Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
En dos días, 18 ejecutados.
En 48 horas, decenas de bloqueos.
En Zacateas arden las piedras, no los pastizales.
Y el gobernador, bueno es un decir, sale a decir: no pasa nada… son cosas que ocurren… estamos fortaleciendo la estrategia contra los delincuentes y la violencia.
Un reprise de lo expresado por Rubén Rocha Moya, de Sinaloa, cuando el secuestro masivo de 66 personas: son cosas que suceden.
La postura de los gobernadores de Morena es digna del psiquiatra.
Revisar cómo avanzó la violencia en Chiapas, Guerrero, Sinaloa, Zacatecas, Tamaulipas, Veracruz, Oaxaca y Sonora, causa terror y horror. Ni qué decir de jalisco y Guanajuato, en donde las habas también se cuecen y con fuego de .50 milímetros.
Zacatecas está en la lista de las entidades más peligrosas del país -también las otras están incorporadas además de Colima y Baja California- y en donde el que cobra como mandatario tiene otras prioridades y toma todo a chunga. Las ejecuciones de las últimas horas no pueden ser el resultado de una “estrategia que funciona” -palabras casi textuales del señor Monreal- y que frenará la presencia criminal sobre todo en Fresnillo, municipio en el que la familia Monreal podría decirse es la dueña.
La muerte de un sujeto apodado El Gordo y jefe del cártel de Sinaloa Zacatecas durante un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad estatal, fue el detonante de la nueva ola de violencia, según las autoridades zacatecanas.
Podría ser. Mas no es todo.
El crimen organizado permeó en todo Zacatecas, principalmente en Fresnillo, y las acciones para contener la presencia han sido un fracaso.
Como siempre, se le echa la culpa al gobierno anterior.
Lo cierto es que el señor Monreal como el señor Rocha Moya llegan al poder no para servir a sus gobernados sino pada atender intereses inconfesables que han puesto en riesgo la vida de personas que nada tienen que ver con drogas, armas o laboratorios clandestinos.
Es cuando uno se pregunta sobre la eficiencia y eficacia de los elementos de la Guardia Nacional y de las policías estatales, las que presumen los gobernadores como “las mejores policías de México”.
Porque la violencia no cesa. Y aunque el huésped temporal de Palacio Nacional diga que han aumentado los homicidios dolosos, pero no la violencia, su perspectiva está, como en otros muchos casos, equivocada.
Monreal, el gobernador, dice que en las mesas para construir la paz se ha llegado a la conclusión de que “vamos bien”. No utilizó requetebién porque su hermano se convirtió en primo lejano de YSQ.
No querer mirar la realidad, voltear el rostro, encogerse de hombros y seguir en la fiesta, no son medidas que detengan las ejecuciones y en Zacatecas las cosas apuntan a ser peores.
Frente a las palabras necias, solamente esperar a que en algún momento tengan decencia, abandonen el cinismo y decidan dejar sus gobiernos para que alguien ponga orden y garantice la seguridad de los habitantes.
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