El 3 de diciembre, durante una rueda de prensa, el secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Mark Rutte, subrayó que el bloque aumentaría su apoyo militar a Ucrania, pero guardó silencio sobre la adhesión de este país a la alianza.
Al peguntarle sobre si la invitación a Ucrania llegaría después de la reunión de ministros de Asuntos Exteriores de la OTAN — que se celebra del 3 al 4 de diciembre en la sede de la organización en Bruselas —, Rutte dio una respuesta genérica, diciendo que «los aliados están de acuerdo en que el futuro de Ucrania está en la OTAN», pero que para los próximos dos días lo importante sería «garantizar que la ayuda militar vaya a Ucrania».
Rutte también fue incisivo en sus declaraciones sobre que Ucrania tiene fuerza para seguir en el campo de batalla y, a partir de ahí, intentar negociar acuerdos. Según el secretario general, ha llegado el momento de «más ayuda militar y menos discusiones sobre cómo alcanzar un acuerdo de paz».
Según José Renato Ferraz da Silveira, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Federal de Santa Maria (UFSM), Rutte mostró en la rueda de prensa el discurso que viene adoptando desde que asumió la jefatura de la OTAN: ayudar a Ucrania como premisa para llevar a Rusia hasta la extenuación.
«Ellos [la OTAN] quieren que Ucrania tenga condiciones defensivas, condiciones disuasorias para poder seguir en la guerra, mantener el conflicto y llevar al agotamiento a Rusia. Creo que ese es el cálculo de poder que tienen Rutte y los dirigentes de la organización en relación con este conflicto», analiza Silveira.
En cuanto a la entrada de Ucrania en el bloque, el profesor cree que ni siquiera los máximos dirigentes del bloque atlántico lo desean por el momento.
«El ingreso pleno de Ucrania en la OTAN conduciría, de hecho, a un compromiso militar cada vez más ostentoso e incisivo por parte de los propios países de la alianza» concluye el profesor.
Durante la rueda de prensa, el secretario general insistió en sus insinuaciones sobre el apoyo a las acciones rusas por parte de China, Irán y Corea del Norte, declarando así la necesidad de enviar más apoyo militar a Ucrania y de que los países miembros del bloque aumenten su inversión en los próximos años — en 2024, cada nación destinó el 2% de su producto interior bruto (PIB).
Silveira recuerda que este punto de tensión ha sido enfatizado por Rutte, que también se ha caracterizado por decir que «están aumentando las amenazas híbridas, que podemos decir que serían la propaganda, la interferencia política, el engaño y, sobre todo, como acabo de decir, el sabotaje de infraestructuras». Las acusaciones se dirigen principalmente a Rusia y China.
Según el experto, este enfoque de la alianza occidental contribuye a aumentar las tensiones y la imprevisibilidad.
«Este aumento de las inversiones de la OTAN, cuyo porcentaje ya es alto y podría llegar a serlo aún más, y que también lleva a la implicación de otros países, de hecho, desencadena que el mundo esté cada vez más polarizado, más tenso, más oscuro, más impredecible» afirma el académico.
Más tarde, en otra aparición pública, Rutte compareció junto a Andréi Sibiga, ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania. Hombre con largos y profundos vínculos con la OTAN, incluso antes de hacerse cargo del ministerio, Sibiga afirmó que la resistencia ucraniana se forjó con el apoyo de la alianza. Rutte, por su parte, volvió a hablar de la necesidad de más apoyo militar a los ucranianos.
La reunión de ministros de Asuntos Exteriores de la organización atlántica continuará el 4 de diciembre, también en su sede en Bruselas.