¡¡No tienen vergüenza!!

SILVESTRE VILLEGAS REVUELTAS

El día en que se escriben las presentes líneas (18.01.24) los diarios de circulación nacional, noticieros radiofónicos, televisivos y en las redes sociales, dan cuenta como un hecho a festinar, que diversos personajes del “histórico” PRI, PAN, seguramente luego pasará con el PRD y demás rémoras que proliferan en el multicolor espectro de los partidos políticos, se vuelven a postular para cargos de elección popular en el Senado de la República, para la Cámara de Diputados, gubernaturas estatales y de ahí para abajo.   

Al ver los nombres de tales individuos, para los que tienen memoria histórica o simplemente recuerdan las tropelías que cometieron, ellos representan una corte de funcionarios que llevaron al país a la quiebra moral. Frente a semejante hecho que podemos rastrearlo desde los tiempos del asesinato de Luis Donaldo Colosio, la sociedad mexicana sufrió de sus rapacerías, de una actitud bribona que alcanzó sus cimas de corrosión en los bajos fondos del calderonato y como marca distinguible durante el sexenio de Peña Nieto. Estimado lector, no se le olvide que frente a ello, paulatinamente el proyecto de López Obrador fue madurando en el imaginario nacional y terminó por darle millones de votos en la elección del 2018; no se quejen de las razones por las que el pueblo eligió la opción distinta que representaba el obradorismo, frente a todavía una realidad por aquél mes de julio, que eran priistas y panistas con un legado muy cuestionable de lo que no sucedió –en términos de rendición de cuentas al interior de regímenes supuestamente democráticos- a partir del cambio de 2000, cambio que sí lo fue por un semestre y rápidamente se contamino de los usos del pasado político.

Los promocionales del PRI señalan que cuando construyeron carreteras, crearon los libros de texto gratuito o edificaron hospitales, escuelas y demás obras de infraestructura pensaban en la ciudadanía que se beneficiaba y no en el partido político. Ello es cierto y no, lo es porque las obras señaladas han favorecido al pueblo mexicano, algunas siguen muy bien como el Museo de Antropología, pero en sentido opuesto son mentiras porque en aquellos años (1940-1980s) solamente el PRI era el partido que contaba. Aun así, y ello puede recordarse y corroborarse con los vestigios fotográficos, fílmicos, periodísticos y de testimonios individuales: todos los programas de la administración nacional o en las locales llevaban los colores, las frases, los perfiles y demás logotipos que identificaban determinada obra con el PRI-gobierno. Ello lo ha reproducido la 4T en sus proyectos estelares con colores guindas, personajes históricos y muñequitos del presidente López Obrador; pero no han sido los únicos porque, estimado lector, si llega a una alcaldía panista en la Ciudad de México hasta las canchas de futbol son azules, ya no dijéramos los colores azules en el diseño de las placas automotrices estatales.

El pueblo se desespera y muchas veces comete errores electorales, me parece que el caso Millei lo representa muy bien en Argentina y ya veremos qué sucederá en las votaciones nacionales mexicanas para julio de este año. Lo que sí es cierto es que la ciudadanía se ha hartado de que sean los mismos políticos los que salten de un empleo a otro, cambien de una formación a otra, pero esencialmente se comportan igual a como lo habían hecho en sexenios anteriores. Por lo ya dicho surgen los candidatos mal llamados ciudadanos que, salvo muy pocos casos, el resto son despechados de algún partido político; en lo que concierne al espectro mexicano la experiencia de los candidatos independientes es en promedio muy mediocre y en algunos casos mala. Existen entidades como los estados de Morelos y Nuevo León cuya ciudadanía ha optado por el arcoíris de partidos y todos les han salido unos bribones; ello es terrible para la salud de la república, dice mucho de la pobreza de los partidos políticos mexicanos y pone al país en un escenario irremediable. La campaña de la panista Xóchitl Gálvez subraya una y otra vez el propósito de otro México, sin embargo todo su equipo que la rodea evidencia un pasado corrupto y disolvente. Por su lado Sheinbaum hace un recuento de lo conseguido, pero dado el nivel de crítica hacia el actual gobierno, ella debe explicar en qué consistirá ese segundo piso de reformas, porque sus opositores, con o sin razones, son muchos y van más allá de las filias partidistas.              

 

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