La posible reducción de la jornada laboral en México ha generado un importante debate: mientras los empresarios advierten consecuencias para la economía si se aplica en un corto plazo, especialistas y activistas acusan «exceso de avaricia» en el sector empresarial.
Pese a que en los últimos años ha habido un alza constante del salario mínimo, lo cual podría traducirse como una mejora en la situación de los trabajadores, lo cierto es que México sigue siendo uno de los países con peores condiciones laborales en todo el mundo y que destaca por sus largas jornadas.
De acuerdo con los datos más recientes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México se ubica como el país con mayor número de horas promedio trabajadas entre los países miembros, con un total de 2.137 horas al año, cuando el promedio de la OCDE es de 1.726 y el de Dinamarca (el país que menos trabaja) es de 1.380 horas anuales. Es decir, los mexicanos trabajan casi 800 horas más que los daneses año con año.
Ante esta situación, un grupo de activistas acompañado de algunos legisladores ha promovido un cambio en la legislación mexicana para disminuir las horas de trabajo de ley de 48 a 40 horas semanales como máximo, una nueva cuenta legal que cambiaría una parte de la situación que han padecido los trabajadores de la nación latinoamericana desde 1917, cuando se promulgó su actual carta magna.
Sin embargo, los grupos empresariales han pedido discutir la propuesta e implementar la reducción de manera paulatina, argumentando que un cambio así podría provocar inflación y otros problemas económicos.
En los parlamentos abiertos para discutir la iniciativa «todos los sectores, incluidos Gobierno, sindicatos y el sector de los empleadores, señalamos que estamos de acuerdo en que las condiciones de vida de los trabajadores en México sigan mejorando», dijo en entrevista para Sputnik el presidente nacional de la comisión laboral de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), Ricardo Barbosa, uno de los más importantes sindicatos patronales del país.
El representante del sector patronal informó que ellos proponen un cambio gradual, como el modelo chileno, en el que las horas laborales se van disminuyendo de manera paulatina y a lo largo de varios años para «no afectar» de golpe a las empresas.
«Nosotros señalamos en múltiples posicionamientos que el modelo de Chile es un modelo sano. En ese país primero se bajó de 48 a 45 horas. Se dejó pasar dos años para que la economía formal se viese lo menos afectada, incluyendo las Mipymes (micro, pequeñas y medianas empresas)», describe.
«Y una vez que se analizó, cómo se absorbió ese impacto, en 2023 entró la segunda parte de la reforma, que estará disminuyendo una hora por año de 45 a 40 horas en los siguientes cinco años. Entonces en Chile prácticamente tardaron ocho años de bajar de 48 a 40 horas, es lo que se conoce como gradualidad”, agregó Barbosa.
Incluso, el integrante de la Coparmex destacó que de no llevarse a cabo de manera gradual y si se aplica de lleno en poco tiempo, este cambio en la ley podría traer graves consecuencias para las empresas, los trabajadores e incluso la economía mexicana, con coletazos como una mayor inflación.
Y agregó que ese incremento en el costo de la nómina invariablemente se vería reflejado en el precio final al consumidor, pues son muy pocas las empresas que podrían absorberlo.
Sin embargo, los activistas y expertos que están a favor de la iniciativa para reducir la jornada laboral no creen en esos peligros de los que hablan los patrones y recuerdan que lo mismo advirtieron para no incrementar de manera importante el salario mínimo o el número de vacaciones.
«Por supuesto que no (va a causar inflación) y ya lo vimos con el salario mínimo. O sea, el salario mínimo se ha estado ajustando en proporciones adecuadas y la inflación no ha sido catastrófica», diferenció en entrevista para Sputnik la experta en derechos laborales Alma Paz, gestora de la cuenta de divulgación de derechos laborales «La de RH» en Twitter (ahora X).
«Lo mismo decían cuando hablábamos del aumento de vacaciones de seis a 12 días. Bueno, hablaban de la inflación, de que iba a haber despidos masivos, de que las empresas iban a quebrar, de que ya no iba a haber inversión extranjera. Lo cual no ha pasado», destacó.
La experta y activista agrega que más que estas visiones catastrofistas, el problema de las empresas es que no capacitan a sus empleados ni tienen el número de personal suficiente o adecuado para que mejoren las condiciones laborales.
Para Alma Paz, lo que realmente impide que los patrones acepten la implementación de la jornada laboral de 40 horas de lleno y de manera expedita es lo que califica de avaricia, pues, destaca, los empresarios no están dispuestos a repartir de manera más justa las utilidades que generan con el esfuerzo de los empleados.
Paz agrega que generalmente a nivel mundial las utilidades de las empresas se distribuyen en un 70% para los trabajadores y en un 30% para los empresarios o accionistas.
«En México es al revés, solamente el 30% se distribuye entre los trabajadores, entonces estamos hablando de que la avaricia es la parte fundamental que ellos están tomando, es lo que no les permite ver que trabajadores más descansados, mejor capacitados, con mejores prestaciones van a rendir mucho mejor en este punto», declaró.
Pese a que fue uno de los temas legislativos más importantes o que más captó la atención pública hacia finales de 2023, la reforma a la Ley Federal del Trabajo para la reducción de la semana laboral de 48 a 40 horas no logró avanzar en el Congreso y se pausó ante la llegada de las celebraciones de fin de año, que contempla pausas en el recinto legislativo.
Sin embargo, se espera que hacia marzo próximo se reabra el debate en torno a esta iniciativa, puesto que debería discutirse antes del 30 de abril de 2024, que es la fecha en el que finalizan las sesiones de la actual Cámara de Diputados, en su periodo ordinario.(Sputnik)