Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Sin datos actualizados pero suficientes, en 2011 emigraron 750 mil mexicanos a Estados Unidos. El éxodo se ha incrementado y diversas fuentes no oficiales estiman que en 2022 y 2023 la cifra ronda alrededor de 1.5 millones anualmente.
Desde el púlpito presidencial se argumenta que la gente no abandona su país por gusto, sino en busca de mejores oportunidades.
Se habla de “los otros” no de “los nuestros”.
Horas antes de iniciar la reunión de alto nivel entre funcionarios mexicanos y estadounidenses, para tratar el tema de la migración, el huésped temporal de Palacio Nacional expresó durante su show de monólogos matinales:
“Lo que se tiene que buscar es que la gente pueda tener trabajo, ingresos, ser feliz en dónde nació. Esto es lo ideal, no la contención”.
Cómo explicar, entonces, que el pueblo de México sea ¡feliz, feliz, feliz! y opte por trabajar en suelo que si bien nos lo robaron forma parte de la Unión Americana.
Se festina que el salario mínimo se ha aumentado como nunca en la historia y que los empleos registrados en el Instituto Mexicano del Seguro Social ya recuperaron el nivel de antes de la pandemia y va en aumento.
Los datos ofrecidos por la institución contempla los “empleos eventuales” como los trabajadores que laboraron de tiempo completo en las obras llamadas insignia de la administración actual. Es decir, no permanecen laborando más allá del tiempo que sus servicios son requeridos. Los soldadores, plomeros, electricistas, albañiles, por ejemplo, cumplen con el contrato por tiempo definido que firman con las empresas constructoras y colorín, colorado, el empleo ha terminado. También subió el número de afiliados debido a que los informales decidieron pagar personalmente sus cuotas a falta de patrón. Y probablemente cubran mayor porcentaje porque sus ingresos son superiores a los mínimos.
La gente, dice el mesiánico gobernante, debe tener oportunidad de trabajo, ingresos y ser feliz en donde nació.
Por ello la pregunta: si abundan los empleos y los ingresos –suponemos que buenos en cantidad- es o ideal y no la contención ¿por qué se va anualmente 1.5 millones de mexicanos a trabajar en empleos que ni los negros quieren hacer (sic: Vicente Fox)?
Si en realidad en México se encontró la punta de la madeja en la cuatroté, debe haber una explicación, hasta ahora desconocida, del aumento del empleo en la informalidad. Son datos del INEGI que, aunque quiera rasurarlos –como lo hace con la inflación- los da a conocer periódicamente.
Para ser feliz se requiere tener un empleo bien remunerado, que alcance para alimentación, vestimenta, habitación. Adyacente al salario, debe contar un con un servicio de salud no como el d Dinamarca pero sí en el que no falten fármacos, se atienda a todos los afiliados el IMSS, al ISSSTE y al Sector Salud (Secretaría de Salud federal y estatales),
Para ser feliz se requiere además, que en donde se nació y creció haya paz, no del sonido de las balas, sino paz social que permita a los empresarios invertir para crear empleos. O los propios habitantes abrir sus pequeñas misceláneas, taquerías y talleres mecánicos.
Señor presidente: ¿usted cree que los habitantes de San Luis Río Colorado, Acapulco, Guadalajara, Tejupilco, Celaya, Fresnillo y la capital Zacatecas, la Montaña de Guerrero, Tierra Caliente en Michoacán y hasta Badiraguato encuentran paz?… lo que hallan es violencia criminal, la que usted defiende porque los sicarios y sus jefes “también son humanos”.
Usted solamente mira la paja del ojo ajeno, en este caso de Estados Unidos y su Gobierno, e ignora la viga que está en los suyos.
Para exigir y proponer temas de respuesta al problema migratoria, como se dice: el buen juez por su casa empieza.
¿Usted ya desenraizó el problema?
Y por cierto, no ande regalando el dinero de los mexicanos a los “países más necesitados”.
Que quede claro: lo escrito aquí no es el clásico engaño del Día de los Inocentes.
Es la pura y diáfana verdad.
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