Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Con independencia de que la llamada haya sido para felicitarla por ser la primera mujer en asumir la Presidencia de la República, seguramente Claudia Sheinbaum -que sí habla y entiende inglés- abordó con Joe Biden temas delicados que, por su trascendencia, no los dio a conocer. Resumió el diálogo a tres palabras: económica, cultural y comercial.
Ella fue la primera en difundir el encuentro telefónico a través de su cuenta de X en la que posteó: que el día de hoy recibí una llamada del presidente de Estados Unidos, Joseph Biden, en la que abordamos la cooperación bilateral en materia económica, cultural y comercial.
Casi simultáneamente, la Casa Blanca daba a conocer que el presidente Biden expresó que “espera continuar la fuerte y colaborativa alianza que avanzará la prosperidad y seguridad en ambos países”.
“México y Estados Unidos son socios fuertes y vecinos cercanos, y compartimos profundos lazos políticos, económicos y culturales. Estados Unidos está comprometido a continuar trabajando con México para lograr el futuro democrático, próspero y seguro que los pueblos de nuestros dos países merecen”, añadió el presidente en su comunicado.
Ojo en la penúltima línea.
EL futuro democrático de México está en veremos. Y no es responsabilidad de la presidenta. Es de su antecesor. Imposible soslayar que intentar destruir el Poder Judicial rompe el equilibrio de poderes y sin el contrapeso de órganos independientes no hay democracia.
Los acólitos de la cuatroté, aunque haya otros del PT y del PVEM sus adláteres, parecen desconocer que México no será el primer país en donde se eligen jueces y magistrados. Bolivia fue el que inauguró el esquema sin resultados positivos para la administración de justicia. Por ello, la democracia en el país andino es una ficción.
Sin duda el diálogo debe haber sido positivo y en buenos términos, aunque la relación entre ambos países es ríspida por los reclamos del que ¿se fue? sobre la captura-entrega-secuestro de Ismael El Mayo Zambada. Ya había tensiones por asuntos relacionados con el T-MEC, como prohibir el ingreso de maíz transgénico, cancelar concesiones para trabajos petroleros y par la producción de energías limpias, además de exportación-importación de acero.
La reacción del que fuera huésped de Palacio Nacional -ahora la nueva presidenta utilizará el departamento de 300 metros cuadrados que se adecuó para que viviera fuera de la medianía el tabasqueño- por desproporcionada. En los primeros días de agosto, la triunfadora en las elecciones presidenciales, también se manifestó en contra de que Estados Unidos haya realizado la operación de captura sin informar a México.
Es de suponerse que entre jefes de Estado el lenguaje que utilizan es cortés y si bien hay expresiones duras, nunca fuera de lugar. Bueno, es el caso de Biden y es de imaginar que también abarcará a la señora Sheinbaum.
Con la violencia desatada en Sinaloa la más visible, pero está en decenas o centenas de municipios a lo largo y ancho del país, a causa de la aprehensión del cofundador del cártel del Pacífico, el que ¿se fue? encontró el pretexto para acusar a Estados Unidos de haberla provocado.
Es verdad que a Biden le restan 75 días para dejar de ser presidente. Sin embargo, el diálogo sostenido es propicio para las prioridades de cada uno de los países.
Ojalá y que, de la llamada de ayer, salga algo bueno. De lo contrario, se agudizará la tensión que a nada bueno conducirá.
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