Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Lo dicen los cantineros: para beber mezcal de gusano hay que acompañarlo con rodajas de naranja y chile piquín.
Lo dicen los analistas políticos: Movimiento Ciudadano se desgajó.
Comparaciones odiosas que siempre dan en el blanco.
Porque sin duda y es manifiesto. Dante Delgado, quien se considera y sus vasallos lo avalan, comete pecado capital: ser soberbio en extremo.
Personaje que aprendió política –mal, por lo visto- con uno que sí sabía hacerla: Fernando Gutiérrez Barrios, que lo llevó a convertirse en gobernador sustituto por espacio de años en Veracruz, supone haber descubierto la fórmula ideal para sacarle jugo a la naranja: ser opositor de los opositores y del régimen.
Con la exprimida a la naranjita que no había madurado y sabía más a cáscara que a jugo, el dueño de la franquicia de MC, supone que cuenta con un granero lleno de políticos cuajados, en proceso de maduración o de plano inmaduros pero que “tienen algo” y de ahí sacará al o la candidata que competirá con Claudia y Xóchitl.
Imposible decir que con dos dedos de frente, porque tiene pista de aterrizaje desde las cejas hasta la nuca, se entendería lo difícil que es enfrentar al partido de Estado, a las oposiciones agrupadas con todo y sus mañanas, raterías, corruptelas y antagonismos.
Si bien le va a Movimiento Ciudadano en las próximas elecciones, conservará el registro nacional. Porque está en riesgo de perder todo lo poco que ha ganado.
Revisar qué ha hecho por la democracia y por el país el partido naranja, da como resultado mínimo número de legisladores federales y locales; algunas presidencias municipales y dos gobiernos en sus 24 años de vida.
De sus mandatarios, Enrique Alfaro Ramírez mostró cómo construir el triunfo. Como alcalde de Guadalajara controló a sus pares de los municipios conurbados y más allá de sus fronteras. Apareció como el candidato al gobierno con fuerza inesperada por los candidatos en turno.
Sin embargo, la ruptura con el coordinador nacional produjo fracturas que no se quitan con un saludo.
Delgado escuchó a su ex o amigo que hoy radica temporalmente en Palacio Nacional. Como canario de altos tonos, Salió la propuesta: que Samuel –Samuelito, para los cuates- se lance como candidato presidencial. El que lo decía sabe y bien quienes tienen capacidad para competir.
Y la música penetro, lentamente al principio y con velocidad que rompe el sonido, al final. El director de orquesta movía la batuta y los músicos leyendo la partitura y volteando constantemente para observar el ritmo y la tonalidad y se convenció: el nuevo Chopin es el gobernador de Nuevo León. Hare gira de conciertos y conquistará a los melómanos.
Bien dice el dicho: del plato a la boca se cae la sopa… y más si es a base de jugo de naranja.
Sin embargo, mantiene el ritmo y hasta es capaz de hacer pazos al estilo de Fred Astaire, con la diferencia de que el de Nebraska utilizaba zapatos de etiqueta o para tap. Nunca bailó con tenis y menos de color naranja.
¿De dónde sacará un competidor político para los comicios de 2024?
Solo Dante y su infierno, lo saben.
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