Las marchas democráticas

Punto de Vista

Por Jesús Michel Narváez

Tomar las calles es un derecho constitucional. Hacerlo para exigir el cumplimiento de la ley. Marchar para defender en lo que cree la sociedad. Aplaudir al presidente si es organizada por su partido o por el núcleo social que confía en él. Libertad para expresarse y reclamar por los feminicidios o por el elevado número de desaparecidos.

En 2022 produjo la primera participación de los ciudadanos, convocados por organizaciones civiles y ajenas a los partidos políticos que, sin embargo, sacaron raja de la manifestación y bajo el lema “El INE no se toca”, miles de personas tomaron las calles no solamente en la capital del país sino en 26 entidades.

Como respuesta, el presidente se auto organizó su propia marcha para demostrar que él sí llena el Zócalo.

A lo largo del presente gobiernos, son incontables lasa marchas. La contabilidad establece que el 83 por ciento ha sido de protesta por decisiones gubernamentales. El resto convocadas por el huésped temporal de Palacio Nacional, su partido y sus aliados.

El 22 de febrero del año pasado, la llamada ola rosa logró que el Plan B del presidente, fuera abortado y anulado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación. La respuesta fue la realizada para conmemorar la expropiación petrolera.

Y ahora se anuncia la marcha para defender la democracia.

Una convocatoria de, hasta ahora, un centenar de organizaciones civiles de 22 estados.

Será el 25 de febrero. Y para que nadie olvide, este es año bisiesto.

Acudir a la marcha será prueba de fuego para quienes defienden la democracia, creen en ella y están convencidos que es lo mejor para los países que respetan el Estado de derecho, reconocen la supremacía de sus Constituciones y garantiza las libertades individuales y colectivas.

Porque mientras en Palacio Nacional se cocina la destrucción de las instituciones, confirmada por el huésped temporal, en las calles, casas, restaurantes, centros de convivencia etcétera, el tema es cómo impedir que México se convierta en el “país de un solo hombre”.

Es clara la intención presidencial: dinamitar todos aquellos organismos que no estén bajo su control pleno y con lo cual se frenan sus planes de continuismo, no continuidad, de su proyecto política. Incluso, en el primer año de su mandato osó comentar durante una gira por Guerrero que pensaba en la reelección porque seis años “es poco tiempo” para transformar el país.

Las reacciones no se hicieron esperar y no volvió a sugerir su ampliación de mandato, aunque no arrojó al cesto de la basura su idea y trató de hallar los subterfugios que le dieran el tiempo suficiente y concluir el “cambio trascedente” de su gobierno. El primero lo llevó a cabo el entonces gobernador de Baja California, Jaime Bonilla, quien fue electo para un ejercicio de 2 años y pretendió quedarse seis. Reformó la constitución estatal y la llamada “Ley Bonilla” fue sepultada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación. El segundo, escondida en un transitorio de la reforma del Poder Judicial de la Federación promovida y redactada por el exministro Arturo Zaldívar, estaba la propuesta de ampliación de mandato como presidente de la Corte por otro lapso igual al que desempeñó. Fracasó el intento. Durante diversas ocasiones el señor López ha refrendado que terminada su gestión se retirará de la política y no volverá siquiera a aceptar una invitación para hablar de política.

Nadie le cree que, como animal político –el diseño aristotélico- decida encerrarse en su propia jaula y tirar la llave lejos, lo suficiente, para no alcanzarla.

La amenaza de “desaparecer” –así lo dijo- todos los órganos autónomos –no mencionó cuales se salva, pero es de suponerse que el Banco de México seguirá ejerciendo su autonomía constitucional.- muestra que para todo aquello que le incomoda tiene sola una respuesta: destruirlos.

Por ello, por la necesidad de impedir que el país se desmorone en pedazos imposibles de recolectar en décadas, la marcha por la democracia del 25 de febrero debe ser el despertar total de la sociedad que ama y respeta la democracia.

E-mail: jesusmichelmp@hotmail.com, Facebook Jesus Michel, X @misionpolitica y en Misión, Periodismo sin Regaños martes y jueves de 16 a 17 horas por Radio Cañón en el 760 de amplitud modulada

 

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