Adania Shibli, “Un Detalle Menor”. Editorial Hoja de lata, Madrid, España, 2019. 160 páginas.
DAVID MARKLIMO
En octubre pasado, el grupo terrorista Hamás inició una ofensiva a gran escala en el sur de Israel. Se trató de la primera vez desde 1948 que fuerzas palestinas lograban tomar terreno israelí y mantenerlo bajo su poder durante un cierto tiempo. El ataque constituyó la mayor pérdida de vidas humanas en un solo día en la historia de Israel y condujo a una respuesta de enormes repercusiones en la Franja de Gaza, un territorio con autonomía palestina.
Este conflicto no es nuevo y explicarlo únicamente en base a un ataque terrorista sería muy osado. Por ello, en estos últimos meses se han publicado cientos de textos sobre su origen y desarrollo. Incluso, varios analistas han recomendado libros e investigaciones para su comprensión. Nunca es fácil, por supuesto, dado que de las recomendaciones se podrá observar la tendencia política. Ya lo han dicho varias veces: una biblioteca es la extensión de una personalidad.
Dentro de las múltiples recomendaciones para entender el problema palestino, hemos notado que se ha dejado de lado la novela, “Un Detalle Menor”, de Adania Shibli, publicada en castellano en 2019. Aquí nos adentramos al sentir del pueblo palestino, a sus emociones y su visión de la vida.
La novela se basa en un hecho histórico: el secuestro, violación y asesinato de una beduina árabe por parte de un destacamento militar israelí en el desierto. Un crimen que Israel reconoció y por el cual condenó a varias personas. Años después, una joven periodista palestina que se obsesiona con este acontecimiento, uno de tantos en la historia de la colonización del territorio, por causa de un detalle menor: la fecha del asesinato de la muchacha árabe coincide con la de su cumpleaños. Obsesionada por esta coincidencia, la periodista emprende una investigación que la lleva a museos y archivos del ejército israelí, y a visitar el lugar en el que se produjeron los acontecimientos, burlando para ello los numerosos controles y limitaciones de movimiento impuestos sobre los palestinos.
Con esta trama se nos permite entrar en territorios insospechados: la vida de la unidad israelí, su rutina diaria -esa vigilancia sobre la frontera para reaccionar a las múltiples amenazas de invasión-, sus obsesiones (esos baños a toda hora para alejar el mal olor), sus enfermedades -esa infección producida por la picadura de una araña-. La novela pone también de realce los obstáculos y tribulaciones de la vida de la población palestina: las explosiones y bombardeos, los controles, la imposibilidad de viajar libremente por su propio territorio, el miedo constante a resultar culpable de algo.
Ninguna de estas miradas estaría completa sin atender al contexto: el nacimiento del estado israelí. Se nos muestran dos mapas: el del Israel contemporáneo, y el de la Palestina anterior al establecimiento del Estado de Israel, con sus nombres de decenas de aldeas y pueblos que ya han desaparecido. Esto último merecería una reflexión sobre la memoria que excede los límites de la reseña, pero no deja de ser un aporte interesantísimo de la novela. Quizá, en el fondo, el conflicto apela no a la Justicia, sino a la Memoria.
La utilización de los mapas no deja de ser una metáfora de dos puntos de vista contrapuestos, no sólo en la obra, sino también en el conflicto. Es la única forma, por otra parte, de contar, en el mismo espacio, historias diferentes. Un detalle menor es un pensadísimo ejercicio literario que provoca reacciones contradictorias y a veces incómodas, pero que contiene una indudable y terrible belleza.
