Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Puede ser verdad en parte. Las 6 refinerías con que cuenta México, porque Dos Bocas aún no refina siquiera un galón de gasolina, han trabajado más años que Matusalén y, sin embargo, como el escocés, siguen campantes y caminando.
A la llegada del nuevo gobierno, en 2018, se anunció que todas las refinerías: Ciudad Madero, Tula, Cadereyta, Salina Cruz, Salamanca y Minatitlán, se harían las inversiones suficientes y necesarias para la rehabilitación total a fin de contar con la autosuficiencia energética y dejar de importar gasolinas.
Para tal efecto, se anunció desde Palacio Nacional que a estas alturas -5 años, 3 meses y 11 días-, las plantas no acaban por funcionar a su capacidad y, se afirma, que se han invertido poco más de 40 mil millones de pesos, 12 mil de los cuales fueron para Madero y 6.5 para Salina Cruz. Hasta ahora, por lo menos públicamente, no se han presentado los informes de las inversiones por separado para cada una de ellas.
¡Una bicoca, comparado con el costo de Dos Bocas! Si porque el capricho de ubicarla en Paraíso, Tabasco, está costando hasta ahora 23 mil millones de dólares. Deer Park, ubicada en Texas y en la que Pemex adquirió desde tiempo atrás el 49 por ciento de acciones, representó un gasto de cerca de 900 millones de dólares y es propiedad de la petrolera mexicana. Ambas refinerías tienen la misma capacidad de producción: 340 mil barriles al día. La de Texas cumple con la meta. La de Tabasco no tiene para cuando, aunque se hayan hecho anuncios de que “ahora sí… ya merito… casi…”, no ha procesado nada que preludie el éxito anhelado por el amante del oro negro.
El tema toma actualidad luego de que la candidata presidencial de la oposición, Xóchitl Gálvez hablara de cerrar Cadereyta y Tampico -equivocación garrafal, porque si bien esta en Tamaulipas, se ubica en Ciudad Madero- por los altos índices de contaminación que producen y dañan la salud de millones de personas. El jefe del PAN, Marko Cortes le añadió otra: Tula, porque, con datos de científicos, es la causante mayormente de las contingencias ambientales en la Zona Metropolitana del Valle de México.
Se presumiría que el gobierno que encabeza Andrés Manuel López habría tomado en cuenta las recomendaciones del Premio Nobel, Mario Molina, quien sugería mejorar la calidad de las gasolinas para bajar el plomo que contiene, por ser el mayor elemento contaminante. Nadie ha informado si las refinerías tienen nuevas medidas de producción o simplemente se les ha cambiado algún engrane, flecha, botones de arranque y paro y, por supuesto, lámparas para iluminar las zonas de trabajo.
Las importaciones de gasolinas y diésel continúan elevadas y el consumo interno alcanza los 700 mil barriles diarios. Con la extracción de crudo a la baja y la exportación de poco más de 1.5 millones de barriles, las refinerías mexicanas no tienen “materia” para procesar. La ocurrencia de la Comisión Federal de Electricidad de refinar combustóleo, no es costeable y, además, nadie en el mundo lo quiere comprar. Bueno, hay pequeños países que por falta de recursos económicos lo adquirirían para, en sus viejas plantas, refinarlo.
Con independencia de las inversiones, cuantiosas y sin resultados, hay que preguntarle al huésped temporal de Palacio Nacional, al agrónomo que “dirige Pemex” si la calidad de las gasolinas mexicanas cumple con los estándares internacionales en cuanto a la reducción de plomo.
Por otra parte, informar lo invertido en cada una de las refinerías en cinco años de gobierno y saber si, en efecto se rehabilitaron y en qué porcentaje, despejaría dudas.
Sabemos que es imposible conocer los datos, porque las partidas presupuestales han sido cambiadas a modo para costear las obras insignia del jefe de la banda… presidencial.
Y si todo está requetebién ¿por qué se le han destinados recursos por 1.5 billones de pesos a Pemex. se le condonan impuestos y es la petrolera más endeudada del mundo?
Si los números de los proveedores y los tenedores de bonos más los créditos adquiridos, no miente, Pemex debe 104 mil millones de dólares. Es decir, el 23 por ciento del Presupuesto de Egresos de la federación correspondiente a 2024.
Xóchitl ¿destapará la cloaca?
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