Ante supuestas amenazas, Bruselas plantea impulsar medidas de defensa, extender la colaboración civil-militar, aumentar el presupuesto europeo de seguridad y recuperar el servicio militar obligatorio. Se promueve la autosuficiencia de los hogares durante 72 horas. ¿Se aprovecha la OTAN de la «cultura de la pasividad» en la UE tras la pandemia?
La Comisión Europea publicó el 30 de octubre un informe donde, a modo de guía, se contienen propuestas y exigencias para que la ciudadanía europea se prepare convenientemente de cara a futuras catástrofes, ya sean climáticas o enfrentamientos armados.
Ante una actualidad marcada por las catastróficas inundaciones en España y la campaña electoral en EEUU, la noticia pasó casi desapercibida, pero el contenido del documento era muy relevante. En él, Bruselas propone limar la dependencia de la UE respecto a EEUU en el ámbito de la seguridad y la defensa, si bien se subraya la necesidad de incrementar y seguir desarrollando la colaboración con la OTAN.
Bajo el título Juntos más seguros: reforzando la preparación civil y militar de Europa, el informe está firmado por el expresidente finlandés Sauli Niinisto, quien recibió en marzo el encargo de Ursula von der Leyen para su elaboración. La Comisión Europea (CE) buscaba perfilar iniciativas para lograr una mayor capacidad defensiva y securitaria de la UE al margen de EEUU y así ir reduciendo su dependencia de Washington para tales cometidos.
El resultado es una especie de guía que ofrece, pero también pide, pautas que habrán de guiar a la Unión Europea en años venideros. En su escrito, una especie de informe Draghi de la defensa, Niinisto habla de la necesidad de integrar las agencias de inteligencia de los países miembros y aboga por una colaboración civil y militar en el campo de la defensa. Por ejemplo, involucrar a los civiles incluso en tareas de ciberespionaje (en la UE hacen falta un millón de expertos en ciberseguridad, según él) y reintroducir en los países algún tipo de servicio militar obligatorio.
También se apuesta por mentalizar a la ciudadanía para ser autosuficiente en las primeras 72 horas en caso de crisis y se expone la necesidad de «capacitar a los ciudadanos como columna vertebral de la resiliencia y preparación de la sociedad». La idea latente es el propósito de militarización de las conciencias y de las sociedades europeas ante los «peores escenarios», como catástrofes climáticas y una supuesta amenaza euroasiática de diversa índole, incluido el enfrentamiento armado.
«En el horizonte podemos ver no solo los efectos omnipresentes del cambio climático y las campañas híbridas cada vez más descaradas (incluidos los elevados riesgos de grandes ciberataques y actos de sabotaje), sino también el aumento de la amenaza de agresión armada contra un Estado miembro de la UE directamente», escriben Niinisto y sus colaboradores.
El informe da continuación a otro documento publicado por la CE en 2022 (Una brújula estratégica para la seguridad y defensa), donde se marcaba el objetivo de mejorar la defensa colectiva europea y el establecimiento de objetivos comunes en la política de seguridad y defensa, tras desechar el «poder blando» y la capacidad diplomática de las relaciones comerciales fuertes. Por ejemplo, mediante la creación de una fuerza de intervención rápida de 5.000 efectivos y el reforzamiento de la cooperación con la OTAN.
El ánimo belicista euroatlántico
El informe resalta la conveniencia de que la ciudadanía europea desarrolle «resiliencia psicológica». La clave para lograr el «éxito» en la preparación de la seguridad europea es la «participación activa de los ciudadanos» a través de medios «voluntarios y obligatorios». Es un trabajo de mentalización que debe ejecutarse «sin fomentar la ansiedad». Uno de los resultados debería ser, según el informe, la autosuficiencia de los hogares en situaciones de crisis.
«La UE debe esforzarse por seguir aumentando la preparación de los hogares para garantizar que cada ciudadano de la UE esté equipado para valerse por sí mismo durante un mínimo de 72 horas en caso de que el suministro normal de servicios básicos se vea interrumpido en una crisis», recomienda el informe.
Se persigue que la Europa comunitaria y su ciudadanía perciban de forma común las supuestas amenazas gracias a una cultura de la seguridad estratégica común. «Tenemos que cambiar nuestra mentalidad. La preparación debe formar parte de la lógica subyacente de todas nuestras acciones y abordar todo el espectro de amenazas y riesgos», declaró Ursula von der Leyen durante la presentación del informe.
Para el politólogo Manuel Monereo, el informe de Niinisto simplemente «concreta un clima previamente trabajado» que venía siendo anunciado de forma reiterada mediante las declaraciones del secretario general de la OTAN y los jefes militares de esta organización. El documento certifica que la UE arrincona la diplomacia como componente fundamental de su política exterior, ligada ya casi en exclusiva a la acción de la alianza atlántica.
«El documento es otra prueba más de que la UE es claramente el brazo político de la OTAN, al menos desde que empezó el conflicto en Ucrania. Todo lo que se está haciendo es preparar a Europa para la guerra. Generar condiciones para la guerra y trabajar en un contexto de guerra», explica Monereo a Sputnik.
Coautor del ensayo ¿Hacia la tercera guerra mundial?, donde junto a especialistas latinoamericanos como Emir Sader o Atilio Borón analiza la creación de riesgos para una conflagración mundial, Monereo estima que el informe de la UE refleja el cálculo de la OTAN para sostener un enfrentamiento con Rusia a medio plazo.
«Cuando la OTAN dice que se va a preparar para un conflicto contra Rusia entre 2027 y 2030, eso significa que la guerra es defensiva, de preparación ante un ataque ruso. Evidentemente, ese ataque no se va a producir. Pero la presencia cada vez más fuerte de tropas de la OTAN en las fronteras orientales de la UE podría ser percibida por Rusia como un ataque preventivo», advierte.
Cooperación civil-militar
En su afán de desligar la dependencia de su seguridad de EEUU, la UE está decidida a involucrar a los civiles en tareas militares. La idea es capacitarse «mutuamente» incluso ante las «contingencias militares más graves». En aras de esta cooperación, «los militares también contribuyen a la respuesta civil a las catástrofes», se recuerda en el informe.
Tal cuestión es de actualidad en España, dadas las protestas de la población ante la tardanza de la implicación de su ejército en las tareas de limpieza y rescate en las zonas de la región de Valencia devastadas por graves inundaciones. La ayuda tardó días en ser plenamente operativa y en contar con suficientes efectivos y maquinaria pesada.
La situación acumula «rabia contenida» e incluso puede amparar algún tinte insurreccional. Pero, a juicio de Monereo, no es probable que la opinión pública española se cuestione la idoneidad de tener tropas desplazadas en Europa oriental y el Báltico mientras sus efectivos en España no podían ayudar a la población a tiempo.
«Se va a reclamar un poder más fuerte, tal vez dando más protagonismo al rey. Creo que avanzamos hacia un tipo de democracia militante, la restricción estructural de las libertades públicas en torno a una limitación del pluralismo interno. Y ahí es donde juega un papel el enemigo ruso, según la línea que describe el informe Niinisto», explica.
La previsible llegada de un Gobierno de la derecha en España insistirá en esa «militarización de la sociedad y la opinión pública» de discurso antirruso y antichino, predice Monereo.
Cabe preguntarse por la actitud que puede desarrollar la ciudadanía europea ante el escenario al que pretende conducirla la Comisión Europea. En su opinión, tras la pandemia de COVID-19, el pueblo se halla inmerso en una «cultura de la pasividad», donde obedece sin rechistar ante decisiones drásticas.
«Tampoco hay un sujeto político» para plantear siquiera una enmienda parcial a la OTAN en España, recuerda este politólogo, en alusión a la posición «ambigua» y el «pacifismo abstracto» que define actualmente al espacio político a la izquierda del Partido Socialista.
«Y en este contexto aparece con mucha fuerza Gaza. Porque los acontecimientos en Gaza están normalizando la matanza y la guerra. No nos estamos dando cuenta de que no es solo la historia de un genocidio; Gaza es la normalización de la masacre. Y cuando la gente se acostumbra a ver por TV una cosa así, impotente y con resignación, las cosas se aceleran», concluye Monereo. Sputnik