Secretaria de Comercio de EEUU atribuyéndose los chips de Taiwán confirma política «rapaz» de Biden

En una entrevista con el programa ’60 minutes’, Gina Raimondo alardeó de los avances en la elaboración de semiconductores de la isla, describiéndolos como un triunfo de su país sobre China. «Los dichos de la funcionaria muestran el verdadero rostro de la política imperialista de EEUU», señaló a Sputnik el analista internacional, Damián Bío.
Los comentarios de Raimondo, realizados la semana pasada durante su visita a China y transmitidos el 21 de abril por la cadena CBS, se viralizaron rápidamente en las redes sociales, con usuarios igualmente asombrados e indignados por el alarde de la secretaria de Comercio, declarando algo que todo el mundo sabe pero rara vez es admitido en público, mucho menos en un programa de alta audiencia de los EEUU.
Esto es, que pese a la habitual retórica de que el extendido intervencionismo norteamericano se origina en supuesto deseo de «defender los valores occidentales y promover la democracia alrededor del mundo», la verdadera razón del interés de EEUU por territorios como Taiwán tiene más que ver con la apropiación de los recursos y bloquear el desarrollo del resto de las naciones, especialmente de aquellas que Washington percibe como contrarias a sus intereses.
En el reportaje, la veterana periodista Leslie Stahl le menciona a Raimondo, exgobernadora del estado de Rhode Island y una de las colaboradoras más cercanas de Biden, que el gigante de telecomunicaciones chino Huawei ha presentado recientemente un modelo de celular nuevo que contiene semiconductores hechos localmente.
Cabe recordar que el desarrollo por parte de Pekín de la tecnología de los semiconductores es algo que el gobierno de EEUU ha buscado impedir a toda costa con un sinfín de sanciones y medidas en los últimos años, con el objetivo de frenar el crecimiento económico del gigante asiático, pero también preservar la hegemonía tecnológica ligada a las compañías estadounidenses y su contribución clave en las tareas de espionaje de Washington y la producción de armas de guerras modernas.
Sin embargo, en la entrevista, Raimondo rechaza la premisa de Stahl sobre un desarrollo tecnológico exitoso del gigante asiático y dice que los semiconductores chinos «están años detrás de lo que tenemos en los Estados Unidos».
Y añade: “Nosotros contamos con los semiconductores más sofisticados del mundo. China no lo hace. Hemos superado en innovación a China».

Ante estos dichos, una sorprendida Stahl le replica a la funcionaria: “Bueno, «nosotros…», ¿te refieres a Taiwán?», a lo que Gina Raimondo responde: «Justo».

La corrección de Stahl a las afirmaciones de la alta funcionaria hace referencia a la empresa taiwanesa Taiwán Semiconductor Manufacturing Company Limited (TSMC), la principal compañía elaboradora de chips del mundo, que fabrica la mayoría de los semiconductores que produce la isla, claves para el funcionamiento de productos modernos como celulares, automóviles eléctricos y todo tipo de dispositivos electrónicos, desde heladeras hasta drones.
Estos sofisticados y pequeñísimos objetos, bautizados como «el petróleo de la era digital», representan el 15% del PIB de Taiwán, que produce el 60% de los semiconductores del mundo y más del 90% de los más avanzados, entre ellos los chips para los productos de la empresa estadounidense Apple.
En los últimos años, a la par que Washington comenzaba su batalla comercial con China, imponiendo aranceles a sus exportaciones y prohibiendo que empresas occidentales vendan a las industrias chinas tecnología para hacer sus productos con la excusa de estar resguardar la seguridad nacional, Washington ha aumentado su injerencismo local.
En ese sentido, EEUU ha respaldado al gobernante Partido Progresista Democrático, que acaba de ganar su tercer mandato en la isla (que oficialmente Washington no reconoce como país soberano), y especialmente a su flamante vicejefa de la administración Hsiao Bi-khim, hija de madre estadounidense, formada en las más exclusivas universidades del país norteamericano y con extensos lazos con el establishment del país.
Además, Washington ha promovido que sus principales bancos y fondos de inversión compren acciones de TSMC, convirtiéndose en el país con mayor peso en la compañía, y el propio gobierno de Biden ha firmado acuerdos para financiar el establecimiento de plantas de producción de semiconductores en EEUU y dos de sus principales socios militares, como lo son Alemania y Japón.
Por ello, el principal partido opositor en Taiwán, que promueve mejorar las relaciones de Taiwán con Pekín, ha acusado al actual gobierno de «regalar» la principal empresa del país a EEUU.

«TSMC seguramente se convertirá en USMC en el futuro», ironizó recientemente el legislador del KMT (Kuomintang), Tseng Ming-chung, en relación a la creciente toma de control de Washington y empresas amigas del principal activo de Taiwán, fruto de la inversión durante décadas del gobierno de la isla en investigación y desarrollo tecnológico.

«Una confesión brutal de la política imperialista de EEUU»

Para Damián Bío, analista internacional egresado de la Universidad de Buenos Aires, las palabras de Raimondo van en consonancia con la cada vez más transparente «política expansionista y rapaz del gobierno de Biden» y exhiben el verdadero rostro de la política imperialista de EEUU.

«Si uno ve lo que ha sido la gestión del actual presidente de EEUU, vemos que no solo mantuvo las políticas antiChina impuestas por su antecesor Donald Trump, sino que las expandió considerablemente, ya sea con la creación de la Ley de Chips bloqueando la venta de exportación de semiconductores avanzados a China, rompiendo la política de ambigüedad estratégica con respecto a Taiwán diciendo que mandaría soldados en caso de un conflicto bélica, y aumentando la venta de armas y el envío de ayuda militar a la isla», explicó el experto.

«Por supuesto, todos estos hechos están siempre presentados [por EEUU] como la defensa de la democracia y la libertad, pero cuando en Taiwán durante muchas décadas regía la ley marcial y gobernaba una dictadura, Washington era el principal aliado de Táipei, ya que era beneficioso para sus intereses tener allí una base de inteligencia propia y establecerse en una región geopolítica estratégica», señala.
Ahora, dice Bío, cuando China gracias a su impresionante desarrollo económico ha comenzado a ser un jugador importante en el mercado tecnológico, y se acerca no solo a la autosuficiencia, sino a transformarse en un poderoso exportador para el mercado global, Washington busca bloquear este crecimiento de sus empresas.
(Sputnik)
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