MARIO ARTURO BERRA
Se publicaron imágenes que un pequeño grupo de personas embozadas con ropas como la que usan los guerrilleros o los grupos delincuenciales, que se confunden, interceptó a Claudia Sheinbaum, en el corazón de la sierra chiapaneca.
El encuentro se dio sin actitudes violentas o amenazantes por parte de los desconocidos.
Ella, se mostró apacible, dominadora de la situación y hasta autoritaria.
Los desconocidos, lejos de mostrarse violentos, le hicieron a la candidata presidencial algunas propuestas de beneficio social. Ella los escuchó atenta, pero de inmediato les impuso su decisión de continuar su recorrido.
Bien cabe destacar lo siguiente.
El grupo armado, en ese momento sin armas, se expresó asegurándole que ella sería la próxima presidenta de México. El tono de la voz de los peticionarios, cuyos métodos tradicionalmente no han sido nada cordiales, en esta ocasión fueron atentos y sensibles a las necesidades sociales de aquellas regiones chiapanecas; y muy respetuosos con la doctora.
Los integrantes del grupo, tal vez miembros de algún cártel delincuencias como especularon algunos medios, se mostraron disciplinados y obedientes ante la figura de la candidata presidencial. Obedientes porque de inmediato acataron la orden de hacerse a un lado para que la comitiva siguiera su camino.
Los presuntos malhechores (una persona decente no se oculta tras una máscara), estuvieron a una cuarta de mano de la candidata, y su equipo de seguridad lo permitió. En los mítines que preside en las ciudades hay vallas metálicas y humanas. El cuerpo de logística prevé con anticipación cualquier incidente. Pero en una de las zonas más peligrosas del país, los desconocidos con la cara tapada acceden a la candidata y nadie se los impide. El gran equipo de seguridad permaneció en actitud contemplativa; como el chinito: nomás milando.
¿Entonces, el reducido grupo paramilitar sorprendió a la candidata ante la impotencia de su nutrido equipo de seguridad que, por las condiciones adversas de la zona debió estar integrado por cientos de militares y policías? Por supuesto que no.
Cuando la candidata oficial va al lugar que sea, más aún si existen riesgos, el gobierno de Estado pone en operación un equipo de expertos en cuestiones de seguridad, para revisar el mapa de riesgos correspondiente. El cuerpo de inteligencia militar también participa. Sabe perfectamente quienes son los principales líderes de los grupos predominantes de la zona. El equipo de la seguridad personal de la candidata, integrado por expertos en cuestiones de seguridad; revisan todos los detalles precisamente para evitar sorpresas. Nada queda al azar.
Claro, excepto que se trate de un montaje bajo la dirección del productor de novelas Epigmenio Ibarra. ¿Para qué? Podría ser para dar la imagen de que aquella región está tranquila; que se puede platicar y llegar a acuerdos con los criminales, y que la doctora no se amilana ante ellos. Y que tiene una personalidad de tal tamaño que puede intimidar a cualquier grupo que transite fuera de la ley. Lo demás, usted lo sabe.