Más violencia

Yo Campesino

•Falso que hoy haya menos inseguridad o que el crimen vaya de bajada
Miguel A. Rocha Valencia
La regla del vaso medio lleno o medio vacío es, de acuerdo a la conveniencia de quien maneja los datos, por eso el ganso aplica “sus datos” para intentar presentarnos una realidad que sólo él ve y su corcholata, aunque en el fondo sepan que es un engaño. Como dicen, mentir con estadísticas.
Así lo hacen en la 4T en materia de seguridad donde a pesar de que en este sexenio hay registrados 187 mil asesinatos y 52 mil desaparecidos, de los cuáles se presume muertos el 78 por ciento, afirman que porcentualmente los homicidios dolosos van en decremento.
Incluso el ganso, desde su púlpito es capaz de afirmar hay menos violencia en el país en relación a otros sexenios a pesar de que en su propio estado natal, los asesinatos son de todos los días lo mismo que la descarada presencia del crimen organizado en alianza abierta con el gobierno estatal, herencia del exsecretario de Gobernación, Adán Augusto López, metido a promotor del voto de Morena en Morelos.
Las matazones se vuelven más frecuentes y aunque digan que van disminuyendo, el hecho es que a este ritmo de 88 asesinatos por día, podrían superarse las 200 mil víctimas en el sexenio con todo y que será tres meses más corto, con lo cual se demuestra que el “avance” en seguridad, es un mito que gravita en la mente del caudillo y lo replica su corcholata.
Pero esos hechos, que pese a la manipulación de cifras realizan las fiscalías estatales de morena y la general de la República, dan una idea del porqué de manera “histórica”, candidatos a cargos de elección popular decidieron abandonar la contienda, especialmente en Chiapas, Guerrero y Michoacán, sin olvidar el hecho de que en otras entidades como Sinaloa, Colima, sonora y Estado de México, donde activistas y dirigentes que fueron secuestrados o intimidados, abandonaron las lides, prefirieron “no ser nada” antes que ser asesinados.
A ello se debe el aumento en la percepción de inseguridad, donde dos terceras partes de la población del país confesó tener miedo; el dato del Inegi dice que poco más de seis de cada 10 mexicanos se sienten inseguros y no es para menos.
Porque no se trata sólo de los muertos o desaparecidos donde hay muchos jóvenes, sino de quienes son amenazados o sustraídos incluso de sus domicilios para “convencerlos” de volverse “soldados” del crimen o pagar por vivir.
Esto último que se convirtió en uno de los impuestos más caros y que nadie se niega a pagar, se llama cobro de piso o extorsión, lo mismo para desempeñar alguna actividad productiva como sembrar o comercializar, incluyendo cadenas de distribución urbanas o rurales.
Ese impuesto nadie lo puede evadir, se juega la vida lo mismo en la siembra y cosecha agrícola que en la producción pecuaria, o actividad comercial; se paga por hectárea sembrada, animal producido, o por la venta de cosechas y cabezas de ganado.
En las ciudades es igual lo mismo en los comercios establecidos, las cadenas de suministro que en la informalidad donde va a parar mucho de lo que se “pierde” en los más de 85 mil asaltos carreteros.
Dicen las agencias de seguridad del Departamento de Estado de la Unión Americana, que tres quintas partes de los mexicanos pagan ese “impuesto” aplicado por el crimen organizado incluyendo la ciudad de México donde los cárteles llevan la “fiesta en paz” incluso en la calle Correo Mayor, a espaldas de Palacio Nacional.
O tal vez sería bueno consultar a los dueños de restaurantes y antros de la capital del país a ver si alguno se salva ya no del pago de piso sino de la invasión de los criminales con sus “productos” que van más allá del alcohol.
Ni hablar de los estados circundantes, en especial Morelos donde el cobro de ese impuesto ilegal es abierto y descarado.
Ese es el país que tenemos, es al que la 4T quiere colocarle un segundo piso de corrupción e impunidad, ese cuya economía está cogida con alfileres y que nos puede llevar a un gran problema como en el 94-95 o peor, de lo cual comentaremos en Impar en su edición del próximo lunes.
Por lo pronto, era importante hablar de la “disminución de los delitos de alto impacto” de que habla el oficialismo donde las cifras se manejan desde las fiscalías morenistas lo mismo que los pactos y complicidades con la delincuencia organizada que no reflejan el temor a denunciar, la cifra negra.
Dice el exsecretario de Seguridad, Manuel Mondragón y Kalb que todos los cárteles importantes están metidos en la ciudad de México.
Quien escribe tiene testigos de que lo que dijo Sergio Villarreal Barragán “El Grande” respecto a las transferencias de dinero al caudillo de Macuspana es cierto desde que llegó el PRD del mesías tropical.
La policía de la Ciudad de México a cargo de Marcelo Ebrard cuidaba a los narcotraficantes, el recorrido de sus “mercancías” e intereses, no sólo de los Beltrán Leyva sino también de otras familias del Norte.
No se olvide que los Arellano Félix pagaron 10 millones de dólares a gente del gobierno de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano para poner en la dirección de la Policía Judicial a Jesús Ignacio Carrola Gutiérrez, hecho denunciado por Luis Mario García, reportero del entonces vespertino La TARDE, publicado dos días después por el Reforma.

A Luis Mario García lo asesinaron una semana después a dos calles de la PGR de aquel tiempo en que el profeta de la 4T, era presidente del PRD. Tiempo más tarde Jesús Carrola y sus hermanos también fueron asesinados; crímenes que hasta hoy están impunes.

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