El Llamado Robo del Siglo
HORACIO ARMANDO HERNÁNDEZ OROZCO
“Museo”, película mexicana dirigida por Alonso Ruizpalacios; con la actuación de Gael García Bernal (Juan Núñez), Leonardo Ortizgris (Benjamín Wilson), Simon Russell Beale (Frank Graves), Ilse Salas (Silvia Núñez), Lynn Gilmartin (Gemma), Alfredo Castro (Dr. Núñez) y Leticia Brédice (Sherezada Ríos); la película fue estrenada en la 68 edición del Festival Internacional de Cine de Berlín, donde obtuvo el Oso de plata al Mejor Guion.
Juan Núñez y Benjamín Wilson, planean un atrevido golpe: entrar al Museo Nacional de Antropología en la Ciudad de México y robar piezas mayas, mixtecas y zapotecas, en particular la máscara funeraria de Pakal; en plena Navidad de 1985 realizan el robo sin problemas y regresan a casa con el botín, miran las noticias que consideran al robo como un ataque a todo el país.
Durante el año de 1985 el Museo Nacional de Antropología fue víctima del robo más grande en toda su historia, y este suceso es narrado en una versión libre a los hechos por Alonso Ruizpalacios, que no por ello deja de ser interesante.
DOS SATELUCOS
Juan y su amigo de años Benjamín son dos estudiantes de veterinaria en la UNAM, que viven es Ciudad Satélite, entre ellos mismos se llaman “satelucos”; ambos tienen sus propios problemas: Juan es intermedio de varios hermanos y su familia es de clase media, pero con la sensación de ser de clase alta por vivir en esa zona del Estado de México; mientras Benjamín, tiene ciertos complejos y un padre bastante enfermo, prácticamente son dos perdedores.
En la década del 50 un par de marcianos montados sobre un platillo volador sin techo aparecieron en las pantallas blanco y negro de la incipiente televisión mexicana para promover la venta de residencias en un complejo habitacional del municipio mexiquense de Naucalpan al que llamaron Ciudad Satélite.
Aquellos comerciales mostraban casas lujosas provistas de alberca y jardín al frente, calles bien alineadas, parques de largos prados a los que siempre baña el sol, vigilancia, vialidades inteligentes; en fin, era el sueño americano en México para la aún escasa clase media alta mexicana de esa década.
EL ROBO
El abuelo de Juan ha fallecido, por lo que ahora debe vestirse de Santa Claus y repartir los regalos de Navidad entre sus sobrinos pero, obviamente se le hace una absurda tradición de toda mexicanidad, así que opta por no hacerlo; además, ha visto en las noticias que el Museo Nacional de Antropología permanecerá cerrado por dos semanas por reparación de los ductos de aire acondicionado; el golpe debe ser esa misma noche.
En la cinta no se narra el móvil del robo, y en la vida real tampoco se supo el motivo, ya que sólo fue detenido uno de los dos autores materiales de nombre Carlos Perches Treviño quien siempre dio distintas versiones y afirmó que era un fanático de la arqueología.
La cinta muestra que ingresaron normalmente, por una entrada, y huyeron por los ductos del aire acondicionado, pero el suceso real fue que Carlos y Ramón llegaron al museo justo después de la medianoche, saltaron la barda de dos metros y cruzaron el jardín hasta llegar a una escalera con entrada al sótano, por donde entraron en los ductos de aire que les permitieron moverse por todo el museo sin ser detectados. Esa noche, los guardias habían tomado de más y algunos se quedaron dormidos, y durante tres horas pudieron recolectar y salir con más de 100 piezas, de la colección, que escondieron en maletas.
La mañana del miércoles 25 de diciembre de 1985, los mexicanos se despertaron con una noticia terrible: una «banda» de ladrones había robado del Museo 140 piezas de gran valor arqueológico; sin embargo, las autoridades se equivocaban: no había sido una banda de ladrones, sino dos estudiantes que cometían su primer robo, y eran en realidad 124 piezas: entre máscaras, joyería prehispánica y una vasija.
LA VENTA
DEL BOTÍN
Juan y Benjamín viajan a la zona arqueológica de Palenque donde está el Templo de las Inscripciones, y ahí el espacio mortuorio del gobernante maya K’inich Janaab Pakal, pues una de las piezas del robo fue precisamente la máscara de jade de Pakal, con la cual Juan tenía una obsesión.
En ese lugar se reúnen con un guía de turistas que anteriormente les había comentado que conocía a alguien que pudiese interesarse por las piezas.
En la cinta se presenta a un británico de nombre Frank Graves, amante de la arqueología mesoamericana, que no compra las piezas porque sabe que han sido robadas y no quiere meterse en problemas.
Lo realmente sucedido, es que ambos jóvenes guardaron el botín en el closet de la recamara de Carlos; no pudieron vender las piezas, y pasó el tiempo; Carlos Perches Treviño viajó a Acapulco y conoció al narcotraficante José Serrano, convirtiéndose Carlos en uno de sus distribuidores; posteriormente, le confesó a Serrano su crimen en un intento de vender las piezas robadas, él lo presentó con otro narco conocido como “El Cabo”, pero éste fue atrapado por la policía.
“El Cabo” optó por ofrecer información valiosa sobre el robo al museo a cambio de tener trato preferencial durante su proceso judicial. Así, el 10 de junio de 1989 Carlos Perches Treviño, a la edad de 24 años, fue detenido y junto con él cayeron otras 6 personas, entre ellos su hermano, José Serrano y la vedette «Princesa Yamal».
Fueron recuperadas 111 piezas arqueológicas que se encontraban guardadas en el clóset; Carlos Perches Treviño murió tras 10 años en la cárcel acusado por robo y delitos contra la salud, se sabe que fue asesinado.
El Código Penal Federal fue modificado con el fin de castigar con mayores penas el robo de patrimonio arqueológico mexicano.
El Museo Nacional de Antropología es uno de los recintos museográficos más importantes de México y de América; alberga el legado arqueológico de los pueblos de Mesoamérica; el edificio fue construido entre 1963 y 1964; el presidente Adolfo López Mateos lo inauguró el 17 de septiembre de 1964. Hoy se cumplen 60 años de su inauguración, y casi 40 del famoso robo del siglo; la policía tuvo conocimiento de la participación de Ramón Sardina en el robo, pero simplemente desapareció sin dejar rastro y llevó con él varias de las piezas buscadas; pero ¿algún día se sabrá de él o de las piezas arqueológicas faltantes?
La mejor respuesta la tendrá como siempre nuestro amable lector…