Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
¿Qué se rompió en Sinaloa?
Algo grave en la relación gobierno federal-gobierno estatal-cártel del Pacífico.
Es la única explicación a la que se puede arribar, cuando durante cuatro días se han dado enfrentamientos entre “civiles” y militares que, en número superior a los 2 mil, parecen ser espectadores de lo que acontece y no en pocas ocasiones hasta abrazos brindan a los criminales.
El respaldo presidencial del huésped temporal de Palacio Nacional y quien lo ocupará ¿cuándo?, no detiene la violencia en Sinaloa, específicamente en Culiacán, en donde los Chapitos tienen sentados sus reales.
Desde el momento en que fue secuestrado-entregado-detenido Ismael Zambada, El Mayo, el nerviosismo en Palacio Nacional se respiraba por sus frías paredes y grisáceos patios.
Y en el ínter se escuchaba: “lo bueno es que no se ha desatado la violencia en Sinaloa”.
¡Palabra del amo del show matinal de los monólogos!
Hoy deberá hacerse unos tamales de lengua y recular ante la violencia.
Era cuestión de tiempo. Muy poco tiempo para que los amos de Sinaloa y de otros estados en donde mandan y las autoridades obedece, hicieran sentir su poder.
No ha quedado claro, porque la información se reserva en Palacio Nacional y el del Estado, si los enfrentamientos son entre los grupos de El Mayo y los Chapitos o si se trata de frenar al CJNG que pretende aprovechar la ausencia del que fuera el jefe de jefes.
La incertidumbre abraza a los culiches, porque presuntamente los criminales son los que los protegen y por ello en los choques entre grupos no hay daños colaterales, aunque en esta ocasión ya van 9 muertos -hasta ayer- y decenas de civiles, estos sí sin armas.
El desgobernador Rocha Moya ha minimizado, al igual que su jefe -el de Palacio Nacional- los hechos. Para él “son cosas que pasan” y busca aparentar estar en control de la situación, lo que los hechos desmienten.
La crisis en Sinaloa, pero centrada en Culiacán y otros cuatro municipios, obligó a Rocha a suspender las fiestas con motivo de la Independencia y solamente cumplirá con el protocolo de “lanzar” el Grito desde el balcón central del palacio de gobierno.
En el evento que encabezará, solamente estará la escolta militar y su gabinete en pleno.
“No habrá invitados ni fiesta”, dijo.
La suspensión de actividades artísticas, es total.
Acciones como las que se llevan a cabo, no son normales. Por regla, los grupos criminales se enfrentan en la montaña, allá en donde las fuerzas federales no llegan porque desconocen la orografía -eso dicen- y lo hacen sin medir consecuencias. Lo mismo caen de uno que de otro bando.
La capital de Sinaloa está incendiada.
Y para apagar el fuego que se eleva y sus humaredas se ven a kilómetros, el desgobernador solamente tuvo la idea de suspender los actos con los que se festeja un año más de Independencia -es un decir- de México.
Gobernador incapaz, insuflado por la “amistad” que tiene con el presidente y la sucesora, está obligado a renunciar.
Sin embargo, no pasará porque cuenta con el respaldo presidencial y la sucesora ya lo anunció: Sinaloa tendrá el trato preferencial con la Presenta.
Ayer mismo el gobierno de Estados Unido recomendó a sus connacionales no viajar a Culiacán. Algo saben que no se quiere hacer público.
¿Es la paz que deja el señor López y que le permite estar tranquilo con su conciencia?
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