Polarización, sospechas de corrupción y más: así es cómo Biden ha perdido legitimidad

Un reciente sondeo arrojó que más de un tercio de los estadounidenses no cree que la elección del mandatario demócrata en el 2020 fuera legítima. Sputnik habló con expertos para analizar las causas de la pérdida de fe en el proceso democrático estadounidense y en sus líderes.

De acuerdo al trabajo, elaborado por la Universidad de Maryland y publicado por el Washington Post este 2 de enero del 2024, el 36% de los estadounidenses no cree que el triunfo de Joe Biden en los últimos comicios presidenciales haya sido legítimo.

Si bien la mayor parte de ese número está conformada por votantes del Partido Republicano, cuyo líder, el expresidente y favorito para la nominación del 2024 Donald Trump, no ha dejado de insistir en que él fue el verdadero ganador de los últimos comicios presidenciales, la encuesta también refleja que entre demócratas e independientes ha aumentado (3 y 6%, respectivamente) la opinión de que Biden no fue el legítimo triunfador de las elecciones del 2020.

En líneas generales, tomando en consideración los encuestados de todos los partidos, la creencia entre los estadounidenses de que Biden no ganó la presidencia de forma limpia creció un 7% en apenas dos años.

Pero, ¿qué ha pasado en estos últimos años para que Estados Unidos, la autoproclamada democracia más antigua del mundo, que todavía busca presentarse como un modelo para el resto de las naciones, haya llegado a este punto de extendida desconfianza en sus instituciones y sus principales dirigentes?

Para el analista internacional Samuel Losada, egresado de la Universidad de Belgrano, este fenómeno es multicausal.

Y, pese a las promesas de Biden de que su llegada al poder alumbraría un funcionamiento democrático supuestamente más «normal» que el que regía durante el mandato de Trump, el escepticismo sobre el sistema político no ha parado de crecer durante su Gobierno, acrecentando las grietas en la sociedad estadounidense.

«El primer factor para la creciente falta de legitimidad de Biden es la extrema polarización del electorado», explica el analista.

«Los republicanos confían menos y tienen cada vez menos cosas en común con los demócratas, y viceversa. Cada grupo tiene no solo una serie de valores y creencias cada vez más disímiles, sino también sus propias cámaras de eco, compuestas por medios de comunicación, redes sociales, amistades, etcétera, que solo confirman sus propias opiniones», evalúa.

«Eso ha producido que, si bien comparten un país, parecieran que viven en realidades totalmente distintas, generando una fricción y una animosidad muy profunda hacia todo lo que sea del otro bando», añade.

Losada recuerda que durante el Gobierno de Donald Trump (2017-2021) fueron los demócratas los que creían que el presidente republicano había sido elegido de manera ilegítima, con numerosos protestas encabezadas por eslóganes como «No es mi presidente», campañas para eliminar el Colegio Electoral y establecer el triunfo por voto popular (ya que el magnate ganó más estados, pero obtuvo menos sufragios que su adversaria Hillary Clinton).

También se registraron artículos periodísticos basados en descabelladas teorías conspirativas e investigaciones judiciales de funcionarios ligados al Partido Demócrata que intentaban probar una supuesta colusión —que jamás logró ser acreditada— entre el equipo de campaña de Trump y Rusia para lograr el triunfo en las urnas.

«Lo que hemos estado viendo en los últimos años en Estados Unidos, con la polarización extrema de los electores, pero también de las propias facciones políticas, el incidente del Capitolio del 6 de enero, la judicialización de la política dirigida contra Trump, etcétera, exhibe que la convivencia democrática de EEUU, que nunca fue particularmente exitosa pero que podía al menos presentar la fachada de que lo era, ha sido dinamitada», califica.

Losada añade que existen otros motivos por los cuales hay cada vez menos estadounidenses que creen que Biden fue elegido de manera justa y transparente, y en algunos de estos casos la responsabilidad es del propio mandatario.

«En los últimos meses, las noticias sobre el comportamiento presuntamente delictivo de Biden y su familia, particularmente de su hijo Hunter Biden y sus actividades como cabildero de firmas internacionales, han acaparado las primeras planas y los titulares en todos los medios», recuerda.

«Si bien la culpabilidad de Biden y su familia con respecto a un presunto enriquecimiento ilicito no ha sido probada todavía formalmente, los reportes detallando influyentismo al más alto nivel y obstrucción de la justicia han mostrado al presidente en una luz muy negativa, lo que intensifica el deseo de los ciudadanos de no aceptarlo como un presidente legítimo», señala.

En ese sentido, el experto señala que mientras la insatisfacción con el inquilino de la Casa Blanca ha crecido a la par con la creencia de que no fue el legítimo triunfador de los comicios del 2020, la popularidad de Trump no ha parado de aumentar en los últimos meses, inclusive en electores tradicionalmente adversos a apoyar a políticos republicanos, como los latinos y los afroamericanos.

«En mi opinión, la estrategia judicial de la Administración demócrata de impulsar numerosos juicios contra Trump y de bloquear su acceso a las boletas para las elecciones internas del 2024,está siendo un verdadero fiasco para Biden. Está claro que la mayoría de la ciudadanía cree que se trata de un uso faccioso de la justicia para impedir que Trump sea candidato en las próximas elecciones, y esto está haciendo que Biden pierda apoyo y credibilidad, y el expresidente gane», afirma.

Pese a tratarse de una sociedad y un sistema político que aparece cada vez más dividido, Losada señala que a lo largo de la historia, en distintos momentos políticos, los ciudadanos estadounidenses han exhibido una profunda desconfianza en las instituciones y sus dirigentes.

Pasó, recuerda, durante la guerra de Vietnam, cuando los jóvenes estadounidenses vieron por primera vez al complejo militar industrial como lo que era, luego con los escándalos del Watergate, que llevaron a Richard Nixon a dimitir, y la invasión de Irak, «donde la corrupción del Gobierno de Estados Unidos y sus prácticas expansionistas quedaron al descubierto y generaron un gran repudio».

«Ahora, la polarización extrema, lo que la ciudadanía sospecha es una profunda corrupción de Biden, además de su desastrosa política exterior financiando dos escaladas bélicas internacionales y una economía muy mediocre, todos estos factores parecen estar anunciando un nuevo cimbronazo político en Estados Unidos, lo que explica la desesperación de la Casa Blanca de revertir los malos números de Biden. Aunque es posible que sea demasiado tarde», vaticina Losada.

Información: @Sputnik

© Foto: Presidencia de Estados Unidos

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