Gina Zabludovsky. Sociology in Mexico: An Intellectual and Institutional History. Springer, Florida (EEUU), 2024, 99 páginas.
DAVID MARKLIMO
La célebre editorial científica Springer, del grupo McMillan, ha tenido como proyecto elaborar las contribuciones de cada país a lo que llamamos Sociología, esa ciencia se encarga de analizar lo que ocurre o ha ocurrido en una sociedad. Es un proyecto que, hasta la fecha lleva publicados cerca de 30 países (tan diversos como Australia o Macedonia del Norte). La serie ha recibido el nombre de Sociology Transformed (que podríamos traducir como Sociología Transformada).
La colección, publicada en inglés, parte de una evidencia importante: la sociología ha cambiado rápidamente en las últimas décadas. Así, se busca mapear estos cambios país por país y contribuir a la discusión del futuro del tema. La serie se ocupa no sólo de los centros tradicionales de la disciplina, sino también de sus muchas variantes en todo el mundo.
En el caso mexicano, la obra Sociology in Mexico ha recaído en la académica emérita de la UNAM, la doctora Gina Zabludovsky. A grandes rasgos, resume la sociología, desde sus inicios a la actualidad, pero pone el foco también de cuáles son las instituciones que más han contribuido al avance de la Sociología en México.
El texto está dividido en cinco capítulos, en los que presenta el desarrollo de la sociología mexicana, iniciando a finales del siglo XIX con la llegada de la obra de autores de como Augusto Comte y el positivismo, el cual adquirió relevancia en el régimen porfirista. Un hallazgo interesante del libro es la contribución de las mujeres en el desarrollo de la sociología mexicana. Aquí aparece el legado de las “madres de la sociología”, como el caso de Laureana Wright, fundadora de la revista Violetas de Anáhuac. Esta revisión es interesante no sólo en términos del avance científico y la comprensión social, sino también como un ejercicio de memoria histórica, pues este grupo de mujeres han sufrido lo que en términos contemporáneos llamaríamos invisivilización.
Evidentemente, la revolución mexicana puso en duda las contribuciones del positivismo. Con la conformación del Partido Revolucionario Institucional, surgió la búsqueda de la identidad nacional, el desarrollo de las artes y la difusión de la cultura mexicana, encabezada por grupos como el Ateneo de la Juventud. Más tarde, con la llegada de republicanos españoles a México en la década de los treinta, comenzó un periodo de institucionalización de las ciencias sociales en México, como muestra la fundación del Fondo de Cultura Económica (1934) o el surgimiento del Colegio de México (1940).
En ese contexto destaca la particularidad del nacimiento, en 1930, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM (que surge antes que la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, que no vería la luz hasta el 51). En aquella época, vieron la luz publicaciones importantes como Cuadernos Americanos, La estructura social y cultural en México, El perfil del hombre y la cultura y el Laberinto de la Soledad.
La construcción de la Ciudad Universitaria, en 1952, significaría la expansión de la sociología en México. Pero no sólo por el espacio físico, sino por la migración de académicos sudamericanos, huyendo de las dictaduras. El auge del marxismo sería fundamental en los textos sociológicos, quienes pusieron el acento en la democracia. Aparecería, así, el libro La democracia en México, que mostraba la capacidad del análisis social para explicar los temas más urgentes de nuestro país.
Otras instituciones vendrían luego: los centros Conacyt (como el CIDE o el Mora), las universidades estatales (como la Universidad Autónoma del Estado de México o la Autónoma Metropolitana) que serían participes del cambio de enfoque, tanto en el gobierno como en el pensamiento social. Queda claro, pues que el análisis social se ha expandido: nuevos fenómenos requerirán prestar atención: la globalización y nuevos nacionalismos, violencia, perspectiva de género, problemas ecológicos y sustentabilidad, migraciones y la pandemia. La reflexión apunta aquí a la interdisciplina, se debe trabajar con otras áreas para obtener resultados e incidir en las políticas públicas de los gobiernos de turno. Es un reto fascinante, pero mirar al pasado nos muestra que el conocimiento y la trayectoria de los grandes problemas sociales, no ha terminado todavía. La Sociología tiene, pues, un grandísimo futuro y un campo todavía por caminar.
La colección de Sociology Transformed está disponible en: https://link.springer.com/series/14477