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En tanto, cientos de haitianos marcharon este sábado por las calles de Puerto Príncipe (capital) para exigir una respuesta más contundente del Gobierno ante el aumento de la violencia en el país.
Para enfrentar la extrema ola de violencia en distintas regiones del país, que ha provocado el desplazamiento de más de 6.000 personas y numerosas muertes, el primer ministro de Haití, Alix Didier Fils-Aimé, anunció la intensificación de las operaciones de seguridad en la zona de Bas-Delmas, considerado el bastión del líder de la coalición de bandas más poderosa, Jimmy Chérizie, conocido como Barbecue.
Desde su cuenta oficial en la plataforma X, Fils-Aimé informó sobre la detención de varios pandilleros en los últimos días, como resultado de las intervenciones de gran escala, en el área baja de Delmas, a cargo de un grupo de trabajo creado por su oficina y el el Consejo Presidencial de Transición (CPT).
El alto funcionario señaló que las operaciones de la denominada Task Force ha comenzado a dar frutos en menos de 48 horas.
Asimismo, la Policía Nacional de Haití (PNH) también ha reforzado su presencia en varias áreas metropolitanas de Puerto Príncipe, como Bel-Air, Fort National, Delmas y Croix-des-Bouquets, a fin de frenar las actividades delictivas. Esta semana, las pandillas han incendiado casas y han provocado asesinatos y desplazamientos de miles de ciudadanos, en medio de un ambiente de terror.
Si bien las autoridades reportan iniciativas para solucionar este fenómeno social, miles de haitianos marcharon este sábado por las calles de la capital para exigir una respuesta gubernamental más contundente ante el crecimiento de la violencia.
El partido opositor EDE, liderado por el ex primer ministro Claude Joseph, convocó a la manifestación, en busca de mejoras en la seguridad y la restauración del orden en el país.
Mientras las pandillas continúan desestabilizando Haití, un informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito destaca los complejos factores que alimentan la delincuencia y la migración forzada. Además de la inestabilidad política y el colapso económico, el reclutamiento masivo de niños por parte de pandillas y la trata de personas representan grandes desafíos.
De acuerdo con el documento, los grupos criminales tienen entre un 30 y un 50 por ciento de niños en sus filas. A cambio de actividades delictivas, reciben comida, dinero (hasta 200 dólares) o protección. En tanto, las redes sociales constituyen el canal de captación de los menores, víctimas de violencia física y psicológica. Telesur