¡Qué se chinguen”!

Yo campesino

•Para evadir gasto aprobaron vacunas reales, para pobres, atole y más subsidios
Miguel A. Rocha Valencia
Dicen los enterados que en Palacio Nacional la expresión fue terminante ¡Que se chinguen! Cuando al ganso le preguntaron si habría importación pública masiva de vacunas antiCovid autorizadas por la OMS para aplicarle al pueblo.
Es decir que para el pueblo “bueno y sabio” el peje destinará las que de manera obscura y sin facturación a la vista se traen de Rusia y Cuba es decir la sputnik y la abdalá que en su tercera generación dicen que es más efectiva en un 90 por ciento, según las propias autoridades de la isla, pero ni la OMS o la Cofepris de México la tiene certificada.
Aun así, sin el aval internacional ambas vacunas (las únicas con que cuenta el sector público), están a disposición para aplicarse a personas de grupos vulnerables, es decir, adultos de 60 años y más, personas con comorbilidades, mujeres embarazadas y niños menos de un lustro de edad.
Y eso es lo que se estará aplicando, cuando haya existencia, en tanto que la mexicana Patria, está a punto de ponerse en circulación y se afirma que para marzo estará disponible pero de las autorizadas por la OMS y otras organizaciones de salud internacionales, como son la Pfizer o AstraZeneca, habrá que olvidarse y sólo quien tenga sus 850 pesos como mínimo, podrá acercarse a alguna de las farmacias que comercializan la primera, y eso si la encuentra pues más tardaron en ponerla a la venta que en agotarse.
Y todavía la corcholata sale a presumir que el gobierno las estuvo regalando como si fuera una gracia o una concesión cuando se trata de una responsabilidad del gobierno federal, o al menos así era antes cuando mandaban los neoliberales, como sucedió con la de la Influenza con el odiado Felipe Calderón que hasta en brigadas acudían a vacunar en empresas, instituciones públicas y privadas.
Claro para comprar vacunas que no sean de atole no hay presupuesto, pero si para mantener a la bola de nuevos burócratas que viven de las “megaobras” del obradorato y que viven de dinero fiscal pues ninguna de ellas es autosuficiente y al menos como dicen los militares, tendrá que subsidiárseles hasta 2030.
No sólo son los 300 mil millones que se les otorgan de presupuesto entre subsidios y continuación de obra, sino que además se distraen dinero a ese barril sin fondo llamado Pemex, donde continúa cayéndose la producción mientras crece la deuda y con intereses por vencer supera los 110 mil millones de dólares que, traducido a pesos, es mucho dinero.
Las noticias acerca de la paraestatal no son buenas pues aseguran que a pesar de los esfuerzos por revertir la caída en la producción y la de refinados, las estadísticas muestran que no han dado buenos resultados.
La elaboración de petrolíferos tuvo una caída de 15.6 por ciento en noviembre de este año, con un promedio de 844 mil barriles diarios, contra un millón conseguido en el mismo mes de 2022. La petrolera reportó una producción promedio con socios de un millón 567 mil barriles de crudo en noviembre, una caída de 8.1 por ciento contra la de 12 meses antes.
En este punto cabe mencionar que ante el vencimiento de documentos de deuda y los pagos a proveedores, se ordenó a la banca oficial, especialmente Banobras, sacar reservas para prestarle dinero a la petrolera a la cual además se asignaron recursos fiscales-presupuestales, pero no les alcanza para afrontar los compromisos.
Eso significa que Pemex con eso de los descuentos para que ya no aporte al fisco, se convirtió ya también en un lastre al que se debe alimentar con subsidio, aunque se le llame préstamo. Algo así como lo sucedido con el avión presidencial que aún se debe a la misma banca pública, pero el dinero de la supuesta venta, ya se utilizó para lo que ordenó el patriarca de la 4T y como se debe, tampoco rindió cuentas.
Desde luego aun cabe la esperanza de que, en la súper farmacia, la más grande y surtida del mundo se le ocurra a la chachalaca tabasqueña incluir vacunas antiCovid que sí estén autorizadas internacionalmente y en cantidad necesaria para atender las necesidades del país, pero como van las cosas para los mexicanos, que ¡se chinguen!

A pesar de todo, esperemos que el 2024 sea un mejor año, aunque con el chachalaco prevemos lo contrario, pero los milagros ocurren.  Un abrazo.

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