¿La Nueva Conformación de la SCJN Será Ad hoc a los Deseos del Presidente?

*Tras la Salida de Zaldívar Lelo de Larrea no Habrá Tersura en la Lucha por la Dirigencia

*Desde la Presidencia Buscarán que sea Alguien que se Sujete al Poder Ejecutivo

*Hombre o Mujer le Tocará el fin del actual Mandato Presidencial que se Presume Agitado

 

JESÚS MICHEL NARVÁEZ

 

Cuando faltan 75 días para su partida, el cabildeo entre los 11 está en su apogeo. El relevo de Arturo Zaldívar Lelo de Larrea de la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación no será terso.

Es probable que se presente una crisis que supere la de hace 8 años cuando Luis María Aguilar fue electo después de decenas de rondas. El empate con quien sería su sucesor requirió de más de cuatro horas de votaciones.

Zaldívar pasó del oscuro sótano en el que se encerró durante los primeros días de su gestión como líder del Poder Judicial de la Federación hasta convertirse en el “star”, gracias a la cercanía con el presidente Andrés Manuel López quien lo colocó en el inalcanzable nicho del poder al considerarlo el único capaz de llevar a cabo la reforma judicial que limpiara de corrupción y nepotismo el sistema de administración de justicia.

La presentación de la iniciativa que reformó sustancialmente la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación se hizo en el Senado del República en donde, con bombo y platillo, se aprobó vía Morena y sus aliados. Desde Palacio Nacional se impulsó. Desde la Corte se miró con reserva. Y entre magistrados y jueces, hubo inconformidad. La mayoría de los impartidores de justicia seguían a pie juntillas la costumbre: incorporar a familiares a los juzgados que encabezaban. Lo hacían porque no estaba prohibido. La corrupción era manifiesta. El influyentismo de abogados privados y en muchos de los casos de servidores públicos, como regla de parte del Consejero Jurídico de la Presidencia de la República, conducía a los jueces, magistrados e incluso a algunos ministros, a dictar sentencias favorables hacia los defendidos por los poderosos.

Utilizado como conejillo de laboratorio y a instancias presidenciales, el Congreso de la Unión aprobó una “ampliación de mandato” para el periodo que cumplía Zaldívar Lelo de Larrea. Se violó la Constitución en aras de poner en marcha el experimento que tenía como destino 2024. 

En abril de 2021, desde el púlpito presidencial, surgió el respaldo a la reforma.

“Urge una reforma al interior del Poder Judicial, si esta ley o ese ordenamiento lleva ese propósito, yo estoy de acuerdo. Es más, yo envié la iniciativa”, presumió el presidente López Obrador el 16 de abril del año pasado.

Convencido de que se llegaría al fondo para desterrar corrupción y nepotismo, señaló: “Si eso garantiza que va a hacer la reforma yo estoy de acuerdo”.

No hablaba del contenido de la reforma. Hablaba de la extensión del mandato para Zaldívar.

Durante una conferencia magistral presentada en la Universidad Iberoamericana, el presidente de la Corte alabó el contenido y la aprobación de la reforma judicial, que calificó de lo más importante en los últimos 30 años.

Dijo:

“El Poder Judicial tiene que impartir justicia a todos los asuntos que llegan, pero tiene que ser una justicia con perspectiva de género, una justicia que entienda de las discriminaciones estructurales a las mujeres, a los pueblos y comunidades indígenas, a las personas con discapacidad, a los grupos de la diversidad sexual, a las niñas y niños, etcétera. La defensoría pública es algo muy trascendente, pues no se podrá tener una justicia diferente mientras la gente más humilde no tenga una defensa de calidad; por lo que, “hemos cambiado la defensoría pública, para que tengamos más y mejores abogadas y abogados de oficio, defensores y defensoras públicas que defiendan a la gente más pobre”.

LA RAZÓN PARA

AMPLIAR LA GESTIÓN

La Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación establece que por su independencia como uno de los Tres Poderes de la Unión, corresponde a los 11 ministros elegir a quien presidirá el máximo tribunal constitucional y el Consejo de la Judicatura por cuatro años. Ni un minuto más, ni un minuto menos.

Conocida la reforma que ampliaba el periodo de Zaldívar, la atención se centró en si aceptaría o cumpliría con la Constitución.

Dos meses de discusiones. Los juristas, los constitucionalistas, la agrupación nacional de los magistrados, los jueces, cuestionaban la ampliación de la gestión y apelaron a la responsabilidad de ser ministro presidente del máximo tribunal constitucional del país. 

Ante la ola de críticas que amenazó en convertirse en tsunami, el 8 de junio el presidente López Obrador, irritado, espetó: 

“Si deja la presidencia el ministro Zaldívar, cualquier otro no podría llevar a cabo esta reforma, sencillamente, porque la mayoría de los ministros no están prensando en la justicia; piensan, si acaso, en el derecho”.

Una advertencia que lastimó a los otros 10 ministros y que provocó la reacción conjunta de los miembros del Poder Judicial de la Federación exigiendo la respuesta del ministro presidente.

Sin embargo, calló. Y mantuvo el silencio hasta agosto, cuando lo rompió durante una conferencia de prensa.

El presidente no se quedó callado. De inmediato lanzó la réplica.

“Bien, lo que él decida, él es libre y es un asunto que al final lo tienen que resolver los ministros. Yo doy mi opinión porque sí padecemos nosotros mucho de jueces que están al servicio de grupos de intereses creados, de los potentados”.

Durante los meses de la polémica, la coincidencia se fue haciendo mayor: “Están probando que se puede violar Constitución y el ministro presidente acepta la ampliación, se sentará el precedente para que en 2024 se apruebe una ampliación de mando del Presidente de la República”, era la opinión de los juristas, académicos, estudiosos del Poder Judicial, periodistas, diputados y senadores, de la oposición.

La contraparte, los deseosos de que toda iniciativa presidencial se debe aprobar y acatar, defendieron la decisión del Congreso de la Unión.

Sin confirmación oficial, pero como versión esparcida permanentemente, la renuncia de Julio Scherer Ibarra a la Consejería Jurídica de la Presidencia de la República, se atribuyó al fracaso que tuvo en su labor de cabildeo para que los 10 ministros apoyaran la medida y Zaldívar, cercano profesional y amistosamente con el ahora exfuncionario, quedara al frente de la Suprema Corte y el Consejo de la Judicatura hasta el 31 de diciembre de 2024.

LA COMPOSICIÓN

DE LA SUPREMA CORTE

Para la mayoría de los ciudadanos pasa de largo la composición de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y pocos imaginan que cuatro de sus integrantes permanecerán en sus cargos hasta entrado el 2030. 

La elección de los ministros del tribunal constitucional se hace por 15 años. Quizás ahora, algunos de los que rebasan la década, no alcancen a terminar por sus respectivas edades.

Los primeros en irse serán, el ministro Luis María Aguilar, quien probó las mieles de ser el líder del poder judicial de la federación. Y su sucesor, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. 

Y a diferencia de los antecesores, el presidente López Obrador habrá colocado a 5 de los 11 integrantes de la Corte en su mandato. Porque Aguilar concluye el 31 de diciembre de 2024. Quizá por cortesía, el Jefe del Ejecutivo ceda la posición a quien lo suceda, siempre y cuando sea de su partido.

Inició con Juan Luis González Alcántara Carrancá, quien llegó al inicio del gobierno actual en diciembre de 2018 y partirá en 2033.

Después propuso a la que fuera jefa del SAT, Ana Margarita Ríos Farjat, quien permanecerá en el cargo hasta 2034, al igual que Yasmín Esquivel Mossa. Ambas llegaron a la Corte en 2019.  Y la más reciente, Loretta Ortiz Ahlf, llegará hasta 2036.

Las cuatro juristas propuestas por López Obrador verán pasar por la Suprema Corte a 3 Presidentes de México.

De los 7 que se encontraban en la Corte antes de la actual administración, además de Zaldívar y Aguilar, quedan Jorge Mario Pardo Rebolledo, Norma Lucía Piña Hernández, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, Alberto Pérez Dayán y Javier Laynez Potisek.

¿QUIÉN EN LUGAR 

DE ZALDÍVAR?

Dentro de 75 días tendrá que darse el relevo de Arturo Zaldívar Lelo de Larrea.

La elección del nuevo presidente de la Corte y del Consejo de la Judicatura, no está decidida.

Sin embargo, hay dos personajes que se perfilan: Alfredo Gutiérrez Ortíz Mena, quien concluirá su gestión en 2027 y Yasmín Esquivel Mosa, con apenas 3 años de ministra.

Norma Lucía Piña no ha mostrado interés de presidir la Corte, por lo menos ahora. Le queda tiempo suficiente para buscar el cargo en 2026.

Los que no han enseñado sus cartas y podrían hacerlo a finales de este mes, son Jorge Mario Pardo Rebolledo, Alberto Pérez Dayán, Javier Laynez Potisek, quienes dejarán el palacio de la justicia en 2026, 2027 y 2030, respectivamente.

Si Pardo Rebolledo y Pérez Dayán contemplaron en alguna ocasión presidir la Corte, esta es la última oportunidad, porque quien asuma a partir del primero de enero de 2023, prevalecerá hasta 2027.

Laynez Potisek todavía, al igual que Piña Hernández, tiene una posibilidad en 2027.

Sin que esté decidida la sucesión, en la Corte se estima que Zaldívar no tendrá posibilidad de proponer o empujar a alguno de los otros 9 ministros -Aguilar, no lo olvide, se va en el 2024- y cuatro de ellos, sin revelar sus nombres, no lo consideran hombre de palabra. 

Al presidente de la República le gustaría tener como presidente (ta) del Tribunal Constitucional a uno (a) de sus propuestas a quienes, en su momento de irritación, declaró que olvidaron los principios y abandonaron la causa.

De tal suerte que estaría por dos mujeres: Ortiz Ahlf o Esquivel Mossa.

De los independientes, la balanza se inclinaría por Ortiz Mena y con solamente 6 votos, que los tienen por ser 7, la apuesta pretenden ganarla.

 

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