Por Edmundo Cázarez C
-Cuarta de cinco partes-
Foto Especial
El destacado cineasta Demetrio Bilbatúa, es más que un hombre detrás de la lente de su inseparable cámara. Es un gran amigo y un extraordinario ser humano, con un alto espíritu filantrópico, que supo aprender de sus errores, logrando asimilar que cada vez que caía al suelo, se levantaba con mayor coraje para hacer las cosas lo mejor posible, lo que lo condujo a convertirse en un sinónimo de la excelencia cinematográfica. A pulso y sin la necesidad de que nadie abogue por él, para que le otorguen reconocimientos y premios a su brillante trayectoria y legado cultural, ha puesto el nombre de México muy en alto en el mundo entero.
Mexicano por voluntad propia, como muestra del profundo amor y admiración por el país que lo cobijó desde niño, para él, México es un país de contrastes inimaginables que van desde los desiertos de Durango y Sonora, hasta las exuberantes selvas que existían en Chiapas y Tabasco, antes de la infernal llegada de la 4T, que ha destruido al país por completo. Cada vez que enfocaba la lente de su cámara en un paisaje, en su mente no había otro objetivo que las hermosas imágenes del paraíso llamado México, empeñado en que las imágenes que pudiera capturar, lograran transmitir ese orgullo y el amor por esta gran nación, con todas sus bondades naturales, arqueológicas, culturales y el calor humano que hay dentro de cada mexicano.
En esta cuarta parte de la interesante entrevista exclusiva que concedió a EL UNIVERSAL, hace remembranza que el histórico noticiero “Continental”, que se proyectaba en las pantallas de los cines, durante las décadas de los 60´s y 70´s, fue un parteaguas del periodismo cinematográfico en nuestro país.
Reitera que al capturar cada una de las imágenes con la lente de su cámara, descubrió que no solamente eran un reflejo de la realidad que estaba viviendo, sino una poderosa herramienta para contar historias, encaminadas a lograr despertar emociones y transformar la percepción del mundo. Se atreve señalar que, quizás, su inseparable cámara, para él, se transformó en el pincel de un Salvador Dalí, lo que le animaba en recopilar infinidad de paisajes, rostros y momentos trascendentales de la evolución de nuestro querido México.
Este miércoles 4 de diciembre, de un agonizante 2024, el Club de Periodistas de México, le entregará el Premio Nacional de Periodismo, como un merecido y justo reconocimiento a su brillante y prolífica trayectoria como cineasta, pero, a decir verdad, a Demetrio Bilbatúa no se le mide a base de reconocimientos ni homenajes, sino que su verdadero mérito radica en la magistral manera en que ha logrado plasmar, en sus miles y ovacionados documentales, enseñándonos a observar, con otros ojos, la maravilla y la riqueza del país que tenemos.
Al también Miembro Honorario de la Academia de Arte y Ciencias Cinematográficas, A.C., le consulté quiénes habían sido los grandes maestros que le enseñaron como podía alcanzar el éxito en la vida, con absoluta sencillez, humildad y con lágrimas en los ojos, respondió: “Con lágrimas en lo ojos y mi más sincero agradecimiento, te confieso que mi hermano Ángel y don Luis Spota, fueron los dos grandes maestros que he tenido en la vida”
A lo Mero Macho, conversar con el maestro Demetrio Bilbatúa, es impregnarse de mucha historia, de fabulosas anécdotas, pero, sobre todo, aprender muchísimo de esa enorme fuerza de voluntad y la confianza para salir adelante, no obstante, los múltiples obstáculos que la vida misma nos presenta.
-Querido maestro… ¿El lenguaje del cine es diferente al de la televisión?
-El lenguaje del cine tiene su propia razón de ser. Mira, si nos remontamos a las películas del extraordinario y único Charles Chaplin, con él, la cinematografía mundial definió su propia personalidad.
¡Obvio!!, si Charles Chaplin hubiera hablado en sus películas… ¡Se hubiera acabado su encanto!!
– ¡En efecto!!, Charles Chaplin fue un genio de la cinematografía mundial, pero, al mismo tiempo, era cuando se empezaba a vislumbrar la posibilidad de incorporar el sonido a las películas…
– ¿Charles Chaplin estaba en contra de la incorporación del sonido?
-Absolutamente, renegaba y renegaba tajantemente…
-Pues sí, el cine “mudo…” ¡Era su mina de oro!!
-El cine mudo, para Chaplin, lo era todo.
-Y mientras tanto, en México… ¿Qué demonios hacia el joven Demetrio Bilbatúa?
-Mi vida de adolescente en la Ciudad de México, estaba llena de recuerdos y hasta se había transformado en un alucinante caleidoscopio, es decir, veía gente que salía a “borbotones” por todas partes, así como múltiples escenarios enmarcados en una escala de tonos que iban desde los azules más tenues, hasta los rojos más brillantes…
– ¿Ese México que se nos fue?
-Sí, la verdad es que sí. Además, hasta me resulta un tanto irónico que, hoy, no podamos contemplarla con esa majestuosidad que tenía, a través de las viejas películas en blanco y negro…
– ¿Quiere decir que las películas a color, no tienen ese mismo encanto?
– ¡Uff!!, con usted no se puede. A lo que me refiero, es que esas imágenes de la gran Ciudad de México a todo color, parecen colarse discretamente y hasta revelarse en el contraste de los grises.
-A lo Mero Macho, yo, todavía no había nacido, es más, ni tan siquiera, era un vago proyecto de esperma de mi padre…
-Ja, ja, ja. Bueno, déjame contarte… ¡Ya te voy hablar de “tú a tú”!! ¿Te parece?
-… ¡Venga!!, por mí, no hay ningún problema…
-En ese México que no conociste, porque a tu cigüeña no se le pegó la gana…
– ¿Yo qué culpa tengo?… En mi casa, fuimos 16 hijos y mi padre estaba muy ocupado haciendo chamacos…
-Tu padre… ¡fue un tipazo!!
-Muchas gracias, pero mejor sígame contando cómo es que logró “domar” a la creciente Ciudad de México…
– ¡Ya cantó el gallo!! Vivíamos en medio de un conglomerado de calles, de plazas, de avenidas, vecindades y edificios cada vez eran más anchos, altos y largos, pero totalmente ajenos…
– ¿Estaba perdido en un laberinto citadino?
– ¡Eso mero!! Un laberinto que, sin embargo, aprendí a recorrerlo hasta con los ojos cerrados. Más que haber crecido dentro de la cada día creciente ciudad, puede decirse que hasta crecí con ella, porque se iba transformando de mil maneras, haciéndose adulta al mismo tiempo en que yo me le adelantaba…
– “Caminante, no hay camino… camino se hace al andar”, decía Joan Manuel Serrat…
-Un buen día, me sorprendí a mí mismo…
– ¿Y eso?
-Estaba en plena adolescencia, llevando y trayendo, en bicicleta, medicinas entre la colonia Cuauhtémoc, ir a las grandes y tradicionales farmacias del centro… ¡Era mi primer trabajo!! Me acuerdo que ni siquiera había terminado la prepa, pero me las arreglaba para hacer ambas cosas de manera simultánea. Al salir de la prepa, me montaba en la bici, equipado con una caja de cartón amarrada en la parte trasera, para entregar los pedidos que llegaban al laboratorio de don Elías Arias, otro gallego que había llegado a México con el exilio, con quien me había recomendado la entrañable familia Comesaña, la misma que me ayudó a ingresar a la escuela.
– ¿Qué sentía ir a toda velocidad, trepado en su bici, por las avenidas de la Ciudad de México?
-No se me olvida la sensación del aire golpeándome en el rostro, mientras mi ágil vehículo, serpenteaba, a toda velocidad, entre los coches y tranvías. Hasta me sentía un adulto y totalmente libre.
– ¿Y qué pasó con sus sueños de camarógrafo?
-Esto, sucedió poco antes que ingresáramos a Telesistema Mexicano, la verdad, me das la impresión de estar frente a mi sicólogo, para sacarme tantos y tantos recuerdos…
– ¿Otra vez con lo mismo?
– ¡Es que estoy mucho muy emocionado poder contarte tantas y tantas cosas, para este gran periódico EL UNIVERSAL… A lo Mero Macho…
-Ja, ja, ja, ahora resulta… ¡le vamos a cobrar derechos de autor, eh!!
-Es que me había convertido casi, casi, en súper héroe. Era mucho mejor que los carteros de aquella época, es decir, me detenía en una esquina, me arremangaba los pantalones y me ponía a caminar con las piernas sumergidas en el agua fría y pantanosa, de aquellos “señores aguaceros” que el Dios Tláloc se ensañaba con este nuevo habitante del suelo azteca.
-Ya no le dé más vueltas, vamos a lo suyo, sus inicios como camarógrafo…
-A mi hermano Ángel, le llega la oportunidad de trabajar como camarógrafo, gracias al buen desempeño que había tenido como empleado de la tienda Ansco, pero, también, creo que influyó muchísimo su carisma natural y la audacia que tenía, logrando establecer una relación amistosa muy estrecha con el periodista más importante de ese entonces, Carlos Denegri, quien era el consentido del periódico Excélsior…
– ¿En dónde lo conoció?
-Ahí, en la tienda Ansco. Resulta que Carlos Denegri no sabía manejar la cámara Bolex Pallard y le pregunta a mi hermano que, si él sabía, a lo que Ángel le dijo que sí…
– ¿Y Ángel… sí sabía?
– ¡Para nada!!, creo que fue un acto un tanto irresponsable de su parte, pero, también, debo reconocer que fue muy astuto. Ángel, jamás había filmado, su conocimiento sobre las cámaras era teórico y por lo que veía en la tienda Ansco…
-Yo no le llamaría irresponsable, ni cosa de suerte, sino que estuvo en el momento adecuado y con la persona adecuada…
-Carlos Denegri era un excelente periodista…
– ¿Y lo que se habla de él, en el aspecto personal…?
-Eso, es otro rollo. A tan solo 48 horas después de haber conocido a Carlos Denegri, mi hermano ya estaba viajando con él, rumbo a la isla de Chipre para filmar la primera entrevista exclusiva que concedía el arzobispo Makarios, para un medio de comunicación latinoamericano, tras haber sido elevado a la posición principal de la Iglesia Ortodoxa.
-No cabe duda, que después de la tormenta, viene la calma y les brillaba el sol…
-Durante una escala de doce horas que tuvieron en Nueva York, mi hermano Ángel ya instalado como el flamante camarógrafo exclusivo del periodista mexicano, se dio a la tarea de “devorar”, en su cuarto de hotel, todos los libros de cine que había podido llevarse para estudiar y practicar los movimientos de la cámara, estaba dedicado en hacer las mejores tomas, mientras tanto, Carlos Denegri se preparaba para la gran entrevista.
-Reza el dicho … cuando Dios da a manos llenos, hasta el cielo pone los costales…
– ¡Sin lugar a dudas!! Carlos Denegri y mi hermano, permanecían en una larga espera en el aeropuerto internacional La Guardia de Nueva York, y que se encuentran a una gran personalidad que le encantaba hacer escandalosas declaraciones…
– ¿Quién era?
-Ni más ni menos, que el prestigiado pintor Salvador Dalí, así es que, mi hermano graba esa histórica entrevista. De ahí para adelante, mi hermano comienza adquirir notoriedad como camarógrafo y al lado de un prestigiado periodista.
-…Y mientras tanto, ¿qué pasa con usted?
-Ya estábamos por los años 50`s. Creo que tenia como 19 años de edad. Don Eulalio Ferrer me dice: “Tu hermano ya se está dedicando al largometraje, y yo, quiero hacer un programa en la televisión y le puse el nombre de “Metrópolis”, su conductor, es también, un destacado periodista y escritor, Luis Spota.
-El periodismo los necesitaba a gritos…
-Los contactos periodísticos que logró establecer Ángel, mi hermano, estando muy cerca de Carlos Denegri, sin lugar a dudas, fue lo que nos permitió aproximarnos al medio televisivo que empezaba a desarrollarse en México. Fue así, poco después, se incorpora al programa Ruleta Social, una revista televisiva de eventos sociales de la “alta alcurnia” y que coordinaba Margarita Ponce, una extraordinaria reportera de Excélsior.
– ¿Empezaban a escalar la montaña que los llevaría a la cima del éxito?
– ¡Indiscutiblemente!! Poco tiempo después, me concentro, de plano, como su asistente de camarógrafo. Por cierto, no pasó mucho tiempo en que Gustavo Rivera, otro destacado periodista, quien tenia a su cargo la sección deportiva de ese programa, me jala como el camarógrafo de su sección.
– ¿Y qué pasó, ya anhelaban ser grandes cineastas?
-Ángel y yo no éramos precisamente los “grandes cineastas” del momento, como me lo preguntas, pero debo reconocer que fuimos ganando un poco de prestigio y hasta adueñándonos a fondo de este maravilloso oficio, logrando dominar completamente el manejo de la cámara de 16 mm, así como el secreto del revelado.
– ¿Y qué pasó con el señor Eulalio Ferrer?
-Me pide que lo acompañara a comer junto con Luis Spota…
– ¿Cómo era el trato con Luis Spota?
-En lo personal, me cayó muy bien… Luis Spota era enemigo acérrimo de Carlos Denegri, ambos, no se trabajaban ni con agua bendita
– ¿De qué hablaba con él?
-Que le apasionaba muchísimo todo lo que tenia que ver con el inframundo. Era una buena persona, por cierto, con su asistente personal Adolfo Torres, pude establecer una perfecta coordinación.
– ¿Qué había de malo en Luis Spota?
-Lo único que tenía Luis Spota de malo, es que era… ¡tacañísimo!!, al grado que no le gustaba utilizar su coche, así, es que no me quedaba de otra que yo lo llevara para todas partes.
-Luis Spota fue un destacado escritor…
-La verdad es que sí. Me gustaba mucho su estilo en “Casi el paraíso”, gracias a esas enseñanzas, fue parte del cine que yo pude realizar.
-A lo Mero Macho, ¿cómo fue el cine que hizo Demetrio Bilbatúa?
-Un cine que revolucionó todo. Con esto, quiero decirte que fue la época en que comencé con los noticieros cinematográficos con Agustín Barrios Gómez…
– ¿Qué tenia de especial el famosísimo Noticiero Continental que se proyectaba en los intermedios de los cines?
-Un día, le digo a Barrios Gómez: “Agustín, el Noticiero Continental es un medio totalmente obsoleto…”
– ¡Sopas!!… ¿No se paró de “pestañas”?
-En efecto, su rostro se tornó adusto y me responde “Estás mal, Demetrio… ¿Acaso no te has percatado que damos noticias de interés para todo el país?”
– ¿Y qué le respondió?
-Le hice ver que cuando la película del noticiero llegaba a los cines de Sonora, Chihuahua, Chiapas o Yucatán…. ¡ya habían pasado dos meses y esas noticias ya eran historia!! Y todavía, le dije algo más: “Mira Agustín, llegando la televisión, los noticieros de los cines van a desaparecer de inmediato… ¡Uff!!, se puso mucho muy molesto conmigo.
-El Noticiero Continental que se proyectaba en los cines, recuerdo que en los años 60´s y 70´s, lo veía en el cine de mi pueblo….
– ¡En efecto!!, no desapareció de inmediato, tal y como se lo había adelantado a Barrios Gómez, pero sí, a finales de los 70`s ya no era rentable, mucho menos, representaba una atracción para el público. La televisión estaba en todo su apogeo con el noticiero 24 HORAS de Jacobo Zabludovsky
-Aun así, ¿El Noticiero Continental era un “plus” para el público, junto con los “cortos” de próximos estrenos?
– ¡Eso es!! A la gente le gustaba mucho. Lo que le insistía a Barrios Gómez, era la inmediatez y actualidad del noticiero. Por ejemplo, se hablaba de la inauguración de la presa de El Infiernillo en Michoacán, teníamos que traer hasta la Ciudad de México el material y revelar la película de la inauguración, todo era en blanco y negro, luego, hacer las copias y distribuirlas en los cines, para eso, ya había transcurrido poco más de un mes…
– ¿Se hacían copias para todos los cines del país?
– ¡No hombre!!, esas copias solamente eran para los cines de la Ciudad de México, un paquete de 15 copias. De tal manera que cuando concluía su exhibición, se determinaba enviarlas a los cines de provincia y con con un retraso de hasta de 5 meses… ¡ya era historia!! Y le ponía de ejemplo, que había realizado un viaje a Tijuana y se me ocurrió ir a un cine… ¡vaya sorpresa que me había llevado, estaba viendo el noticiero Continental con un retraso de 8 meses!!…
– ¿Usted que sentía por dentro, ver su trabajo en la pantalla de ese cine?
– ¡Mucha vergüenza!!, más que sentirme satisfecho por mi esfuerzo, me sentí muy apenado y avergonzado que, a la gente, le estuviéramos enviando cosas completamente obsoletas, y quizás, hasta les producía un poco de enfado ver cosas desfasadas de tiempo.
– ¿Cuál era el secreto que guardaban los documentales que hacía Demetrio Bilbatúa para el Noticiero Continental?
-Una y otra vez, le insistía a Barrios Gómez que la memoria fílmica actualizada, era lo que debería proyectar Barrios Gómez en los cines…
– ¿Cuál era el justificante que le daba Barrios Gómez?
-Me decía que, yo, era quien debería convencer a Hernández Bravo, porque el documental era mucho más laborioso y se llevaba más tiempo cinematográfico. Fue una labor titánica grabar la construcción de El Infiernillo, desde el levantamiento de la cortina de la presa, la cual, tardó más de cuatro años, hasta el funcionamiento de la casa de máquinas.
– ¿Qué pensaba de todo esto su hermano Ángel?
-Mi hermano ya estaba en otra frecuencia, es decir, él, ya se inclinado más por el cine de 35 mm, le gustaba muchísimo más, argumentando que la llegada de la televisión era un asunto “secundario” ¡Y posiblemente tenia algo de razón!!, es decir, pensaba que era más trascendente hacer cine que noticieros de televisión…
– ¿Qué determinación tomo usted?
-Me quedé a cargo de toda el área fílmica de los noticieros de televisión. Por cierto, también hice un programa ciento por ciento cultural que se llamó “Temas de la Tabacalera”, que conducía don Pedro Ferríz Santacruz, y lo escribía el destacado pensador e intelectual Dr. Jaime Roig. Recuerdo que lo patrocinaba el también doctor José María Basagoitia, ese programa se transmitía en el Canal 2 de Telesistema Mexicano.
-Se me quedaba una pregunta en la mente… ¿Cuál fue la clave del éxito del programa “Metrópolis” de Luis Spota?
-Spota tenía una cierta preferencia por abordar temas “escabrosos”, cargados de cierta sordidez. Reportajes de fondo que calaban fuertemente a la opinión pública, como lo fue, ingresar a los separos de la célebre prisión de Lecumberri, conocido como el temible “Palacio Negro”.
– ¿Qué significaba para usted, estar trabajando al lado de Luis Spota?
-Totalmente formativa en mi vida, conste que no te estoy hablando en el aspecto profesional como cineasta, sino que hasta me enseñó a madurar como persona.
– ¿Qué edad tenía usted?
-Acababa de cumplir 20 años. Jamás olvidaré esa riquísima experiencia. Me acuerdo que hacíamos entre uno y dos reportajes por semana, con un lenguaje totalmente diferente al que se utilizaba en “la crónica social” de Carlos Denegri.
– ¿Qué le aprendió a Luis Spota en el ámbito periodístico televisivo?
-Con Luis Spota, aprendí lo que es llevar a cabo ese ejemplar quehacer periodístico, con un sentido social y humanitario. Mucho de lo que pude aprender con el maestro Spota, tiempo después, me sirvió enormemente para llevar a cabo cada uno de mis documentales. Lo confieso y lo digo con sobrado orgullo, estar con Luis Spota fue mi primer contacto con el periodismo cinematográfico…
– ¿Su hermano Ángel y Luis Spota, sus dos grandes maestros?
-Intempestivamente, los ojos del gran cineasta, se llenan de lágrimas y su voz se le quiebra, con cierto esfuerzo para hablar me dice: “Mi querido Edmundo, me estás haciendo revivir esa bella época de mi vida, de verdad, te lo agradezco enormemente. Ahora entiendo a la perfección, por qué, María Félix decidió que fueras tú, a quien le concediera la última entrevista que dio en vida… Con lágrimas en lo ojos y mi agradecimiento, te digo que sí, mi hermano Ángel y Luis Spota, fueron los dos grandes maestros que he tenido en la vida”
-Para concluir la etapa de Luis Spota ¿Qué era lo que más le admiraba usted?
-Era un ser totalmente multifacético. Tenía la misma capacidad para reportear que para ponerse a escribir novelas y hasta guiones para programas de televisión y libretos de películas. Era un hombre con una fantástica capacidad retentiva, es decir, estaba al día de todo lo que ocurría en la política nacional. Era digno de admirar lo que hacía, no tenía cansancio, hasta el día de su muerte, se desempeñó como líder de la Comisión de Box del Distrito Federal. Me preguntas ¿Qué es lo que más le admiraba? Luis Spota fue quien mejor describió la parte oscura de la sociedad mexicana de aquella época.
-Aunque, usted también se convirtió en director de cámaras en Telesistema mexicano…
-En efecto, don Eulalio Ferrer me brindó esa posibilidad porque le gustaba mucho lo que hacía con Luis Spota. Ferrer quería que todo fuera impecable. Era mi fascinación dirigir cámaras en los estudios de Televicentro de avenida Chapultepec
– ¿Qué sucede hoy en día, que a nadie le importan esos testimonios que atesoran los documentales del maestro Demetrio Bilbatúa?
-Muchas gracias por el cumplido, lo que te quiero decir, es que, hoy, como bien lo dices, nuestros jóvenes, con sus celulares en mano, es un mundo completamente distinto, se la viven en la inmediatez de las cosas…
– ¿Qué opina de los “drones” que se utilizan para tomas aéreas?
-El “dron”, es una maravilla, que, si hubieran existido en mis épocas de levantar mis documentales, de rodillas, le hubiera dado gracias a Dios, por la maravilla que me hubiera representado para enriquecer mis documentales…
– ¿Cómo lograba esas extraordinarias tomas aéreas en sus documentales?
-Me jugaba la vida a bordo de los helicópteros, para esto, ya te estoy hablando entre los años 70´s y 80´s. Me tocó viajar mucho en helicóptero, junto con mi asistente de producción Roberto Greco y con Quico Villanueva…
– ¿Cómo le hizo para incorporar extraordinarios camarógrafos a su equipo de producción?
-Los fui enseñando poco a poco, como Abraham Mejía y Ignacio Cuéllar, entre otros más, así como un fantástico editor que logré encontrar, un verdadero artesano, como el extraordinario artesano que tuve el honor de conocer en Pátzcuaro, Michoacán, tu señor padre don Jesús Cázarez Solorio, bueno. A este gran editor, es a quien le reitero mi admiración, afecto y respeto.
– ¿Cómo se llama ese editor?
-No te lo digo… ¡porque me lo roban!!
– ¿Cuánto trabajo le ha costado poder adaptarse a la modernidad tecnológica?
¡Vaya pregunta!! Aunque me adelante en el tiempo de esta magnífica conversación entre dos grandes amigos, porque, para mí, no ha sido una simple entrevista… ¿Te parece que, esto, te lo cuente en la quinta y última parte de la entrevista?, Con un profundo y sincero agradecimiento para EL UNIVERSAL por este espacio.
-Continuará-