Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Mientras se “hacen bolas” en el senado y la presidencia de la República, el ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena adelanta su salida y renuncia al cargo. Lo hace con clase. Con conocimiento de causa. Con honorabilidad.
De acuerdo con la enviada al presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República, el togado tomó la decisión con serenidad.
“Renuncio, no como quien abandona una tarea inconclusa, sino como quien entiende que los cargos públicos son préstamos temporales, conferidos para ser desempeñados con decoro mientras dure el encargo. El único lujo que me permito al dejar este puesto es hacerlo con la serenidad de haber sido fiel a los principios constitucionales que guían esta labor. Al final, el verdadero triunfo no es aferrarse al cargo, sino saber cuándo dejarlo con gracia, consciente de que nadie es indispensable, solo libre”, señaló”.
Es el primero de los 11 ministros -4 mujeres- en hacer público su deseo de no participar en la elección aprovechando el “pase automático”, que sí aplicarán Lenia Batres y Yesenia Esquivel, cómo no, y precisa que su dimisión no obedece a estar de acuerdo tácitamente con la reforma judicial.
La Constitución establece que los ministros solamente pueden renunciar por causa grave, algo que no explica Gutiérrez Ortiz Mena, pero se entiende que no seguirá hasta finales de septiembre del próximo año como lo anuncio el nada querido Gerardo Fernández Noroña, a quien le fue dirigida la misiva.
Habrá que esperar si el Pleno del Senado acepta la dimisión sin la justificación de “causa grave” y entonces hay que recordar lo que hizo Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, cuando dejó de ser ´ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
El entonces jefe del Ejecutivo federal aceptó la dimisión y, por supuesto, el también entonces coordinador del grupo parlamentario de Morena, Ricardo Monreal, negoció con las oposiciones para que Zaldívar abandonara el cargo sin justificación alguna.
Sin embargo, conociendo cómo actúan los morenistas, los pelícanos y los rojinegros, es probable que decidan no aceptar la dimisión y tratar de obligar al ministro a cumplir a cabalidad con su cargo hasta septiembre del próximo año.
Anteayer, el ministro Juan Luis Alcántara Carrancá hizo público el proyecto en el cual se encuadra la realidad de la reforma judicial y el proceso legislativo, por lo que propone al Pleno actuar con apego a la Constitución, lo que representaría un revés inesperado por los morenistas que han proclamado la victoria y, la mismísima presidenta de la República, ha afirmado que no hay amparo que valga para frenar la reforma.
Al mismo tiempo, se dio a conocer que 7 u 8 ministros renunciarían a sus cargos con el fin de conservar sus derechos y pensiones. Queda claro que se quedarían Esquivel, Batres, Ortiz y ¿quién no sería la cuarta?, con lo que la presidenta Sheinbaum se vería obligada a presentar siete ternas para sustituir a los que sí, en realidad, se van.
Ello no implicaría ningún problema para el Senado de la República y en caso de no alcanzar la mayoría calificada para elección de los 7 u 8 ministros, la presidenta está facultada para nombrar directamente después del segundo rechazo.
Por lo pronto, Gutiérrez Ortiz Mena presentó su renuncia y demostró con su texto que es una persona cabal y educada. Algo de lo que no podría presumir la “ministra del pueblo”.
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