Viendo Gaviotas en Formación, Pelícanos  Planeando, Patos Buzos y Bobos Pata Azul…

 

*Sí, en las Islas y Playas de Sonora, con los Seris, Comca’ac, o Konkaak Como Anfitriones

*Por Fortuna Observando, Además, las Águilas Pescadoras y las Tijeretas

*Ya en Hermosillo Volver a Escuchar la Frase “Ahí Vienen las Coyotas” y… Disfrutarlas

*En Punta Chueca, Entre Enramadas, Donde el Techo son el Cielo y sus Estrellas

*La Isla Tiburón, Entre Esteros, Hileras de Agua, Chollas, Chamizos y Cangrejos Azules

*Y Filomena da la Bienvenida Seri, Ritual y Canto, Acompañada de una Sonaja de Hojalata

*Como ya Viene el Año Nuevo Seri, el 30 de Junio, Desde Ahora hay Limpias y Temascales

*Remate: la Leyenda del Guerrero Coyote-Iguana y el Síndrome de Estocolmo de Lola Casanova

*Y por Estas Tierras, Como Próximamente en México la Mujer Manda

SUSANA VEGA LÓPEZ,

Enviada

HERMOSILLO, Son. – El estado de Sonora es el segundo más grande en extensión territorial de la República Mexicana. No sólo es desierto, también cuenta con playas en lo que conforma el Golfo de California o Mar de Cortes, una atractiva frontera con Estados Unidos, la sierra alta, ruta de ríos y misiones, y a decir de sus pobladores, es una de las mejores ciudades para vivir.

Se les conoce como seris, pero son comca’ac, o konkaak que significa personas o gente y ellos prefieren que se les llame así. Los yaquis los nombraron seri (hombre de la arena) porque viven en Punta Chueca, Hermosillo, en parte del desierto que da a la playa y en la comunidad de Desemboque, municipio Pitiquito.

BAHÍA DE KINO

Esta población se ubica en la zona del desierto que pertenece a Hermosillo y forma parte de la costa del Golfo de California. Desde la playa se observa, al frente, la isla Alcatraz y a la derecha, la isla Tiburón, donde vivieron los seris.

En la isla Alcatraz abundan lobos marinos y muchos peces. Gaviotas vuelan en formación a capricho, los pelícanos planean para lanzarse en picada al mar luego de ver algún movimiento para pescar. También hay patos buzos (cormoranes de doble cresta), bobos pata azul, garzas, águilas pescadoras y las llamadas tijeretas (su cola está en forma de tijera).

A Bahía de Kino llegó el padre jesuita Francisco Eusebio Kino para evangelizar, pero los seris no accedieron y se fueron del lugar, tal pueblo nómada, porque no eran guerreros como otras etnias que luchaban por sus tierras, ellos mejor se fueron.

LAS COYOTAS, EL 

POSTRE DE SONORA

En Hermosillo, a los seris les pusieron una villa frente a la villa del Pitic, cruzando el río. Por las tardes, las mujeres atravesaban el río para vender pan, que actualmente es el postre típico más famoso que se llama coyota.

El pan como tal no tenía nombre, afirma Román, el joven guía que nos lleva a Punta Chueca. Resulta que el jefe de la tribu de aquel entonces se llamaba Coyote, es por eso que a las mujeres les llamaron coyotas y a los niños, coyotitos. Cuando salían a vender su pan, la gente decía “ahí vienen las coyotas”, refiriéndose a las mujeres, no al pan pero adquirió el nombre por costumbre.

PUNTA CHUECA

A poco menos de una hora de Bahía Kino se encuentra Punta Chueca, lugar donde se asienta una comunidad seri con sus leyes y sus reglas. En el camino recto se observan postes de luz; algunos tienen en la punta grandes nidos de águila pescador y en uno de ellos, un ave posa con sus polluelos.

Al llegar, llama la atención un grupo de Testigos de Jehová y muchos pendones referentes a las elecciones. El guía comenta que las casas de cemento las donó el gobierno y las enramadas, construidas con delgados troncos de árbol son las que prefieren las personas mayores, donde el techo son el cielo con sus estrellas.

Por costumbre, como periodista, saco el celular y tomo foto. De inmediato una mujer seri se acerca y me dice:

– ¿A qué le tomaste foto? -dice una mujer.

– A la casa de madera-, respondo con naturalidad, pero en el interior nerviosa por su actitud desconfiada.

-¡Bórrala!- exige.

-De acuerdo- le contesto.

El guía interviene y comenta que Filomena nos espera para visitar la Isla de Tiburón. Nos deja pasar.

Seguimos el camino de terracería. Llegamos a la playa y una embarcación ya nos espera. Se acercan dos mujeres a ofrecer sus artesanías: unos amuletos en forma de collar para protegerte de las malas vibras. Son una especie de pequeñas almohaditas de llamativos colores que están bordadas con diferentes motivos: una mujer que levanta los brazos para saludar al sol que se asoma en las montañas; un sahuaro (cactus del desierto); el día; la noche; la bandera seri… Están rellenas de salvia, palabra que significa salvar o curar.

Al subir a la lancha, una gaviota parada en la proa (en la punta), alza el vuelo. En el trayecto el viento sopla, las olas se agitan. Es necesario asirse de cualquier lugar. Más allá se ve una mantarraya.

ISLA TIBURÓN

En pocos minutos llegamos a la isla más grande de México donde, dicen, hay iguanas y muchas víboras. Ya no la habitan los seris. Les pertenece, pero ya no viven ahí. Es la isla sagrada de los seris, la isla tiburón. Para llegar tienes que pedir permiso y ese permiso cuesta dinero. Ellos tienen su ley; cuentan con usos y costumbres.

Y es que algunas embarcaciones quieren llegar directamente y son interceptados por la comunidad seri pues sus autoridades deben permitir en qué condiciones se puede visitar la isla.

Afirma Román que el presidente Calderón les otorgó oficialmente los terrenos por lo que tienen escrituras de la isla. Ellos pueden heredar siempre y cuando sea un matrimonio entre seris porque, actualmente, hay quienes se casan con quien no es seri.

Bajamos de un brinco y nos adentramos a la isla. Caminamos entre esteros, hileras de agua, chollas y chamizos; entre mangle rojo, negro, blanco y dulce, camino que se hace en lancha cuando entra el mar.

En nuestro andar salen por doquier cangrejos azules con sus grandes pinzas. Apresuramos el paso no obstante los crustáceos corrían sin sentido,

BIENVENIDA SERI

Mujer sencilla, de gran corazón Filomena da la bienvenida seri, una especie de ritual con canto alegre. Viste faldón azul rey con plecas rosa fiusha con amarillo; y blusa de manga larga roja con plecas amarillas y azules. El sol a todo lo que da por lo que usa lentes oscuros y una mascada para cubrirse la cabeza.

Al entonar, se acompaña de una sonaja de hojalata que mueve rítmicamente para decretar bienestar, salud, empoderamiento. La voz del viento también se manifiesta. Más allá, el mar que se aleja poco a poco.

Filomena es amable y se integra al grupo. Nos sentamos en la arena bajo una sombra. Plática, incluso, nos canta con su voz dulce y dice que le gusta esta canción porque es de su abuelo. 

“Siempre me dice que cuando haga el canto levante las manos hacia el cielo con movimientos hacia uno mismo, como atrayendo el aire para atrapar esferas… son esferitas de colores con energía, salud, bendición, dinero… de todo, y si haces así (como abanico), las puedes cachar, son invisibles pero las cachas”, dice.

También hay canciones para arrullar, pero son las abuelas quienes cantan. Su mami, revela, tiene 82 años y les cantaba a sus nietos.

Filomena ofrece su medicina, la medicina del sapito; también hacen temascales, y elaboran artesanías realizadas con conchitas de mar.

Ellos celebran el año nuevo seri el último día de junio. Entonces la gente aprovecha para tomar la ceremonia, para las limpias, temazcales, para probar la medicina, para pintarse con plecas y figuras geométricas. Las hay alusivas a la alegría, a la salud, a la guerra, a la elegancia.

La gente se hospeda en Punta Chueca en unas cabañitas, además de casas de campaña. Viene mucho turista procedente de Europa. “Cada año viene a esta fiesta que dura dos días, pero se quedan más”, dice Filomena.

LEYENDA DEL GUERRERO 

COYOTE IGUANA

Cuenta una leyenda seri que en el desierto peleaban con los hijos de la envidia y, para salvar a su pueblo, uno de ellos se va a la Isla del Tiburón donde recibe poderes y puede convertirse en guerrero, en coyote o en iguana con sólo pensarlo, por lo que nunca fue capturado y triunfa sobre sus agresores.

En el imaginario colectivo, los sonorenses cuentan la leyenda de diferentes maneras, así, Román, asocia la leyenda con la película Lola Casanova, donde el amor triunfa.

El joven guía relata que la leyenda Coyote Iguana trata de la primera mujer no seri que se casa con uno de ellos.

“Basada en esta leyenda, se hizo una película en la época del Cine de Oro la cual no tuvo éxito porque fue una mujer quien quiso hacer su propia película; quería ser directora y le fue difícil por ser mujer. Le dijeron que su película no iba a funcionar”, dice.

Continúa Román, al explicar que la película trata de una mujer yori (así les dicen a quienes no son seris) que se enamora de una persona de la tribu, pero por no pertenecer al clan su relación fue prohibida. Su nombre: Lola Casanova, huérfana de madre, y su padre un español muy hacendado que vendía telas de seda procedentes de China. Era una familia muy acomodada. En una travesía el barco naufraga y se pierde la fortuna por lo que el padre decide casar a su hija de inmediato para que no se enteraran que ya no tenían dinero.

Un militar de Hermosillo, de la villa del Pitic, llega a Guaymas y conoce a Lola Casanova quien tenía 17 años y se interesa en casarse. En esas estaba cuando le avisan que hay un grupo revoltoso de la tribu seri que están haciendo revuelta. Matan a los seris revoltosos y dejan vivo a un niño, que fue regalado a Lola con el fin de que fuera su esclavo. Lo ataron del pie a un árbol.

Lola no lo trató como tal, sino que le enseñó a hablar español, a leer, a sumar, a restar, de tal modo que se pudieron comunicar. Cuando llega el día de la boda, Lola le anuncia que ya no va a regresar porque se iba a la villa del Pitic. Por la noche, el niño se corta la soga y escapa por el techo de la casa.

Al día siguiente, todo el pueblo recuerda la salida de Lola Casanova -llamada la Perla de Guaymas- y cuando van en el camino, sale, de entre los cerros, un grupo de seris enojadísimos en busca de un niño que les habían robado.

Mataron a todos. Cuando retiran los cuerpos se dan cuenta que debajo de ellos había una mujer viva. Era Lola a quien protegían. El jefe de la tribu, Coyote Iguana, decide llevársela a la isla del Tiburón -donde vivían- y a ella le da el síndrome de Estocolmo (se enamora de él).

Para eso, aparece el niño seri y la reconoce; les dice que ella no es mala, que es buena. Ahora el niño le enseña a hablar seri y Lola conoce todas las tradiciones y costumbres de los comca’ac: el año nuevo seri, el pan, el vino de pitaya, la celebración de la niña cuando tiene la primera menstruación (como si fueran los 15 años).

Deciden casarse y piden autorización al Consejo. Les dicen que no porque saldría con la misma enfermedad de ella (ser blanca).

Dice Román que en esta tribu las mujeres son las que mandan; si bien el jefe, el gobernador, es la figura varonil, el hombre que provee, si quiere hacer algo debe pedir permiso al Consejo seri formado por las tres ancianas con mayor edad de la tribu.

Sin embargo, el consejo se reúne y le preguntan a la luna, a la naturaleza. Al cabo de tres días le dicen a Coyote que sólo hay una posibilidad, pero debe pasar una prueba: “en siete días debes cazar un animal por día de los animales que te vamos a pedir. Si cumples con la misión, te casas, de lo contrario ella se debe ir o la tendremos que matar”.

En el último día no aparece Coyote Iguana por lo que la atan para matarla al atardecer. En esas estaban cuando el niño grita; “miren, ahí viene Coyote con los animales”. 

Y así, por primera vez que se casa un seri con una mujer blanca.

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