De la Independencia a la sumisión. Los y las integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación mostraron su independencia en dos plenos y al tercero la sumisión que le proporcionó al presidente una pírrica victoria que puede convertir en el gran triunfo de la guerra por su reforma eléctrica.
Al inicio de la semana, el presidente López recibió una bofetada que lo hizo irritar: la declaración de inconstitucional el artículo 24 de la Ley de Austeridad que prohibía a los exfuncionarios alquilarse en empresas del sector privado si el empleo tenía relación con los conocimientos de su encargo oficial.
Al día siguiente la otra mejilla recibió la palma de los ministros: la quitaron la potestad de disponer de los recursos alcanzados por la Ley de Austeridad en base a la facultad exclusiva de la Cámara de Diputados para establecer las erogaciones del Presupuesto de Egresos de la Federación.
En ambos casos, el presidente mostró su inconformidad y cuestionó que los y las ministras actuaran en función de los intereses de las empresas.
Vino la discusión de la Ley de la Industria Eléctrica y ahí explotó.
“¿Qué no saben los ministros, o son seres de otro mundo, que esa reforma se aprobó con sobornos, y que hay un juicio en contra del director de Pemex? Este señor confesó que había entregado dinero a los legisladores para aprobar la reforma energética, ¿eso no va contar a la hora de decidir, puede más el poder de las empresas? Que no me vengan que la ley es la ley”.
La postura de los ministros era clara: votar no el proyecto de la ministra Loretta Ortiz en el que proponía rechazar la controversia constitucional presentada por senadores de oposición en torno a la Ley de la Industria Eléctrica, aprobada y promulgada en 2021.
La LIE no fue bien recibida por los agentes productores de energías limpias y recurrieron a los amparos que, en primera instancia otorgaron suspensiones y, en segunda, ratificaron sus efectos. Desde entonces, la SCJN tenía en su agenda la controversia para declarar inconstitucional la LIE. A un año de distancia, finalmente fue listada y la discusión del Pleno dividió las opiniones.
Después de largas horas de planteamientos, voto fraccionado y bajo el reflector intimidante de la Presidencia de la República, la votación permitió que la LIE obtuviera una respuesta incompleta pero benéfica para el huésped de Palacio Nacional: la declaratoria de constitucionalidad. Gracias al voto del ministro presidente Arturo Zaldívar.
De entrada, pareció una victoria pírrica que, en sí, lo es. Sin embargo, y pese a las presiones de Estados Unidos a través de la Oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos cuya titular, Katherine Tai, mostró reticencias por la probable violación del T-MEC, de la secretaria de Energía, Jennifer M. Granholm y del embajador Ken Salazar, los ministros ignoraron todos los reclamos y le dieron al presidente miel, escasa, sobre hojuelas.
Al presidente le agradó la decisión y declaró estar feliz, feliz, feliz.
Horas después de la resolución de la Corte, los partidos oficialistas: Morena, PT y PVEM admitían 9 de los 12 puntos propuestos por las oposiciones: PAN, PRI y PRD, para avalar la reforma energética.
Sabido es que los legisladores no se mueven sin órdenes precisas. Las recibieron y atendieron de inmediato. ¿Qué le queda a la oposición? Reclamar los 3 puntos que faltan y se acabó. Si los oficialistas conceden todo ¡adiós! y Andrés Manuel López habrá ganado la guerra.