffany está firmado por el artista francés Jacques Gruber en 1908. Finalmente señaló que en 2003 se llevó a cabo la última remodelación “para poder dar historia, arquitectura y modernidad”

En tanto, el capitán de Centro de Consumos de Alimentos y Bebidas del Gran Hotel, Ricardo Bandín, reconoció que son los turistas extranjeros quienes más aprecian esta edificación que conserva la infraestructura original, que tiene historia. “Es lamentable que los mexicanos seamos indiferentes a nuestra cultura”, señaló.

Dijo que el vitral de este edificio, que hace esquina con la calle de 16 de septiembre y que se asoma al zócalo de la ciudad, es un referente en la película “Coco”, de Walt Disney Pixar; y que los elevadores formaron parte de la película más reciente del agente 007 James Bond: “Espectro”.

Se sabe que este lugar ha sido el escenario perfecto para filmar películas como “Viva María”, con Brigitte Bardot y Jeanne Moreau (1965); “Con Licencia Para Matar”, (1999); “Missing” (1982) y “Frida” (2002).

El Gran Hotel también fue acondicionado para parecer un gran auditorio donde se presentó, en 2013, la cantante Edith Marques. “Parecía un teatro americano”, recuerda Bandín y precisa que el precio por noche de una habitación depende de la temporada y va de tres mil pesos a doce mil pesos si se trata de las suites con vista al zócalo.

Refirió que cuenta con tres restaurantes: “Terraza”, a cielo abierto, desde donde se aprecia el zócalo; “Plaza Mayor”, que está cerrado pero que cuenta con balcón, y “Café Ciudad de México”. El precio del cubierto por persona oscila entre los 800 pesos, aunque también se puede tomar solo una taza de café.

Historias de miedo se cuentan, además, aunque también es interesante saber que esta zona está llena de anécdotas que asombran a toda clase de turistas que lo visitan.

 

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