¿Qué nos Dicen las Elecciones del 2022?
*Faltaron en las Campañas Elementos Motivadores que Alentaran a Sufragar
*Sin Grandes Liderazgos Fuera Aguascalientes, Durango y Tamaulipas
*Ya se Sabrán, a Profundidad, los Intereses que Estuvieron en Juego
*La Realidad: se va Configurando el Escenario Político Rumbo al 2024
*Urge que el Bloque Opositor se Ponga las Pilas o los Resultados no van a Variar
ALEJANDRO ZAPATA PEROGORDO
Las pasadas contiendas electorales al ser de carácter estatal, cada una tiene su propia dinámica, aunque debemos reconocer que, desde la perspectiva nacional, dadas las condiciones de polarización por la que atraviesa el país, de alguna manera llega a incidir en esos procesos que, si bien responden a circunstancias locales, no dejan de tener cierta influencia en el electorado por la operación desde el centro, a la par de algunos rasgos que arrojan similitudes.
Inicialmente, cabe decir que las competencias no despertaron en términos generales grandes expectativas ante el electorado, lo que se refleja en una participación alrededor del 45% en promedio, cuestión multifactorial, sin embargo, creo que faltaron en las campañas elementos motivadores que alentaran a los ciudadanos a sufragar.
En otras ocasiones habíamos abordado el tema relativo a la baja participación en procesos electorales, bajo la consideración de que el peso de quien tiene la mayor capacidad de movilización de estructuras en el día “D”, le crea una ventaja determinante.
Tampoco podemos decir que hubo grandes liderazgos, fuera de Aguascalientes, Durango y Tamaulipas, en todas las demás entidades la apuesta se centró, prácticamente, en las estructuras y bloques políticos; su capacidad de organización, de operatividad política y de un voto corporativista.
Es muy probable que en los próximos días se vaya revelando la información y los detalles relativos a las entrañas de cada elección, donde nos permitirá conocer más a profundidad los intereses que estaban en juego en cada lugar y, así, poder explicarnos algunos resultados.
La realidad es que se va configurando el escenario político rumbo al 2024, que debe transitar por los procesos electorales del Estado de México y Coahuila en el 2023, siendo el primero de singular importancia por su número de electores, sus recursos económicos e influencia con el centro, aspectos de particular relevancia.
De hecho, se pone de relieve el desgaste de los Partidos Políticos y la escases de liderazgos; también la pobreza de propuestas y, carencia de un proyecto aglutinador, por ende, los mensajes y discursos poco le dicen al ciudadano, que sigue harto de padecer las inclemencias de un país en situación crítica.
En ese contexto, Morena y el Presidente avanzan en su proyecto de conservar el poder, de las seis elecciones en términos reales ya tenían el control sobre tres: Oaxaca, Quintana Roo e Hidalgo, pues desde antes de las contiendas los gobernadores habían entregado esos Estados, se daban por descontados. La lucha fue especialmente en Durango y Tamaulipas, ya que Aguascalientes estaba cantado para el PAN.
Para López Obrador, Tamaulipas representa un punto estratégico, ahí se encuentra una línea fronteriza que concentra el mayor intercambio comercial con nuestros vecinos del norte, lo que no es cosa menor, le urgía tener el control de la entidad a como diera lugar y, al parecer lo consiguió.
Si el bloque opositor no se pone las pilas y sigue haciendo más de lo mismo, los resultados no van a variar. Tiene que enmendar errores, construir una propuesta viable, ser incluyente y mandar a los mejores perfiles, de hecho, va con demora.