*Basan sus Propuestas en Descalificar al Gobierno
*No Encuentran Cómo Mirar Hacia los Ciudadanos
*La Derecha Está Anquilosada y Vive Despreciada
*La Izquierda Perdió la Capacidad de Convencer
*El Centro, el Punto Político Para Lograr Consensos
*La IP no es Protagonista en el Desarrollo Nacional
Por Jesús Michel Narváez
La derecha, anquilosada.
La izquierda, pulverizada.
El centro, inexistente.
1.- La derecha, término acuñado en la revolución francesa en 1789: Los valores de autoridad, 4 de identidad nacional, orden, seguridad, militarismo, tradición, religión, conservadurismo, libertad económica (derecha política).
2.- Los valores de progreso, igualdad jurídica, respeto a lo nacional e internacional, autóctono, solidaridad, insubordinación, secularismo el derecho de autodeterminación y la justicia social mediante una economía planificada (izquierda política).
3.- El centrismo, no centralismo, tiene como identidad ser el conjunto de partidos, políticas, y/o ideologías, que se caracteriza por considerarse a sí misma intermedias en el espectro político, respecto de posiciones generalmente llamadas de derecha y de izquierda.
A tres años del gobierno llamado de la cuarta transformación -que no se ve, no se siente y quiere estar presente-, el escenario político del México actual, es incierto. Todo apunta al regreso del “Partido de Estado”.
En la derecha no hay rostros visibles que conozca el ciudadano. Escasos son las presentaciones públicas de quienes pretenden aglutinar a los que equivocadamente votaron por el cambio.
Presuntamente el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), que aglutina a las 12 confederaciones del sector privado -diferentes ramas, desde comercio, transformación hasta llegar al sector bancario- tendría que ser el órgano que muestre el músculo de la derecha. Su presidente actual, quien lleva tres periodos de un año cada uno, Carlos Salazar Lomelí, un prestigiado empresario de bienes inmobiliarios, exdirector general de Femsa -Coca-Cola- y creador de la cadena de tiendas de conveniencia OXXO, ha remado contra la corriente y no ha podido superar las barreras construidas en Palacio Nacional. Entre todos los dirigentes no hay uno solo que sea identificado por los ciudadanos y que pudiera por ello ser una carta fuerte para las elecciones presidenciales del 2024.
Sí, hay agrupaciones que muestran cierto poder en sus ámbitos, como las Organizaciones de Padres de Familia cuya cabeza es Unión Nacional de Padres de Familia (UPF); también el Frente Nacional por la Familia. Causa en Común, Alto al Secuestro, FRENAA y Sí por México, son ahora las instituciones de la Sociedad Civil, despreciadas y castigadas financieramente por el gobierno federal, no cuentan con un personaje que llene las expectativas rumbo al 2024.
Sí por México, tiene a tres dirigentes que afirman representar a miles de mexicanos: Claudio X. González, Gustavo de Hoyos y Gilberto Lozano González.
La UPF eligió como su presidente a Luis Arturo Solís Bravo, quien fuera el dirigente estatal en Veracruz. Al igual que los anteriores, su rostro es desconocido. Se sabe de su existencia por los discursos en contra del gobierno federal en temas educativos y económicos.
El primero salió a la palestra con la fundación Mexicanos Contra la Corrupción, cuyos estudios e investigaciones, ha colocado contra la pared a dos presidentes: Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López: el segundo, presidió la Coparmex durante 5 largos años y se convirtió en el dolor de muelas de ambos Jefes del Ejecutivo Federal; el tercero, apenas se dio a conocer el año pasado por el plantón del Frente Nacional Anti AMLO en la plancha del Zócalo de la Ciudad de México.
Ninguno de los tres sería reconocido por algún ciudadano, común y corriente, si los encontrara de frente.
Y como partido representante del conservadurismo, el PAN, está dividido y ha perdido militancia y simpatizantes en las últimas dos décadas.
Nació en 1939 para enfrentar a los llamados gobiernos de la Revolución -Mexicana, por supuesto- y en su plataforma destaca el humanismo, filosofía de la que se apropió el actual presidente de la República. No tiene entre sus dirigentes un solo personaje que sea conocido en todo el país, si bien cuenta con algunos militantes -inconformes con la jefatura nacional- que, como gobernadores, cobraron relevancia y ahora, sin foro en donde exhibirse, pasan inadvertidos excepto en sus estados.
Con todo y los ataques (porque eso han sido y son), desde Palacio Nacional contra los conservadores, los neoliberales, los fifís, los grandes empresarios no han podido superar, políticamente hablando, los escollos encontrados en sus caminos.
En esta administración han sido crucificados y no han resucitado.
En el amplio abanico de quienes conforman la derecha, está la Iglesia y los organismos por La Vida, que se oponen a situaciones que son globales. Por ejemplo, sobre la libertad de las mujeres para ejercer su derecho al aborto; con Carlos Aguíar Reta, nombrado por el Papa Francisco como “Obispo Primado de México”, la actuación ha sido de conformidad. Escasos reclamos en su publicación oficial “Desde la Fe” y alejamiento total de la feligresía que, con motivo de la pandemia, regresó a los templos. Las otras iglesias han guardado silencio.
Luego, entonces, la derecha muestra debilidad absoluta frente a la concentración de poder que ejerce el presidente de la República.
LAS IZQUIERDAS, SIN LÍDERES
Al igual que la antagónica derecha, la izquierda nace en los inicios de la Revolución francesa: Los valores de progreso, igualdad jurídica, respeto a lo nacional e internacional, autóctono, solidaridad, insubordinación, secularismo el derecho de autodeterminación y la justicia social mediante una economía planificada (izquierda política).
Andrés Manuel López se coinvirtió en el referente de las izquierdas, sí, en plural.
Desde su ingreso al PRD aprovechó el aglutinamiento de las fuerzas progresistas en torno a Cuauhtémoc Cárdenas para la elección presidencial de 1988.
Su derrota frente a Carlos Salinas de Gortari afianzó la unidad de los partidos identificados con la izquierda y que conformaron el Frente Democrático Nacional.
Aquellas organizaciones sumaron esfuerzos para acusar de fraude al gobierno federal de Miguel de la Madrid Hurtado, cuyo secretario de Gobernación, Manuel Bartlett Díaz, presidía la Comisión Federal Electoral y que por artilugios tecnológicos registró la “caída del sistema”, provocando la irritación generalizada.
El FDN lo compusieron el Partido Mexicano Socialista (cuyo candidato era Heberto Castillo), la Coalición de Izquierda y el Movimiento de Acción Popular. Formaron parte de la alianza organizaciones sociales: la Coalición Obrera, Campesina, Estudiantil del Istmo (COCEI) (que había ganado los comicios locales en Juchitán de Zaragoza), la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (CIOAC), la Asamblea de Barrios de la Ciudad de México (creada tras los terremotos de 1985), la Unión de Colonias Populares, la Unión Popular Revolucionaria Emiliano Zapata y la Central Campesina Cardenista (fundada por sectores agrarios y campesinos inconformes con el corporativismo del PRI, para apoyar la candidatura del frente), entre otras. Este aglomerado de partidos y organizaciones civiles serían, junto con la Corriente Democrática del PRI, la base del futuro PRD.
Entonces había líderes.
El PRD, formado por virtualmente todas las izquierdas con reconocimiento oficial y algunas sin éste, resintió la segunda derrota de Cárdenas frente a Vicente Fox -primera ocasión en ganar el partido de los conservadores- y después al triunfar abrumadoramente en la elección para el primer Jefe de Gobierno del Distrito Federal inició el desgaste que, finalmente, lo desplazó Morena en 2000.
Hoy las izquierdas están acaparadas por el partido oficialista. No todos sus militantes y/o simpatizantes profesan el marxismo-leninismo o el socialismo. La enorme mayoría de su integración la integran quienes se formaron en el PRI.
Después de Cárdenas, que fue reconocido como un líder, surgió Andrés Manuel López y desde entonces no ha aparecido otro.
En Morena hay dirigentes y militantes de izquierda. Sin embargo, los que en la clandestinidad lucharon hasta obtener su registro de partido, el Comunista Mexicano, fallecieron y dejaron escasos herederos que honraran su lucha. La enorme mayoría de los que hoy se asumen de izquierdistas, no lo son.
Pero representan al partido en el poder y difunden sus “ideas humanistas” como filosofía del gobierno que busca la igualdad, que haya menos ricos-ricos y que millones de mexicanos abandonen la pobreza.
Sin embargo, ha sido en este gobierno, el de las izquierdas, cuando el número de pobres se ha incrementado y los números son oficiales. Provienen del INEGI y del CONEVAL.
¿Quiénes son verdaderos líderes políticos en las izquierdas mexicanas?
Si los hay, se desconocen sus rostros, sus nombres, sus acciones.
EL INEXISTENTE CENTRO IDEOLÓGICO
La definición de los partidos centro, es lo suficientemente confusa para ser determinante: Centrismo político, conjunto de partidos, políticas, y/o ideologías, que se caracteriza por considerarse a sí misma intermedias en el espectro político, respecto de posiciones generalmente llamadas de derecha y de izquierda. Y tiene varios caminos que recorre:
1.- Nacionalismo: cualquier vertiente política o ideológica a la que se le atribuye importancia fundamental.
2.- Retórica centrista, modalidad de la retórica, especialmente en política, que se caracteriza por presentar posiciones moderadas, o que buscan o pretenden ser consensuales.
En México tendría que considerarse que los partidos ubicados en el poder al tener mayoría relativa y no calificada para aprobar en las cámaras del Congreso de la Unión, son “centristas”.
En el afán de obtener lo que el jefe político en turno -léase el presidente de la República- desde 1997, cuando el PRI por sí mismo no contó con la mayoría calificada, aunque la conseguía con sus aliados y hasta 2018, que Morena superó el número mágico de 334 en la Cámara de Diputados gracias a los votos de sus satélites: PVEM, PT y PES, se registró una nueva etapa de poder omnímodo… aunque a medias. En el Senado no alcanzó la mayoría calificada, sí la simple, lo que orilla a consensuar -habría que entender: negociar- con las oposiciones compuestas por el PAN, PRI, PRD y aleatoriamente MC para reformas constitucionales.
En cuanto a leyes secundarias, Morena y sus aliados actuales, no tiene problema para aprobarlas sin consenso de las oposiciones.
El PRI, el llamado “nuevo PRI”, una repetición de lo impulsado por el gobierno de Enrique Peña Nieto y cuyos resultados terminaron con 8 exgobernadores encarcelados o bajo proceso, la pérdida de su fuerza política al ser relegado al tercer sitio, hoy pretende denominarse partido de centro.
El costo político para Morena y el presidente de la República surte efectos ahora.
La iniciativa de reforma eléctrica no transitará, porque el dirigente tricolor, Alejandro Moreno Cárdenas, mostró irritación cuando su par, el de Morena, Mario Delgado anunció que en 2022 su partido, el oficial, el del presidente de México, borrará del mapa político al que durante 72 años ejerció el poder público a plenitud.
Durante entrevistas realizadas con Jesús Zambrano, dirigente nacional del PRD y Jesús Ortega Martínez, uno de los más poderosos en el mermado partido nacido con la identidad de las “izquierdas aglutinadas”, confirmaron a MISIÓN POLÍTICA la refundación del partido bajo la ideología de la socialdemocracia.
Ortega negó que el giro implique abandonar la postura de izquierda y que el cambio hacia la corriente recuperada por Olof Palme en Suecia, no se toma tardíamente.
(Si bien los orígenes de la Socialdemocracia se remonten al siglo XIX con la fundación el primer grupo que se autodenominó socialdemócrata el cual fue el partido alemán fundado en 1863 por Ferdinand Lassalle con el nombre de Asociación General de Trabajadores de Alemania (Allgemeiner Deutsche Arbeiterverein) y cuyo periódico se llamó La Socialdemocracia, Karl Marx lo utilizó en su obra El 18 Brumario de Luis Bonaparte, cuya primera edición se publicó en Nueva York en 1852, para designar la propuesta política del que llama partido socialdemócrata formado tras las «jornadas de junio» por la unión de la pequeña burguesía democrática con la clase obrera socialista. Wikipedia resume sucintamente la corriente: La socialdemocracia es una ideología política, social y económica, que busca apoyar las intervenciones estatales, tanto económicas como sociales, para promover la justicia social en el marco de una economía capitalista. Es un régimen de política que implica un compromiso con la democracia representativa, medidas para la redistribución del ingreso y regulación de la economía en las disposiciones de interés general y estado de bienestar).
Las condiciones políticas en México parecieran estar dadas a partir del inicio del gobierno actual que, sin embargo, no se declara socialdemócrata sino “de izquierda”, así, a secas y durante los tres años de gobierno ha demostrado que no tiene interés en atraer a los inversionistas ni siquiera siguiendo el ejemplo de Luis Echeverría de la aplicación de la economía mixta.
Y mientras el PRD se refunda y se cobija con la socialdemocracia, el PRI no define qué hacer. Lo hará en su asamblea ordinaria que celebrará en diciembre y cuya temática se contiene en 4 puntos: 1.-Proyecto de país; 2.-Estrategia política; 3.-Vida interna del partido, y 4.-Prospectiva del partido. ¿Hacia dónde se dirige? Se sabrá el 19 de diciembre cuando se presente el dictamen de los trabajos realizados.
LAS OPOSICIONES, SIN LÍDERES DE VERDAD
Mientras el presidente de la República utiliza los recursos del Estado para difundir su proyecto de gobierno, cuya meta es enterrar el montado desde 1917 al ser aprobada la Constitución Política y se yergue como el líder del “pueblo bueno”, reparte dinero a manos llenas con el argumento de que “por el bien de todos primero los pobres”, lo que le permitió arrasar en las elecciones del 2018, las oposiciones no tienen a la vista, a la mitad del gobierno actual, líderes de verdad.
Sí, hay muchos dirigentes, ninguno líder.
Sí, hay muchos buenos oradores, pero con discursos huecos.
Las oposiciones, derecha, izquierda y centro, han fincado su estrategia no en propuestas novedosas que atraigan al electorado, sino en mensajes de recriminación a las acciones del actual gobierno.
Han ignorado el apoyo con que cuenta el presidente López y atacan los programas llamados sociales que generan votos y la irritación contra quienes no están de acuerdo con ellos.
Por tanto, si no hay cambio de estrategia, López y su partido, se convertirán en la copia de los gobiernos de Cuba, Venezuela, Bolivia, Argentina, Nicaragua, por parte de América Latina y el Caribe y de Corea del Norte, la Federación Rusa, Bielorrusia y China.
Así está el escenario político y de gobierno de México al inicio de la tercera década del siglo XXI.