La Generación Quemada

Anne H. Petersen.
No puedo más.
Cómo se convirtieron
los Millenials en la
generación quemada.
Editorial Capitán Swing,
Madrid. 2021.
Páginas: 304.

Por David Marklimo

Al hablar de la juventud, debemos ser condescendientes. Sócrates, el gran filósofo de la Atenas clásica, escribió: la juventud de hoy ama el lujo. Es mal educada, desprecia la autoridad, no respeta a sus mayores, y chismea mientras debería trabajar. Los jóvenes ya no se ponen de pie cuando los mayores entran al cuarto. Contradicen a sus padres, fanfarronean en la sociedad, devoran en la mesa los postres, cruzan las piernas y tiranizan a sus maestros. ¿Tan poco ha cambiado nuestra sociedad? Veamos un poco lo que nos dicen los datos.

La juventud de hoy es la primera generación que vivió con computadoras personales, teléfonos inteligentes, internet y el flujo global de información. Tienen más años de educación que sus padres y con una composición más diversa socialmente… con ello se podría suponer que el impacto social global es mayor que muchas generaciones anteriores. Sin embargo, las encuestas internacionales muestran que la juventud (aquellas personas entre los 26 y los 40, más o menos) tienen más probabilidades de endeudarse que sus antepasados y tardan más, en promedio, en dejar la casa de sus padres o en alcanzar los hitos tradicionales de la vida adulta, como comprar una propiedad o un automóvil. Con estos datos un poco paradójicos, Anne Petersen nos lleva a reflexionar sobre la generación Milenio y nos presenta un análisis incendiario del agotamiento en los millennials, los cambios socioculturales que lo provocan, las presiones que lo sustentan y la necesidad urgente de un cambio drástico.  El resultado es: No puedo más. Cómo se convirtieron los Millenials en la generación quemada.

Al hablar de los millenials, Petersen nos dice el agotamiento es una característica definitoria de esta generación. Y que esto tiene una causa profundamente política: la desconfianza en unas instituciones que nos han fallado, las expectativas poco realistas del trabajo moderno y un fuerte repunte de ansiedad y desesperanza exacerbados por la presión constante de mostrar la vida en las redes sociales. Poco se ha estudiado la ansiedad y el desasosiego que produce el tener equis número de likes.

Es verdad, también, que el agotamiento de la juventud ha causado perplejidad. Así se aborda lo que se cataloga como la ira boomer, una reacción de generaciones anteriores ante cualquier queja, la juventud es vista como una generación de cristal. Pero si escarbamos un poquito veremos que estas quejas molestan porque, en el fondo, son un espejo de las cosas que esas generaciones hicieron mal, como el discurso sobre esfuerzo laboral cuya realidad no es más que la más absoluta precariedad.

Petersen afirma que quienes sufren con mayor intensidad la quemazón son los padres y madres, especialmente las mujeres. La carga de presión, las expectativas que recaen en las madres, la imposibilidad de compaginar el tiempo para ellas mismas entre los cuidados y la vida laboral hace que muchas descuiden quién son, qué las llena e, incluso, cómo vivir más allá de sus tareas. Por supuesto, el resultado es acabar aburridas y frustradas ante una vida que no les permite hacer otra cosa más que ser productivas, ya sea laboral o domésticamente.

La solución es reformar el sistema, de arriba abajo, de izquierda a derecha o al revés. Y aunque es esperanzador ver cómo cada vez más gente es consciente de la quemazón social generalizada y de lo obsoleto que está el sistema, la solución parece, a la vez, tan lejana, que cualquier momento de optimismo difícilmente puede ir separado de una amarga incredulidad.

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