En virtud de la nueva norma presupuestaria del Reino Unido, el pago del gasto corriente a partir de los impuestos debería cubrirse con un margen de maniobra de 12.800 millones de dólares. Sin embargo, el aumento de los costos de endeudamiento y el débil crecimiento económico del país amenazan con anular esta cuota, escribe el medio ‘Bloomberg’.
La nueva ministra de Finanzas del Reino Unido, Rachel Reeves, se ha fijado el objetivo de lograr un superávit presupuestario para 2029-2030, y un paso en esa dirección ha sido la promesa de dar más certidumbre y estabilidad a las empresas y los hogares, fomentando con ello las inversiones.
Con los planes para reducir el déficit, que el actual Gobierno laborista aseguró haber heredado del anterior Gobierno conservador, Reeves fijó un margen de maniobra de 12.800 millones de dólares, previsto en el marco de stability rule («regla de estabilidad»).
El margen de maniobra es una cantidad de dinero que un Gobierno puede utilizar para incrementar el gasto o reducir los impuestos sin incumplir sus normas fiscales.
Sin embargo, el mercado reaccionó al presupuesto develado el 30 de octubre con una reorientación de las inversiones, lo que provocó una subida de los rendimientos de la deuda pública y parece haber anulado cualquier ventaja que Reeves tuviera respecto a su norma de estabilidad, destaca el medio.
Resultó que los costos de endeudamiento eran 0,3 puntos porcentuales más elevados de lo que la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR, por sus siglas en inglés) había previsto cuando elaboró el presupuesto, algo que, según el organismo citado, llevaría a la anulación de todo el margen fiscal.
Con ello, prosigue el portal, la ministra se ha colocado «en la poco envidiable posición» de tener que incumplir sus propias normas presupuestarias. El medio cita al economista jefe de Oxford Economics, Andrew Goodwin, quien acusó a Reeves de «aventurarse», dejándose menos opciones de política fiscal que casi todos los cancilleres desde 2010.
Además de todo esto, otra amenaza es una rebaja de la calificación del crecimiento de la economía, subraya la agencia. Así, a principios de noviembre, Goldman Sachs recortó la previsión de crecimiento de la economía británica para 2025 del 1,6% al 1,4%, tras la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales en EEUU, alegando el riesgo de que se reanude la guerra comercial si cumple sus promesas electorales de imponer aranceles a las importaciones.
Ante estas circunstancias, sugiere el medio, Reeves podría verse obligada a incumplir sus normativas presupuestarias «respondiendo con subidas de impuestos o recortes de gastos». Sputnik