Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Desde la comodidad de la riqueza, del poder económico y político, es sencillo sermonear a los de a pie, aunque algunos de ellos usen zapatos hechos a mano.
Mostrar su proclividad por la posición gubernamental frente a la iniciativa privada, bueno parte de ella porque él también está incluido, y espetar que los enfrentamientos son “una estupidez”, debió tener una respuesta de los que pudieron ponerse el saco… pero el silencio se impuso.
El ingeniero Carlos Slim Helú, hace un lustro apareció en Forbes como el “hombre más rico del mundo”, hoy mantiene su ritmo de ingresos superado, claro está, por 14 billonarios del mundo. Nada mal estar en el lugar 15. Algo así como la economía de México… la total del PIB… bueno, cuando el PIB crecía, mediocremente, pero crecía.
Hoy es 0 a la izquierda.
Habría que contextualizar las afirmaciones del poderoso, el magnate.
Para que haya enfrentamientos se requiere de dos partes. Una sola no tiene a quien demeritar. Salvo que se vea en el espejo y admita que está equivocad. Algo que nunca pasara con quien sostiene que su lucha contra la corrupción y su apoyo a los pobres, lo llevará a la victoria.
Horas después de la declaración del ingeniero, el presidente López hizo pública su ruptura con el sector privado causado por la petición empresarial de darles plazo para cubrir los impuestos y apoyo económicos.
Seguramente hubo algo más, pero no ahondó.
Y en su mal manejo de lenguaje, sostiene que esos empresarios, nunca mencionó sus nombres, “me pidieron disculpas”. Si se trataba de pegar lo roto, debió decir “me ofrecieron disculpas”.
O a lo mejor si manejó bien el lenguaje y los que hablaban le pidieron disculpas por el mal trato que les ha brindado.
Nadie discute que los empresarios tienen una mística: invertir para multiplicar sus riquezas. El señor Slim es la prueba viviente, el ejemplo a seguir.
Y claro, como el dueño de América Móvil y un centenar de empresas, están otros que son más afecto a la promoción personalidad, como el caso del dueño de Elektra, Televisión Azteca, un largo etcétera y una hacienda que causa sarpullido a los … ¡pobres!
Aquello que decían hace tres décadas de que en México la riqueza la tenían 300 familias, ha sido sepultado. Hoy hay dos mil que, conforme a la óptica presidencial -y a lo mejor tiene razón- se hicieron multimillonarios mediante “moches”, corrupción y poca inversión.
Sin embargo, nada ha podido comprobar y todos siguen tan campantes como el escocés que no deja de caminar, aunque las botas le aprieten.
La línea la tiró el señor Slim y el nuevo presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Francisco Cervantes Díaz, se cuidó de no brincarla y se sumó al criterio del diálogo, la conciliación y la sumisión.
Sí para el enfrentamiento se requieren dos. Y uno de ellos debe tener algo que se ha perdido en tres años y en todos los ámbitos: dignidad.
Sermonear desde el púlpito de la riqueza, es una zona de confort que no todos tienen.
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