Estertores de las Instituciones  Políticas de la Tercera Edad

 

NIDIA MARÍN

 

Los estertores están en pleno. El sistema de partidos de México está en la parte final de la crisis iniciada hace 30 años, en la cual aquellas instituciones nacidas al término de los años 30´s, mediados de los 40´s y finales de los 80´s del siglo pasado, están a punto del fallecimiento, con todo y líderes ineptos y a veces… desvergonzados.

Hay sofocos… jadeos…

Porque en México, el trago amargo se volvió sexenal. Así, entre principios de los años noventa y la penúltima elección en el país en el 2018, fueron 20 partidos los que dijeron adiós a la participación política efectiva. Sin embargo, aquellos con la historia de mayor antigüedad, permanecían… hasta ahora, que hicieron el ridículo con singular alegría. ¿O no?

Tan sólo en este siglo XXI se despidieron partidos como el efímero Demócrata Mexicano que fundó Manuel Camacho Solís y sólo participó en la elección del 2000 y… abur.

Más, como después de cada proceso electoral hay adioses…

Así fue con México Posible, institución que se marchó después de perder electoralmente en 2003.

Lo mismo sucedió en ese año con los efímeros Partido Liberal Mexicano y Fuerza Ciudadana.

Posteriormente, en 2006 se fue el Partido Socialdemócrata y en 2012 Nueva Alianza.

Y siguió la mata dando despedidas… En 2014 tocó el turno al Partido Humanista y también a Encuentro Social, mientras que en 2021 se marcharon Redes Sociales Progresistas y Fuerza por México.

Actualmente, después del irritante fracaso, hasta hoy continúan en medio de estertores PAN, PRI y PRD, mientras que con respiración artificial permanecen, aunque sea por un tiempo, los partidos bisagra: PT y PVEM.

Hay sólo dos que están enteros… hasta ahora: Morena y Movimiento Ciudadano, aunque en su estirpe quede clara: la compra de votos, el nepotismo, el influyentismo, entre otras lacras.

¿Y las consecuencias…?

El incremento del rechazo de los ciudadanos a ese tipo de instituciones y sus candidatos.

Como advirtieran muchos estudiosos del tema, prevalece la falta de confianza, de credibilidad y el descontento no sólo hacia los partidos sino, como consecuencia, hacia los candidatos.

Hoy, la síntesis que se observa en el Partido Revolucionario Institucional, por ejemplo, es nuevamente la ruptura en su interior, después de tener un solo triunfo presidencial en el siglo XXI y decenas de derrotas en gubernaturas.

Ahora, pues, otra vez, el PRI pierde la elección presidencial. Aunque coaligado y en plena crisis llega la derrota (apenas un día después de pelear con un priista de estirpe, Alfredo del Mazo Maza) y es probable que sólo alcance una reducida migaja de la votación.

Sí, porque hoy, uno de los peores dirigentes que ha tenido el tricolor ha cometido sistemáticos y severos errores al pelear abiertamente y constantemente con militantes, muchos de los cuales desde hace varios años han abandonado el tricolor y otros están a punto de retirarse.

Es probable que continúe la profunda escisión en el PRI que, como han expresado muchos analistas, podría derivar en la constitución de un nuevo partido. ¿O no?

Desde julio del año pasado se observó una desbandada en el tricolor, debido a la tozudez y arbitrariedad de Alejandro Moreno. Cuatro senadores renunciaron a ese partido.

Hoy, se presume, se avecina otra estampida, debido a los lamentables resultados para el Revolucionario Institucional en el pasado proceso electoral del domingo.

Lo grave es que del supuesto millón de militantes que tenía cuando llegó al poder tricolor Alejandro Moreno, sólo quedarán unos cuantos.

Por cierto, se vale recordar que aquel día que “Alito” obtuvo el poder en el PRI (dicen que con trampas), el ex rector José Narro Robles denunció “la cargada”, abandonó la contienda por la dirigencia y se fue del que fue su partido por décadas..

Como señalara la académica Ivonne Acuña Murillo: “… y el ataúd del PRI se va llenando de clavos, hasta convertirse en una estructura hueca sin propuestas, recursos, mayorías, militantes, liderazgos, aliados, prestigio, importancia”.

Hoy, el que tendrá que decir adiós será el campechano. ¿O no?

¿Será el último presidente nacional del PRI?

La respuesta está en el viento.

 

 

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