Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Conforme pasa el tiempo y los temas se le agotan por tanto utilizarlos un día sí y otro también, surgen las “novedades” hacia los “oyentes”. Son informaciones que datan de 2013, cuando vivía la segunda derrota en su búsqueda por la Presidencia de la República.
Sin que el caso lo ameritara, el huésped temporal de Palacio Nacional, demostró que los hospitales públicos, los de la Secretaría de Salud o los Institutos Nacionales de Cardiología, Nutrición, Pediatría, etcétera, le producen sarpullido.
De ahí salió su “invento” de decirles a los criminales: ¡guácala!… ¡fuchi”.
En aquel 2013, admite, tuvo temor de morir. (¿Dónde estabas Dios?)
También por aquellos tiempos, era un desempleado. Incluso, personalmente ha señalado que solamente “trae 200 pesos en la cartera”. Hay versiones, no confirmadas, de que al parecer no tenía seguro de gastos médicos mayores.
Por ello, es extraño que, ante los síntomas de un ataque cardíaco, recurriera a uno de los hospitales más caros del país y de la Ciudad: Médica Sur. (Apenas superado por la cadena de Los Ángeles, aquellos que están ubicados en las zonas fifí).
Allí fue atendido y fue en donde le salvaron la vida, según sus palabras.
Destacó la importancia de que se tenga en Tlaxcala equipo especializado para realizar cateterismo, “es una especialidad, lo que es la cardiología, el intervencionismo, les hablo de esto porque yo lo padecí y me salvé porque me atendieron a tiempo”.
Narró que en 2013 una de sus venas se cerró por completo.
Y empezó la explicación no pedida:
“Llegué a urgencia a las 2:00 de la mañana y ese medicamento que tienen ahí, me lo aplicaron y abrió un poquito la arteria, era tanto el dolor que tenía que llegué a resignarme, porque ya no podía, no soportaba ese dolor, los que han tenido infarto saben de lo que estoy hablando.
“Afortunadamente se abrió un poco la arteria, por esa intervención a tiempo, y ya llegó el cardiólogo, el especialista, ya me intervinieron, me hicieron cateterismo y me salvaron, entonces el tener eso aquí es importante y el poder hacer el cateterismo”.
Estaba inaugurando una unidad de especializades en Tlaxcala, uno de los estados “más lejanos de la Ciudad de México”. Que se sepa, en Chiapas, Oaxaca, Tabasco, Puebla, Ciudad Juárez, Culiacán, Tepic, Colima, Morelia, entre otros, no existen unidades públicas de especialidad en cardiología.
Al ahora presidente de México le quedaba cerca el Instituto de Cardiología, una entidad con cardiólogos de primera. Bueno, eso era antes, cuando el neoliberalismo gobernaba.
¿Por qué acudió a un hospital privado?
Nadie lo dice o lo sabe. Seguramente desde entones le hacía fuchi a los hospitales de la Secretaría de Salud, porque como desempleado no tenía derecho para ser atendido en alguno del IMSS o del ISSSTE. Vaya, ni en el de los petroleros lo recibían.
Hoy se atiende en el hospital Central de la Secretaría de la Defensa Nacional.
Hoy ya no vive -aunque sigue siendo propietario a medias- en su casa. Lo hace en Palacio Nacional. Ya no usa su Tsuru blanco y tampoco el Jetta. Hoy tiene una colección de trajes azules, en todos los todos; negros, grises. Usa guayaberas de lino o algodón, corbatas de seda y zapatos que cuestan 12 mil pesos.
Nada que ver con la austeridad franciscana en la que vivió, si uno cree que era pobre.
Revelas públicamente que se atendió y atiende en Médica Sur, debería servir de ejemplo para quienes todavía creen en la honestidad valiente, en el personaje que dice no mentir, aunque supere a Goebbels, no engañar, aun cuando se mejor que Fu-manchú y no robas, en lo personal, pero se lo permite a sus hermanos.
Este es, por desgracia para los mexicanos, el predicador que recomienda, sugiera y ordena, vivir en pobreza franciscana mientras él disfruta de los placeres de la vida faraónica.
E-mail: jesusmichelmp@hotmail.com, Twitter: @misionpolitica, Facebook: Jesús Michel y en Misión, Periodismo sin Regaños martes y jueves de 16 a 17 horas por el 760 de Amplitud Modulada
