Por Jesús Michel Narváez
El nihilismo, conocido como la corriente filosófica que sostiene la imposibilidad del conocimiento, y niega la existencia y el valor de todas las cosas, es sin duda, el “profundo estudio” del llamao “Doctor Muerte”.
Mientras el mundo está en alerta por el surgimiento de la nueva variante del Covid-19, identificada como Ómicron, cuya aparición se dio en Sudáfrica, ya viajó. Según la Organización Mundial de la Salud cuando menos en Reino Unido, Países Bajos, Namibia, Zimbabwe, Botswana, China, Lesotho y Eswatini, se han registrado casos y debido a ello, Estados Unidos y Canadá prohibieron el ingreso de personas que provengan de 8 países del continente africano; la misma medida impusieron Irán, Japón, Hong Kong y Tailandia, entre otros.
La Plataforma de Innovación en Investigación y Secuenciación de KwaZulu-Natal (KRISP), califica la nueva variante de ser una constelación de mutaciones calificada como “inusual”.
Sin embargo, y pese a que la OMS ha señalado que la nueva variante es mucho más contagiosa y letal que la Delta, que ocasionó la tercera ola, en México, el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell negó que la nueva variante de Covid-19 sea más contagiosa o que sea capaz de evadir la acción de las vacunas contra la enfermedad. Además, aseguró que la medida que tiene que ver con la restricción de viajes y vuelos es “desproporcionada”.
De nueva cuenta el gobierno de la República deja que el “Doctor Muerte” desestime la opinión de los científicos. Igual que cuando el entonces conocido como coronavirus cobraba vidas en el mundo, aquí se hablaba de una gripa más.
En febrero de 2020, el presidente López acompañado de su “científico” de cabecera osó invitar a la gente a abrazarse, salir a comer a la fondita, seguir con su vida normal.
A 21 meses del primer caso registrado en el país, la suma de fallecidos -versión oficial- asciende a 283 mil 859 en tanto los contagios suman 3 millones 882 mil 792.
Para el gobierno populista la trama era una trampa más del neoliberalismo.
Hoy se repite la historia.
En aras de que la gente acuda masivamente a “escuchar el informe presidencial”, se relajan todas las medidas sanitarias y se ignoran las alertas mundiales.
Puede más la ignorancia que la ciencia.
Ayer se publicó la primera imagen de la variante Ómicron del COVID-19, difundida por el hospital Bambino Gesù de Roma. En esta imagen tridimensional, “se ve bien que la variante ómicron presenta muchas más mutaciones que la variante delta, concentradas sobre todo en una zona de la proteína que interactúa con células humanas”, explicó el equipo de investigadores en un comunicado.
Pero aquí, de nueva cuenta, se desestima la peligrosidad de la variante y la autoridad abre de par en par las puertas para que el contagio se disperse con mayor velocidad.
¿A qué se debe que el nihilismo azteca tenga la verdad absoluta?
Solo hay una respuesta: a la incapacidad de entender que el Covid-19 no se ha ido y estará presente por años.
El “Doctor Muerte” ya habló y es el ventrílocuo masculino del titiritero mayor.
Los científicos verdaderos se pueden “ir al diablo” con sus opiniones. Así como las instituciones autónomas.
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