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El Comité de Investigación ruso abrió un expediente penal por un presunto delito de terrorismo a raíz de los asesinatos de civiles que militares ucranianos perpetraron entre agosto y diciembre de 2024 en la localidad de Nikoláyevo-Dárino, en la región rusa de Kursk.
«Una víctima en este caso penal denunció la muerte de siete civiles en diferentes momentos, entre ellos su hermano, que sufrió una herida mortal en un ataque intencional con un dron», declaró la portavoz del comité, Svetlana Petrenko.
La misma persona sostiene que combatientes ucranianos asesinaron a un niño de siete años, enviando un dron a un sótano donde se escondía, y que varios vecinos de la localidad murieron quemados vivos en el interior de su vivienda, que fue blanco de un ataque.
Además, se registraron casos de asesinatos de civiles con armas de fuego.
Durante las pesquisas preliminares, el Comité de Investigación tratará de identificar y llevar ante la justicia a los presuntos implicados en estos crímenes.
El pasado 6 de agosto, las tropas ucranianas iniciaron una incursión armada en la región rusa de Kursk y ocuparon varias áreas, lo que provocó el desplazamiento de más de 100.000 civiles. Desde el 9 de agosto, la región vive una situación de emergencia de nivel federal.
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, prometió «una digna respuesta» a la provocación de Kiev, al que acusó de disparar indiscriminadamente contra instalaciones civiles, y reafirmó que Rusia logrará todos los objetivos de su operación militar especial de Ucrania.
El Ministerio de Defensa ruso estima que el Ejército ucraniano ha perdido más de 60.000 soldados durante los combates en Kursk. Sputnik