*Los “Cualquiera” son el 82% de la Población
*Los “Doctos” Apenas Configuran Mínimo 4%
*Críticas a Javier May por no Haberse Titulado
Por Carlos Bortoni
@_bortoni
El nivel de escolaridad de los servidores públicos es un asunto que preocupa —o debería preocupar— a toda nación civilizada. Es por ello que debemos agradecer a personajes de la altura de Max Kaiser (FECALista) y Chumel Torres (arribista) cuando levantan la voz a raíz del nombramiento de Javier May Rodríguez como director del Fondo Nacional de Fomento al Turismo y denuncien que “un ciudadano que tiene como máximo grado de estudios la preparatoria… no está capacitado para tener un cargo de alta responsabilidad en el gobierno” y… de ninguna manera… podrá llenar los zapatos de caballeros de la envergadura y calidad moral de Pedro Joaquín Coldwell… Emilio Gamboa Patrón… o Alfredo del Mazo González. Sostener lo contrario… sostener que sin importar el grado de estudios de una persona puede detentar un cargo público es llevar demasiado lejos el discurso democrático que tan bonito se escucha en cumbres internacionales y campañas electorales pero que tanto daño hace a las sociedades.
Permitir que cualquiera… porque hay que decirlo sin cortapisas: la población mundial se divide en dos grupos… uno mayoritario en cuanto a cantidad —los cualquiera— pero minoritario en cuanto a poder e importancia se refiere… y otro minoritario en cantidad (de lo bueno poco)… pero mayoritario en trascendencia… represente los intereses de la nación y el gran capital que también tiene intereses en la nación… es arriesgarse a que esos intereses… los del capital… se vean supeditados y suplantados por mezquinas intentonas de justicia social… equidad de ingresos… redistribución de la riqueza y demás absurdos post marxistas necrosantes. Es justo y necesario que todo aquel que aspire a un puesto publico tenga ¡cuando menos! licenciatura concluida… y sería ideal que contaran con maestría o doctorado. Todo ello… preferentemente… en universidades privadas… no vaya a ser que en la universidad pública los adoctrinen y siembren en ellos ideas de bienestar social.
Que nadie se confunda… esto no busca que los representantes públicos tomen mejores decisiones… sino que sus decisiones no afecten los interesados intereses del gran capital y que en consecuencia no se corra el riesgo de que sus ganancias económicas se vean afectadas. Obligar… a la ciudadanía a que tenga más estudios que los correspondientes a la educación media superior… es salvaguardar los puestos de poder de personas que no entienden que en un sistema de clases… el gobierno existe para preservar las diferencias. Exigir como mínimo que los funcionarios tengan licenciatura concluida es no permitir que —palabras más palabras menos— 82% de la población mexicana acceda a ellos y en consecuencia trastoque el orden establecido. La calidad… sensibilidad… compromiso o conocimiento de la realidad nacional de estas personas importa poco ante la falta de credenciales plutocráticas que los validen… así sea que lo haga como lamesuelas de la plutocracia misma. Elevar la exigencia al nivel del posgrado es concentrar la gestión del país en menos de un 4% de la población… y al hacerlo… minimizar el riesgo de que alguien ajeno al sistema pueda incidir sobre el sistema.
Los beneficios de esta propuesta no se agotan en lo antes expuesto… coadyuvaría también a velar por la frágil estabilidad emocional de un importante sector de la clase media que si bien vive excluida de las gracias reales que la segregación política y económica aportan a los dueños del país… se encuentran aterrados por la posibilidad de que las clases privilegiadas pierdan sus privilegios. Mantener viva la unidad y la conciencia de clase entre quienes se ven beneficiados por el sistema es la forma de garantizar que el día de mañana el sistema no beneficie a otros que no sean ellos mismos.
Carlos Bortoni es escritor. Su última novela es Dar las gracias no es suficiente.
