Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Se debe reconocer: el gobierno federal tiene una estrategia de engaños perfectamente montada.
Primero, durante 9 semanas decidió eliminar el IEPS de las gasolinas y el diésel, además de compensar el ISR a los distribuidores. Este fin de semana, canceló el subsidio en la franja fronteriza norte. Unos 40 municipios dejaron de recibir el beneficio. El argumento: los del “otro lado” cruzan la línea para cargar en México “porque es más barato que en Estados Unidos”.
No falta razón. Presumiblemente el subsidio fue para frenar la inflación y no afectar la economía de los automovilistas y trasportistas.
Segundo, a partir de mañana se reduce el precio del gas LP. Una ridícula baja, pero la Comisión Reguladora de Energía (CRE) lo anuncia con bombo, platillo, violines y piano.
Sí dos medidas ligadas a la revocación de mandato.
El gobierno suponer que, bajando los precios, limitando las ventas de combustibles en la frontera, la gente pensará que toma acciones en “beneficio del pueblo”.
Nada más falso… por lo menos con estas decisiones.
En el caso del subsidio al ciento por ciento a los combustibles, el hoyo a las finanzas públicas se estima de un diámetro de alrededor de 10 mil millones de pesos. En números cerrados, 500 millones de dólares. No es asunto menor para las finanzas públicas.
En el caso del gas, cuyo precio al consumidor, sea doméstico o industrial, está subvaluado, haber tomado la decisión de fijar precios máximos cada semana conforme a la zona en que se distribuye, se reduce 19 centavos por litro cuando durante cinco semanas el aumento semanal sumó el triple.
Sin embargo, la estrategia gubernamental de que todo está bajo control -menos la crisis económica, la violencia, los asesinatos, la falta de medicamentos etcétera- se pone a toda velocidad cuando faltan 8 días para la realización de la Revocación de Mandato.
Sabido es que no se irá el presidente López a pesar de los resultados. Si son buenos, como lo esperan en Palacio Nacional, vociferará el triunfo y exclamará que el pueblo lo apoya. No importa el número de personas, de ciudadanos, que acudan a las mesas receptoras para depositar su voto. Será igual que el resultado de la consulta que destruyó el Nuevo Aeropuerto Internacional de México y cuyo costo se estima en 300 mil millones de pesos más 128 por ampliar, no construir, el aeródromo Felipe Ángeles en la Base Militar de Santa Lucía. Idéntica situación con respecto a la consulta para sancionar a los funcionarios públicos del pasado.
Ambas consultas, desde el punto de vista numérico, fueron un fracaso.
La del próximo domingo, se presume, correrá la misma suerte.
Mas eso no importa. Lo que debe atenderse es el “bolsillo de la gente” para que el salario le rinda”. Es la estrategia engañabobos.
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