México Entre la Problemática  Nacional y el Contexto Internacional

SILVESTRE VILLEGAS REVUELTAS 

Días atrás, uno de los principales conductores en la radio le preguntó a un político de MORENA que no entendía el señalamiento del presidente López Obrador, en el sentido de que la política internacional comenzaba en el contexto nacional. La respuesta del legislador morenista tampoco fue muy clara, pero yo voy a dar mi interpretación de semejante posicionamiento desde la perspectiva del historiador.

Fue hacia inicio de la década de 1850 cuando el premier británico Lord Palmerston expresó brevemente lo siguiente: una efectiva política exterior se sustenta en una vigorosa posición gubernamental en los asuntos domésticos. Dicho desplante ha sido replicado décadas después por muchos políticos en el mundo occidental y significa lo siguiente para el caso contemporáneo en México.

Cuando en el 2021 el gobierno de López Obrador tenía una controversia con la administración Biden, la delegación estadounidense encabezada por la vicepresidente Kamala Harris llegó al país con un imperante pliego petitorio. De manera coincidente, al saberse los resultados de la entonces elección que volvían a darle a MORENA una preminencia gubernamental, aunque se hubiesen perdido en la Cámara de Diputados como en la Ciudad de México diversos espacios de gobierno, la delegación estadounidense cambió el tono del pliego petitorio y la administración de AMLO sabiéndose respaldada por el voto popular, negoció desde una posición de mayor fortaleza. Eso es, en los hechos, lo que quiere decir el presidente López Obrador. 

Ello pasó hace tres años, y ahora (2024) con la aplastante derrota de la señora X y todo su movimiento disque rosa, ha colocado al gobierno actual de la 4T y a la virtual presidenta Sheinbaum en una posición de poder para negociar internacionalmente muchos asuntos de la agenda multilateral.

Respecto a los temas nacionales y en cuanto a la problemática diplomática/comercial/internacional, no es lo mismo NEGOCIAR con una mayoría legislativa, con todo un respaldo electoral, con el fundamento de una legitimidad presidencial y de gobierno resultante de voto popular como ha sucedido hoy, que enfrentarse a poderosos enemigos internos y exigencias de las potencias extranjeras cuando las bases de sustentación de un régimen eran minúsculas y la legitimidad de los gobiernos era harto cuestionada, como le sucedió a Santa Anna en 1836, a José Joaquín de Herrera en 1848, Juárez en 1861, a Porfirio Díaz en 1879, a Francisco I. Madero en 1912, Álvaro Obregón en 1921-1922 y López Portillo con los problemas del agente Camarena y el asunto de la guerrilla en El Salvador. En el extremo opuesto y como un solo ejemplo, tener un gobierno poderoso y en sus actos de gobierno construir una legitimidad que no tenía de origen, le sirvió a Carlos Salinas de Gortari para negociar con los Estados Unidos el TLC…luego vinieron los descalabros.

Hoy jueves 27 de junio, cuando se escriben las presentes líneas, dos asuntos preocupan al gobierno mexicano como al gabinete de transición de Sheinbaum: el primer debate por la presidencia de los Estados Unidos entre Biden y Donald Trump. Segundo, conocer las causas, proceso y final desenlace resultante del intento de golpe de estado contra el gobierno de Bolivia. Como ya se ha dicho a diestra y siniestra, le tocará al nuevo gobierno mexicano NEGOCIAR muchos asuntos de la problemática agenda bilateral México-Estados Unidos.

Y como complemento a la declaración palmerstoniana al inicio de este artículo, dicha postura se complementa en los países maduros y con intereses en el extranjero, en la existencia de políticas/posturas/doctrinas que en el ámbito de las relaciones internacionales sostienen el accionar de semejantes potencias. Los Estados Unidos, Francia, Inglaterra, España, China, Australia y Brasil entre otros países, tienen una serie principios y estipulaciones internacionales que varían muy poco en los cambios de gobierno. Por ejemplo, España desarrolla una política de permanente acercamiento económico/cultural con América Latina e independencia si el gobierno es del PSOE o del PP; en Washington se tienen una serie de líneas rojas en cuanto al continente americano, al predominio comercial del Río Bravo para abajo que se mantienen, con sus variantes poco significativas, bajo administraciones republicanas o demócratas. En fin, hay muchos ejemplos de continuidad en las políticas soberanas de los países que sí contrastan con las actitudes personales de los presidentes Millei y el pleito que tiene con Sánchez y su esposa Begoña, o en su tiempo con Trump -recuerden el desencuentro con la canciller alemana Merkel. Lo anterior sin olvidarnos del propio López Obrador que viaja al exterior muy poco y ha hecho varias declaraciones de tema internacional que han suscitado dificultades diplomáticas. ¡¡Que en México “la máquina de lodo” no se sulfure!! Debemos recordar cuando el presidente López Mateos declaró que el país tenía un gobierno de “izquierda”. Vino el reclamo estadounidense y la Secretaría de Relaciones Exteriores precisó: “izquierda dentro de la Constitución”. Porque evidentemente la de 1917 es un código liberal con algunos artículos de reforma social y no socialista, mucho menos comunista.             

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