Es la fuente más importante de radiación natural a la que se encuentra expuesta la población del país, cuyas autoridades han aprobado un Plan Nacional para enfrentar sus riesgos. Gas noble, incoloro e inodoro, es la segunda causa del cáncer de pulmón. La ventilación y la medición de su presencia es clave, advierten investigadores y arquitectos.
El Consejo de Ministros de España aprobó el 9 de enero el Plan Nacional Contra el Radón para establecer medidas de protección y estrategias de prevención contra los riesgos que suscita este gas, que se concentra de modo natural en muchas regiones españolas y expone a la población a graves peligros para su salud en recintos cerrados.
Perteneciente al grupo de los gases nobles, el radón es incoloro, inodoro, más denso que el aire y soluble en el agua y otros líquidos. Según la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), la exposición a este gas «aumenta el riesgo de padecer cáncer de pulmón en proporción directa a su concentración en el aire y a la duración de la exposición». En España es la segunda causa de cáncer de pulmón después del tabaco y se filtra en viviendas y centros de trabajo a través del subsuelo.
«El radón es un gas radiactivo natural que se encuentra en concentraciones variables en la corteza terrestre, su peligrosidad radica en su capacidad para descomponerse y emitir partículas radiactivas», explica a Sputnik Alberto Nájera, físico y profesor de Radiología y Medicina Física de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), que advierte que el gas «puede acumularse en espacios cerrados como hogares y edificios sin ser detectado por nuestros sentidos, aumentando el riesgo de exposición prolongada».
Su aparición se produce por la descomposición del uranio que está presente en el subsuelo, especialmente en suelos graníticos. «El radón que emana del suelo y exhala del terreno, penetra en las edificaciones, fundamentalmente por difusión o por advección a través de poros, grietas y fisuras de las cimentaciones, aunque también puede entrar, en menor medida, procedente de los materiales de construcción o del agua corriente», se explica en el Plan Nacional contra el Radón.
En la práctica, esto se traduce en que en España hay vastos territorios con suelos graníticos desde los que emana el radón. Tal cosa sucede especialmente en el noroeste y la zona central del país, en regiones como Galicia, Extremadura, Madrid, Castilla y León, y también Cataluña e incluso las islas Canarias. Como resultado de establecerse a baja altura, el gas se acumula en los sótanos, locales a pie de calle y primeras plantas de los edificios.
El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) cartografió en 2017 la presencia del radón en España e identificó las zonas en las que un porcentaje significativo de los edificios residenciales presenta concentraciones superiores a 300 bequerelios por metro cúbico (Bq/m³), que es el umbral de riesgo para la salud. De acuerdo al CSN, «el 90% de los edificios tienen concentraciones inferiores a 300 Bq/m³», pero el 10% supera este nivel.
La necesidad del plan
«El objetivo principal del Plan Nacional contra el Radón es proteger la salud de la población y las personas trabajadoras frente a los riesgos para la salud de la exposición al radón», reza en el plan, que subraya la «abundante evidencia científica» que vincula la exposición a este gas en espacios cerrados con el cáncer de pulmón, lo que ha hecho que este gas sea considerado como un problema para la salud pública».
«Los riesgos dependen de la concentración y duración de la exposición», advierte Nájera, que también señala la incidencia en los cánceres de piel. «El riesgo de cáncer de pulmón aumenta en un 16% con cada incremento de 100 Bq/m³ en la concentración media de radón a largo plazo», explica la Organización Mundial de la Salud (OMS) en un documento donde también se constata que la probabilidad de que este gas provoque cáncer de pulmón es mayor en los fumadores.
El Plan Nacional incluye cinco líneas de actuación: el conocimiento del problema a través de las mediciones y estimaciones sobre la incidencia en la salud de la población; la reducción de la concentración del gas en las edificaciones; el seguimiento de los niveles de referencia y dosis de exposición límite en los lugares de trabajo; medidas de acción en las zonas de actuación prioritaria; y la comunicación y concienciación del problema.
Riesgo geográfico y prevención
Según el CSN, Galicia es la región española más afectada por la presencia del radón, dado que el 70% del territorio presenta concentraciones elevadas de este gas. Extremadura (en torno al 50% de su territorio) y la provincia de Madrid (30%) son las siguientes zonas afectadas de importancia. Los especialistas de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) llevan años estudiando el problema y proponiendo soluciones basadas en la prevención.
«La mejor medida consiste en las intervenciones cuando comienza la construcción de edificaciones, sean viviendas o lugares de trabajo, aplicando lo dispuesto en el Código Español de Edificación», explica a Sputnik Alberto Ruano, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública en la USC, que admite que la solución es «más compleja» en viviendas o espacios ya construidos, pues deben adaptarse específicamente a cada caso.
Ruano es uno de los investigadores al mando del Laboratorio de Radón de Galicia en la USC, un centro acreditado que se encarga de realizar mediciones en los lugares afectados mediante técnicas como la de «medida en continuo». De las aproximadamente 12.000 mediciones realizadas en España, más de la mitad han tenido lugar en Galicia. Y de esta caracterización del territorio gallego, se desprende que la ciudad de Vigo es el municipio español que más mediciones acumula, más de 600 en viviendas.
«Casi todo el suelo de Galicia es granito puro, todavía hay casas tradicionales donde el suelo que pisas es roca natural y donde los muros son de granito visto», explica A. Díaz Curiel, arquitecto vigués de la compañía de gestión Mace Group que, en declaraciones a Sputnik, señala al clima húmedo atlántico de la región como la causa de que las construcciones antiguas «no tengan apenas ventilación natural».
Por otro lado, en la USC se ha constatado que solo un 20% de la concentración de radón en las viviendas emana de los materiales de construcción. Es decir, el problema se localiza en el subsuelo, por lo que la ventilación de sótanos y plantas bajas es clave. «Ahora, por normativa, los materiales de las paredes son otros y la carpintería de las ventanas lleva unos agujeritos para que la casa se ventile, aunque las ventanas estén cerradas, pero antiguamente, no», recuerda Díaz Curiel. «De hecho, la cubierta de la catedral de Santiago de Compostela es de losas de granito», ejemplifica.
Incidencia y concienciación
En el Plan Nacional Contra el Radón se constata que «el radón participaría en el 25% de las muertes por cáncer de pulmón en Galicia». La región es la tercera en España por tasas de número de casos de enfermedad oncológica por cada 100.000 habitantes: 611, según un informe de la AECC.
Pero Galicia también es la segunda región más longeva de España. Los cánceres de mayor incidencia son el colorrectal y el de próstata, que junto con el de mama es también el de mayor prevalencia. El cáncer de pulmón es el tercero en incidencia y, como subrayan los expertos, su principal detonante es el tabaquismo.
Tampoco se puede aventurar que las personas expuestas al radón puedan estar generando algún tipo de respuesta adaptativa. La edad avanzada de muchos de los pacientes con cáncer pulmonar «parece descartar una respuesta adaptativa del organismo», explica A. Ruano, que recuerda al caso las conclusiones extraídas de experimentos con personas expuestas a diferentes radiaciones, como los supervivientes de las bombas atómicas.
«Sabemos que el efecto de la radiación ionizante es acumulativo en el tiempo, aumentando el riesgo de un tumor. Pero en el caso específico del radón, solo se asocia al cáncer de pulmón», constata Alberto Ruano.
No existe en la sociedad una conciencia del grave peligro que pueden entrañar los espacios expuestos al radón. No obstante, el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana tiene editada una Guía de Rehabilitación Frente al Radón para aquellos inmuebles que necesiten mejorar su salubridad, donde se detallan soluciones de aislamiento y protección.
«Pero no hay una normativa específica que obligue a ventilar nada ni a construir de una determinada manera. Yo no he estado en ninguna reunión ni he participado en ningún proyecto en el que hayan dicho ‘oye, ¿y con el radón qué hacemos?’, afirma Díaz Curiel, que liga el problema en Galicia a la arquitectura tradicional antes que a la actual.
«Porque, llegado el caso, sellar entradas de aire, generar cámaras de aire debajo del piso y poner ventilación mecánica no tiene ninguna ciencia, en el mismo Vigo hay parkings subterráneos de varias plantas bien ventilados», concluye.(Sputnik)