Temporada de Judas y de  Chinches Besuconas ¡Cuidado!

 

Los Dados de Dios

 

NIDIA MARIN 

Es peor que el beso de Judas, aunque si de traición se trata ahí la llevan…

Y no, no nos estamos refiriendo a algún político tránsfuga, saltimbanqui de abolengo de los que abundan en estos tiempos electorales, sino del ósculo de la “Chinche Besucona”, la cual nuevamente afecta a los mexicanos de diversas partes de la República… sin que se tomen las medidas correspondientes. 

Es una de nuestras tantas enfermedades anuales casi convertidas en epidemias. Sí, la temporada está en marcha y están listas para su mejor actuación las Chinches Chupadoras, también conocidas como “chinche gaucha” o “voladora”.

Su orgullo es ser la causante de la Enfermedad de Chagas, ya sea por un besito propinado en el cachete por la malvada o un inmisericorde piquete.

Oficialmente la describen: 

La enfermedad de Chagas es causada por el parásito protozoario Trypanosoma cruzi, que es unicelular, mide unas cuantas micras, pero está infectando aproximadamente a siete millones de personas en el mundo, con la posibilidad de que pueda afectar hasta 90 millones”.

Así lo señaló Bertha Josefina Espinoza Gutiérrez, el año pasado con motivo del Dia Mundial de la Enfermedad de Chagas que se celebra el 14 de abril (este año fue el domingo pasado)

Con ese motivo, una vez más, la Organización Mundial de la Salud alertó de la apodada “enfermedad silenciosa” que afecta “principalmente, a personas pobres sin acceso a la atención médica o personas sin voz política”. 

Además, explica el lento progreso de la infección y cómo a menudo muestra un curso clínico asintomático, pero… “sin tratamiento, la enfermedad de Chagas puede provocar graves alteraciones cardíacas y digestivas y volverse fatal”.

México es uno de los países anualmente afectados, forma parte de las demás naciones donde ocurre y cuyos afectados suman en total de seis a siete millones anuales.

LA ADVERTENCIA

DESDE LA UNAM

En el caso de nuestro país, la UNAM ha estado atenta al curso de la enfermedad (del sector salud del gobierno no lo sabemos). El año pasado, la especialista y otros expertos calificaron de erróneo decir que este padecimiento se presenta sólo en el sureste de México o en zonas tropicales.

“De hecho las estadísticas ubican al estado de Hidalgo con el mayor número de individuos seropositivos y el vector de transmisión está prácticamente en todo el país, excepto en la Ciudad de México”, se dijo.

Además, la científica Espinoza Gutiérrez en un evento en la Facultad de Ciencias, advirtió:

“Hay desconocimiento de esta enfermedad entre la población, pero también entre la comunidad médica y los encargados de salud. En mi opinión, en el 80 por ciento de nuestro territorio hay una o varias especies de vector transmisor, hemípteros del grupo Triatominae, porque cuando salimos a campo a buscarlos, siempre los encontramos”.

Además, precisó:

“En entidades como Morelos y el Estado de México hay numerosas especies transmisoras; se registran casos en Zacatecas, Colima y Guanajuato. En Oaxaca se encontró el primero, pero se piensa que sólo hay en este estado, en Chiapas o Veracruz, insistió la también académica de la Facultad de Ciencias.

Y como en otros sitios del Continente Americano también lo padecen, ella precisó que en el Cono Sur es una enfermedad muy conocida y hay campañas de control del vector, así como de seguimiento a mujeres embarazadas, pues una forma de transmitirla es de madre a hijo.

 “En Argentina, por ejemplo, hay un programa de diagnóstico a embarazadas y de seguimiento hasta que nace el bebé”, explicó.

Y por nuestros rumbos…

“En México no existe nada de esto, aun cuando hay grupos académicos importantes trabajando en varias regiones del país; falta la respuesta gubernamental para hacer campañas de educación, diagnóstico, seguimiento y para dar tratamiento”, advirtió.

Avezada en el tema, también aclaró que aunque es endémica de Latinoamérica, se considera una infección mundial debido a que se detectaron más casos en Europa, Asia, Australia, derivado de las migraciones humanas.

“Los parásitos penetran en el organismo cuando la persona se frota y empuja las heces o la orina hacia la picadura, los ojos, la boca o alguna lesión cutánea abierta”, dijo.

“También se transmite mediante transfusiones de sangre, de madre infectada a su hijo recién nacido, por transmisión oral por alimentos contaminados, trasplante de órganos, incluso en accidentes de laboratorio”, agregó.

Lo terrible es que… “30 por ciento de las personas infectadas la desarrollarán en algún momento de su vida; 90 por ciento tendrá afectaciones cardiacas y 10 por ciento restante presentará alguna enfermedad intestinal o ambas”.

Además:

“Entre las afectaciones cardiacas están: trastornos de la conducción eléctrica, inflamación, hiperplasia y crecimiento exagerado del órgano, que a la larga causan la muerte”.

¡Cuidado! pues, con los besos de Judas en los periodos electorales, como el de la actualidad, o… con las y los… “Chinches besuconas”. 

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