*Resultó una Muestra de Cultura y Tradición y se Vivió a Plenitud
*Sí, en la Edición Número 44 de la Feria Nacional del Queso y el Vino 2024
*Fue Preámbulo de las Vendimias Queretanas Incluidas Visitas a dos Casas Vinícolas
*A Bordo del Vagabús y/o el Aventón Webcams, un Camioncito que Parece Escolar
*Un Recorrido por Donde Anduvo don Venustiano… sí, Carranza por la Plazuela de la Leña
*Y más, Mucho más Entre Delicias, Sabores y… Recuerdos
SUSANA VEGA LÓPEZ,
Enviada
TEQUISQUIAPAN, Qro.- Estar frente a piedras volcánicas incandescentes que se usaron, unas, para calentar un temazcal; otras, para preparar una infusión; y otras más para cocinar fue asombroso; cenar en un restaurante donde la gran mesa rectangular tiene historia familiar resulta súper interesante; saber que hay uvas exclusivas para comer y otras para elaborar vino y enterarte que existen otras variedades de uva como la Salvador y la Marcelan fue enriquecedor.
Lo anterior, en el marco de la Feria Nacional del Queso y el Vino 2024 que se realizó en el Parque La Pila, en Tequisquiapan, donde se reunieron productores vinícolas, queserías; expositores de charcutería; restaurantes, chocolaterías, vendedores de cosméticos derivados de la uva y; artistas varios que ambientaron el lugar como Río Roma, Yahir y Magos Herrera, una cantante de música romántica acompañada por un trío que hizo de la noche un momento ideal para cantar y bailar.
La Feria -que concluyó el domingo 26 de mayo- fue una muestra de cultura y tradición por el queso y el vino que se vivió en plenitud en la edición número 44 donde estuvieron como invitados especiales el estado de Aguascalientes y Alemania, país que trajo gastronomía y folclor.
No sólo fue asistir a esta fiesta que es preámbulo de las vendimias queretanas, sino que se incluyeron visitas a dos casas vinícolas que presentaron sus diferentes etiquetas y la visita a un temazcal.
Se tuvo la oportunidad de comprobar que cada vez que se realiza la ruta del queso y el vino, las experiencias cambian, son diferentes y siempre se aprende más.
EL VAGABÚS WEBCAMS
Y LOS ROSALES
El viaje de familiarización -a invitación de la Secretaría de Turismo de Querétaro- con periodistas especializados en este sector, se realizó en un transporte llamado vagabús y/o el aventón Webcams, un camioncito que parece escolar con la novedad de que se puede ver en tiempo real la ruta que se sigue.
Así, con saltos durante todo el camino -les digo que parecía transporte escolar- se inició el trajinar hasta llegar al viñedo Los Rosales, localizado en el kilómetro 27 de la carretera Tequisquiapan-Ezequiel Montes. Aquí, luego de una explicación sobre el cuidado y cultivo de la fruta, el químico y encargado de la producción, Enrique Cruz, afirmó que esta finca fue la primera en traer la vid Salvador o Tintorera: “fue en 1970, es decir hace 54 años que se cultivó aquí en Querétaro para elabora un dulce oporto; es una uva con pigmentación en cáscara y pulpa”.
La mayoría de los viñedos cuentan con riego por goteo, sin embargo, en estos terrenos se tiene pozo por lo que el riego se hace por inundación; a la fecha son 14 hectáreas productivas de seis varietales de vides y ya se preparan otras siete hectáreas para incrementar la producción de vinos dulces, semidulces, secos y más.
RESTAURANTE RÍO 33,
PLAZUELA DE LA LEÑA
Tocó la hora de comer y fuimos agasajados con una parrillada de mar y tierra que se puso al centro de la mesa. Incluía arrachera, picaña, suprema de pollo, camarón, chistorra y chorizo argentino, cebollitas cambrai, chiles toreados, guarnición de papas a la francesa y ensalada griega. Lo anterior, en el restaurante Río 33. Aquí compartimos mesa con la coordinadora de proyectos especiales de la Sectur Querétaro, Érika Contreras.
Caminamos por algunas calles de Tequis junto con la directora de Turismo de Tequisquiapan, Halina Gama, quien nos llevó a conocer el Centro del país. Llegamos a la esquina de 5 de mayo y Niños Héroes donde se encuentra el llamado “Centro geográfico”. Resulta que a fines del siglo XIX -se lee en una placa- a este lugar se le conocía como “Plazuela de la leña” porque se vendía la leña que los pobladores traían del cerro.
Venustiano Carranza frecuentaba a Tequis por la bondad de sus aguas en las que se recuperaba y retomaba energías. Por sentirse orgulloso de las virtudes geográficas del territorio, dictó un acuerdo durante el Constituyente (1916-17) para que se efectuaran los estudios correspondientes y este lugar fuera denominado Centro Geográfico del país. En 1944, el H. Ayuntamiento de Querétaro donó este predio para la construcción de un jardín en homenaje al profesor Rafael Zamorano pero a finales de 1970 este espacio se renombró Centro Geográfico del país y se colocó un monumento que consiste en tres columnas unidas en la parte superior, de la que cae un péndulo que señala el punto central en el mapa de la República Mexicana.
Al visitar la Feria, motivo del viaje, nos sorprendieron con un vino de cepa Marcelan, una uva hija del cabernet Sauvignon y de la garnacha tinta; una varietal francesa que da un tinto con ácidos tánicos que proporciona beneficios a la salud por ser antiinflamatorio, antioxidante y astringente.
De los quesos, hubo una gran variedad pero se llevó las palmas el Bocanegra, con sus frescos, ahumados, maduros, con hierbas, con chiles y más.
CASA SUELEM
Llegó la hora de la cena en el restaurante Casa Suelem, un lugar con historia, pues cuenta con una mesa comunal de encino que mide siete metros de largo, pesa dos toneladas y caben 18 personas. Se necesitó transporte especial y dos plumas hidráulicas para poder hacer la base sobre la que está montado el vidrio.
Resulta que el anfitrión y chef Adán Flores mandó a hacer una mesa con parte del árbol de la casa de la abuela; un encino de más de 150 años. Recuerda que la abuela Suelem -quien vivía en Celaya- se sentaba bajo la sombra de este árbol a comer. Por lo menos una vez al mes se reunían familiares, amigos y conocidos de paso que compartían la comida.
En el primer aniversario luctuoso de la abuela ocurrió un ventarrón que derribó el árbol “como si hubiera dicho ¿si ya se fue la abuela, qué hago yo aquí’? ”, por lo que en vez de cortarlo en pedazos, el chef decidió rendirle un homenaje a su querida Suelem y convirtió el árbol en dos mesas; la otra se encuentra en la casa familiar, por lo que, se reiteró, no se cortó ningún árbol, sólo se aprovechó.
Se inició la cena con una bebida de vino blanco y maracuyá; croquetas de esquites, coliflor rostizada, ensaladas y salsas borracha y macha, por citar dos que pusieron al centro.
El segundo tiempo fue de tacos con carnes maduradas con sal de grano que intensifica el sabor durante 45 y 60 días; dieron de barbacoa de chivo (de libre pastoreo) con salsa tatemada, rábano y cilantro; le siguió el new york sobre una tortilla de hoja santa, una cama de mole negro y plátano macho; y el de papada causó sensación al servirlo con una base de puré de aguacate, papada de cerdo y verdura. De postre: mousse de chocolate con canela, pinole y maíz; y mousse de carajillo con cheesecake.
Un dato curioso: el chef Adán Flores resalta su autenticidad desde su atuendo: portaba unos lentes con un vidrio redondo y otro cuadrado; una gorra beisbolera puesta hacia atrás y un peto de mezclilla. Nada convencional.
BODEGAS VAIVEN Y EL MEJOR
TEMAZCAL “TONATIU IQUZAYAMPA”
Al día siguiente tuvimos el desayuno y un recorrido en Bodegas Vaivén, en el municipio de Ezequiel Montes donde, además de elaborar vinos y la cerveza artesanal Cirquera, cuenta con un hotel boutique, un gran espacio para fiestas, una zona de niños, una huerta y una pequeña granja.
El anfitrión resalta el nombre, Vaivén, y dice que la palabra se refiere al movimiento alternativo de un cuerpo de un lado hacia otro; que representa balance y equilibrio, conceptos principales en la vinicultura que, además, describe las características de sus vinos blancos frescos y afrutados, y los añejados tintos.
Por último, llegó la experiencia en el temazcal Tonatiuh que, a decir de Online Travel Agencys (OTAS) es el mejor temazcal del país donde se incluyen pláticas y explicación; baño en tina con agua y mucho hielo; baño en tina con agua y vino tinto; embarrada en todo el cuerpo con barro de la región; exfoliación con una mezcla de azúcar y canela; untada de sábila y enjuague en regadera… Pero esa, es otra historia que contaremos en la siguiente entrega.