Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
De manera sorpresiva, porque los anuncios del jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres, refirieron que a partir de la próxima semana el suministro de agua en el sur y poniente, así como el centro de la Capital, recibirían menos agua y la presión estaría baja, por lo cual los tinacos elevados no podrían llenarse. Sin embargo, desde el pasado sábado hay colonias en el Sur que no tienen una gota de agua y ayer se extendió la suspensión de la dotación del líquido, en cuando menos 26 colonias de Álvaro Obregón y otro tanto de Coyoacán, además de Benito Juárez, Miguel Hidalgo, Cuauhtémoc, Iztacalco y Azcapotzalco. Extrañamente Iztapalapa y Gustavo A. Madero, las más pobladas de la cuidad, no carecieron del vital líquido.
Durante el día domingo, una docena de pipas sin logotipo y se ignora si son o no de la Alcaldía Álvaro Obregón o surten con agua huachicoleada, se observaron en las colonias Campestre, Tlacopac, las Águilas y San José Insurgentes.
Hasta el momento de escribir esta entrega, de las llaves de agua no salía una gota. Literal.
Si bien es cierto que las presas que conforman el Sistema Cutzamala están por debajo del 50% de su capacidad de recolección, también lo es que el agua proveniente solo representa el 25% del consumo capitalino. Las otras fuentes de surtimiento son los pozos de la Ciudad de México y ramales de Hidalgo.
Es claro que las lluvias no fueron suficientes para rellenar las presas. Lo que es inexplicable es que ante las advertencias de los expertos en hidrología ningún gobierno capitalino haya tomados las medidas correspondientes para evitar lo que podría convertirse en una gran crisis que repercutirá en la saludo de los habitantes de las zonas afectadas.
Además, seguramente coadyuvará a que los capitalinos mantengan su posición durante las próximas elecciones y Morena, finalmente pierda el gobierno de la Ciudad de México.
El tema de escasez de agua no es nuevo ni solamente atribuible a la actual administración –Claudia Sheinbaum y el sustituto Martí Batres- y data de décadas. Quizá porque cambiar tuberías no es noticia y no hace lucir a los jefes de Gobierno ni a los directores –hoy coordinador general- del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex) nada se ha hecho para evitar las fugas que, según los propios datos de la autoridad y de expertos académicos y profesionales de la materia, representan el 40 por ciento del caudal de agua que se recibe y circula por los miles de kilómetros debajo de la tierra.
Años van y años vienen y las fugas se mantienen y aumentan. Las cuadrillas de Sacmex o de las Alcaldías tardan en repararlas y millones de litros se pierden.
Por sorpresa tomó el cierre de válvulas en la zona Sur y Poniente. Todo mundo estaba enterado de que la baja de presión y reducción del suministro entraría en vigor a mediados de febrero. Nadie estaba preparado para quedarse sin una gota de agua.
El Jefe de Gobierno sustituto afirmó que la escasez no solamente se daría en las Alcaldías que gobiernan las oposiciones, sino que sería general. Sin embargo, las de Morena sí cuentan con el suministro y hasta ahora no han reportado falta del líquido.
Si no es contra los clasemedieros, los ricos y los opositores, la sospecha salta cuando una Alcaldía como Iztapalapa, la más lejana en recibir agua del Cutzamala y que siempre reclama el suministro por la constante escasez, no tiene problema alguno en estos momentos.
Concediendo sin aceptar que sea verdad lo que dice el señor Batres, hay que reclamar la falta de información y atención para con quienes sí pagan el líquido bimestralmente.
¿Es mucho pedir?
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