¿Otra vez el “Agente Naranja” Estará  en el Camino del Pueblo Mexicano?

RADIO (ENE-30-01-24)

 

NIDIA MARÍN

¿Volverá el “agente naranja”, Donald Trump a la Oficina Oval, hoy ocupada por Joe Biden?

Es la pregunta en la mente de los habitantes del orbe, al recordar el llamado “Día de la Infamia” cuando el Congreso estadounidense debía certificar la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca y un irritado perdedor (Donald Trump) habría enviado contingentes de ciudadanos para asaltar el lugar, nada más y nada menos que 1,910 años después de que algo semejante ocurriera en Estados Unidos (en 1814).

Apenas se cumplieron tres años de aquel asalto en el “Día de los Santos Reyes” del 2021 operado por quien hoy pretende retornar a la Casa Blanca.

Sí, el “agente naranja” (por el color de su cabello y lo nocivo de sus efectos, tal y como sucedió en la guerra de Vietnam con el Napalm), hoy nuevamente busca venganza… pero no sólo afectaría a los estadounidenses, sino… a sus vecinos y muchos más.

En aquel tiempo fue el castigo para América Latina y en el caso de México para dos presidentes: Enrique Peña, Nieto (en 2017 y 2018) y para el actual, (en 2019 y 2020). Les fue como en feria.

Por eso, de llegar este tipo primero a la candidatura y posteriormente ganar la elección, México deberá prepararse para enfrentar un enemigo mayor, porque sería el tercer mandatario mexicano (en este caso mandataria) que deberá enfrentar las locuras trumpianas.

En un trabajo, Manuel López Linares (doctor en Economía y Relaciones Internacionales y autor de Pax Americana /España” (publicado por UNO Desarrollando Ideas, de “Llorente y Cuenca”) expone sobre los tiempos pasados de Trump como presidente:

“Parece que ha revisado la lista de naciones con las que Estados Unidos mantiene los mayores déficits comerciales y ha podido comprobar que tras China, Japón y Alemania, les sigue muy de cerca México y que en la lista no hay otro país latinoamericano en un puesto destacado salvo Venezuela, que ocupa el duodécimo lugar. Esta es quizá la razón por la que Trump ha elegido a México como objeto de sus iras”.

“El agente naranja” (tan necio y egocentrista, como ya saben quién, sí el aposentado actual en la “Silla del Águila” desde donde sólo sus chicharrones truenan) fue el castigo para América Latina y en el caso de México para dos presidentes: Enrique Peña Nieto y para el actual.

Con Peña, dicen en el gran trabajo “La política exterior del gobierno de Enrique Peña Nieto hacia América Latina y el Caribe en un mundo en transición: una trama en tres actos”, de Guadalupe González González y Rodrigo Morales Castillo:

“En el último tercio del sexenio, a la superposición de crisis nacional y regional que encaraba el gobierno mexicano se sumó la ruptura del paradigma que siguió la relación México-Estados Unidos durante las últimas décadas. El triunfo de Donald Trump, en contra de la “sabiduría convencional”, significó para México la instalación de facto de un gobierno abiertamente hostil en su frontera norte”.

Asimismo:

“El cambio de enfoque radical respecto al comercio, el endurecimiento frente a la migración y el controvertido tema del muro erosionaron toda base sólida de encuentro entre ambos países. Esta nueva realidad desencadenó una serie de cambios en el interior del gobierno, donde la política exterior retomó su importancia de la mano del nuevo canciller Luis Videgaray, hombre fuerte del presidente con vínculos con la administración Trump”.

Y como escribió en su momento Jorge Chabat, del Centro de Investigación y Docencia Económica, en su trabajo “La Política Exterior de México en la era de Trump”, publicado por la Universidad de Guadalajara, Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, Departamento de Estudios del Pacífico:

“La victoria de Donald Trump en las elecciones de noviembre de 2016 plantea una ruptura clara con el patrón establecido en la relación bilateral de las últimas décadas. El discurso del Trump candidato y del Trump presidente pone en duda la lógica de la “relación especial” con México.

“En este discurso México ya no es el aliado comercial ni estratégico con el cual hay que cooperar, sino una fuente de amenazas para Estados Unidos. Éste es un escenario que no se presentaba desde los conflictos con Washington en los años veinte y treinta del siglo pasado en los cuales incluso se llegó a especular sobre una posible invasión estadounidense a México.

“Desde este punto de vista, el Gobierno mexicano enfrenta un panorama para el cual no hay experiencia previa inmediata. No sólo se ha acrecentado la posibilidad de deportaciones masivas de indocumentados mexicanos, sino que la piedra de toque de la relación comercial con Estados Unidos —país que concentra alrededor de 2/3 de nuestro comercio— el TLCAN va a ser revaluado y puede ser cancelado. Ese panorama ha encendido las alarmas en el Gobierno mexicano pues su impacto en la economía interna puede ser devastador”.

En el gobierno del sentado en “La Silla del Águila” resultaría peor.

¿Será Trump en junio el próximo candidato republicano? ¿De ser así ganará la Presidencia de Estados Unidos?

Si vuelve a ocupar la Oficina Oval, los mexicanos deberemos prepararnos para que “el agente naranja” haga realidad su deseo de venganza de extender el muro, pero sobre todo cumplir con los deseos de muchos republicanos:  ¡invadir México!

 

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