Narrar la Esquizofrenia

Esmé Weijun Wang, Todas las Esquizofrenias. Editorial Sexto Piso, Ciudad de México, 2022. 224 páginas

DAVID MARKLIMO

Recién al momento de comenzar esta reseña, se lee en la prensa que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos ha pedido que se reforme la Ley de Salud por las graves incompetencias que tiene al legislar algo tan importante como la salud mental. La redacción de dicha Ley implica una sobrecarga de tareas de cuidados para las familias y las personas inimputables terminarán en la cárcel.

Implica, también, una transferencia de recursos que no se ha dado y que, por tanto, la convierten en mero papel mojado, provocando un atasco burocrático considerable en un asunto que, como hemos visto en la pandemia, resulta crucial.

En medio de esta discusión, Esmé Weijun Wang, una autora estadounidense, ha publicado Todas las Esquizofrenias, donde narra qué ha sucedido con ella, su cuerpo y su mente desde que recibió el diagnóstico oficial de trastorno esquizoafectivo de tipo bipolar en 2013. Ya algo se olía, puesto que ocho años antes había comenzado a sufrir alucinaciones. Quienes se interesen por estos temas, por los testimonios capaces de narrar las afectaciones de la mente, no deben dejar de lado esta obra. Se trata de un texto, mitad autobiografía y mitad ensayo, en la que su autora habla en profundidad de su esquizofrenia y otros problemas de salud asociados.

Escrito con enorme cercanía y una honestidad inquebrantable, Esmé Weijun Wang relata su historia y arroja luz sobre la enfermedad al examinarla tanto desde un punto de vista objetivo como desde su propia vivencia íntima, revelando cómo se siente la esquizofrenia desde dentro. Todas las esquizofrenias es un libro directo, intenso y conmovedor, que proporciona una mirada única a una enfermedad que durante demasiado tiempo ha sido mal diagnosticada y tristemente incomprendida.

Wang no sólo nos habla de su caso, también nos explica algunas cosas relativas a la cotidianidad. Por ejemplo, el cómo ver algunas películas le ha hecho perder el anclaje a la realidad, cómo ha vivido los delirios y las alucinaciones y sus episodios. El resultado de la esquizofrenia es palpable: aparecen retratados también el síndrome de Cotard (creer que se está muerta) y el síndrome de Capgras (creer que la persona amada ha sido sustituida por un doble). Se nos explica que el historial médico de Wang alcanza la friolera de las novecientas páginas. Pese a ser capaz ahora de llevar una vida normal, se nos narra cómo repentinamente se veía golpeada por episodios psicóticos que le provocaban un terror verdaderamente abrumador (tenía que tapar los espejos de su casa para evitar verse la cara, o creía que unas arañas le anidaban en el cerebro) …  Pero Wang no solo nos visitar sus momentos más oscuros y densos, también deja abierta la puerta de la esperanza, pues lleva ya cuatro años sin alucinaciones ni pensamientos delirantes graves.

Al hilo de su propio diagnóstico y de las muchas manifestaciones de la esquizofrenia en su vida, Wang reflexiona sobre el tema desde muy diferentes ángulos, que oscilan desde las etiquetas que utilizamos para hablar de enfermedad mental hasta su manera de vestir o maquillarse para mostrarse como “de alto funcionamiento”, desde los riesgos de la institucionalización hasta la importancia de un diagnóstico adecuado. Es un libro escrito sin concesiones y -quizá aún más importante- sin estigmas, cuya intención es ampliamente divulgativa: comprender mejor y concienciar aún más lo importante que es hablar de salud mental para prevenir trastornos o para tratarlos a tiempo y de la mejor manera posible, evitando así entuertos como los que han hecho los legisladores mexicanos.

El libro ha sido merecedor del Premio Graywolf Press de No Ficción.

 

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