Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Este día podría ser escrita una de las páginas en la administración de justicia.
Y sería -todavía no lo es- el ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena quien la escribiera.
Sería el inicio del sepulcro en el que quizá, más pronto que tarde, el influyentismo será enterrado.
Gracias al protagonismo del fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, personaje central de la historia, la independencia de un ministro del más alto tribunal de justicia en el país, podría ser la punta de lanza que finalice una era de influyentes para iniciar la de las LEYES.
Un asunto meramente familiar cuyo fondo parece ser el dinero, se convirtió en elemento base para rescatar el valor de la legalidad. Sin entrar en el fondo personal que haya tenido el doctor Gertz, su influencia surgida del cargo que el Senado de le otorgó, dos mujeres -a las que niega la relación personal que tuvieron con su hermano Federico- permanecen sin saber lo que es la libertad. Una en prisión domiciliaria, su hija en Santa Martha Acatitla.
Aunque el caso se conocía por virtud de la denuncia pública presentada por los hijos de la segunda, poca importancia se le daba, sin restar la trascendencia del asunto.
Una intervención telefónica, seguramente ilegal, aunque se desconoce si algún juez la autorizó y se guarda su rostro y nombre en secreto, puso al descubierto las negociaciones -si así se le pueden llamar- entre el fiscal y el subprocurador de Control de Competencia, Juan Ramos, con el ministro Alberto Pérez Dayán que, según el diálogo publicado en You Tube, no respetó el acuerdo para emitir en su proyecto le negativa de conceder un amparo a Alejandra Cuevas Morán y su hija.
En el diálogo hay estas palabras: “Le está poniendo al magistrado de la Ciudad de México el pastel para que él la suelte”, comenta Gertz Manero al fiscal de Control Ramos López.
Gertz asegura que el proyecto de Pérez Dayán: “Tenemos a tres o cuatro ministros que nomás no se la van a dejar pasar… “Si yo le mando esto al presidente de la Corte y me dijo que si hay un solo ministro que diga que no y que necesita tiempo para estudiarlo -y no sé qué me dijo-, le da tiempo, ¡Eh! Con que yo tenga dos o tres que le digan no, no, no ¡Espérate tantito! ¡Párale! ¡Eh! Entonces, sí se le puede poner la cosa de la chingada. ¡Eh! Le valió madres”, señala el Fiscal.
Evidente acto de influyentismo. La procuración de Justicia con etiqueta de uso faccioso.
Y, en efecto, el proyecto del ministro Pérez Dayán no pasó… pero quedó vivo el caso. Los y las ministras acordaron que otro ministro presentara otro proyecto que llegara al “fondo” y, entonces, se concediera el amparo liso y llano a las dos mujeres.
Los nuevos proyectos -son dos- los elaboró el ministro Gutiérrez Ortiz Mena y en ambos casos concluyó que no hay razón jurídica para mantener privadas de su libertad a la madre e hija.
Y hoy la Corte sesiona.
Publicados los proyectos, nada irregular pero poco uso se le da a la publicidad de los mismos, la litis aplica la razón a la LEY y deja de lado el influyentismo del poderoso fiscal general de la República.
Exhibido por el exconsejero jurídico de la Presidencia de la República en una publicación de hace 8 días en la revista Proceso, el Fiscal no sacó la cara para defenderse. La respuesta a los señalamientos no tiene pies ni cabeza. Y la publicación de El País, en donde se muestra un piso ubicado en Madrid y adquirido por el Fiscal en 11 millones de euros -afirma el rotativo que ahora vale el doble por las remodelaciones realizadas-, termina por crear, cuando menos, la duda en el comportamiento del doctor Gertz Manero.
Sume usted la revelación de otras propiedades y el exquisito gusto por poseer autos de colección -se habla de 110- y el pleito legal que mantiene con la UDALA de Puebla, detallarían cómo actúa el señor fiscal general de la República.
De ahí que la sentencia que podría producirse, además de ser un caso más, representa un golpe al influyentismo.
Una historia que está por escribirse durante las siguientes horas de este lunes.
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