La confiscación de activos rusos podría golpear al euro, al dólar e impulsaría a los BRICS

Los activos rusos por 300.000 millones de dólares congelados por Occidente en represalia por el conflicto en Ucrania son un arma que han utilizado Estados Unidos y sus aliados para tratar de debilitar a Moscú. Sin embargo, la intención de confiscarlos para dárselos a Ucrania demuestra que el sistema financiero mundial está en constante cambio.
Esta medida económica —la más fuerte tomada contra un Estado en mucho tiempo— ha sido severamente criticada por el Gobierno de Vladímir Putin, que la tilda como una medida que atenta directamente contra el derecho internacional.
Expertos de todo el mundo han señalado que la medida generaría consecuencias económicas globales. Este es el caso de Ryan Martínez Mitchell, académico de la Facultad de Derecho de la Universidad China de Hong Kong, quien asegura que «la utilización de activos soberanos incautados para promoverlos es, desde el punto de vista jurídico, una cuestión no probada y problemática».

«Como cuestión de política económica, [la confiscación de activos rusos] es aún más desaconsejable, por varias razones. Entre ellas, el riesgo de alienar a los aliados, desacreditar aún más el poder del dólar, aumentar el prestigio de China y sus propios objetivos de yuanización, y poner en peligro los activos estadounidenses en el extranjero», explica Martínez Mitchell en un análisis publicado en el medio Responsible Statecraft, del think tank estadounidense Quincy Institute.

El debate más fuerte en estos momentos, recuerda el economista, es si Washington y los miembros del G7 deciden pasar de la «congelación a la «incautación», es decir, si liquidarán los fondos y luego los resignarán a Kiev en medio de un conflicto que ya está en su tercer año y que mantiene a las tropas ucranianas derrota tras derrota en los últimos meses.

La fortaleza del euro, ¿amenazada?

Sobre este asunto, el experto destaca el término de «norma de la inmunidad soberana», la cual, dice, es una de las costumbres más arraigadas del derecho internacional.
Sin embargo, a pesar de la indiscutible aplicabilidad de la inmunidad a los bancos centrales, los defensores de la confiscación de activos han señalado la costumbre de las llamadas «contramedidas» para justificar sus acciones, en este caso las sanciones contra la economía rusa.
«Se trata de actos ilegales emprendidos por Estados perjudicados por una injusticia previa de otro Estado, con la única intención de inducir a este último a cesar en su mala conducta. Normalmente, solo una parte directamente perjudicada, en este caso, Ucrania, puede emprender este tipo de acciones, pero los nuevos argumentos a favor de las ‘contramedidas colectivas’ ampliarían el campo de los represaliados por algunos agravios fundamentales para incluir a cualquier Estado de la comunidad mundial», detalla Martínez Mitchell.
«Los líderes europeos están siendo designados para llevar a cabo una política de guerra financiera [contra Moscú], cuyos costes tendrán que soportar junto con los objetivos de dicha política», afirma el experto.
En primer lugar, apunta, el precedente de una confiscación por motivos geopolíticos podría «amenazar el estatus del euro como segunda moneda de reserva mundial». Y es que el atractivo del euro, explica, se ha basado en numerosos factores, como la productividad económica, la estabilidad y el potencial de crecimiento de Europa.
«Es comprensible por qué la UE se ha resistido hasta ahora a acordar un plan de confiscación total de los fondos rusos. En su lugar, ha empezado a aplicar un enfoque mucho más moderado consistente en reasignar a Kiev los considerables pagos de intereses generados por los activos congelados. Sin embargo, el G7 aún debe debatir la propuesta de confiscación en su próxima reunión. La Administración Biden, junto con Canadá y Japón, siguen siendo firmes defensores de esta idea», observa.

Golpe al dólar, espaldarazo a los BRICS

El especialista señala que la «militarización» de las divisas occidentales —como ya es el caso del dólar— podría impulsar los esfuerzos de China en relación con el yuan. Además, dice, esto supondría «un importante estímulo» para los planes de creación de una divisa de reserva de los BRICS, bloque conformado por Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica, y al cual hace unos meses se unieron Egipto, Irán, los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita y Etiopía.
«La medida mejoraría al mismo tiempo la reputación de Pekín como un actor aparentemente más responsable con respecto a los activos extranjeros, al tiempo que incentivaría perversamente a seguir experimentando con su propio régimen de sanciones unilaterales incipiente», apunta el académico de la Universidad China de Hong Kong.
«Un proceso gestionado de desdolarización con la participación de todos los bloques podría ser positivo, pero no lo sería una transición caótica desencadenada por la arrogancia occidental, que provocará iniciativas similares por parte de las grandes potencias rivales», observa.
Según él, la coalición de países que actualmente se alinea para una guerra financiera cada vez más intensa contra Rusia puede acabar debilitando las protecciones del derecho internacional que velan por todos.(Sputnik)
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