Aferrado

Yo Campesino

*En ningún escenario posible se prevé que el ganso se niegue a soltar poder
Miguel A. Rocha Valencia
El comportamiento valemadrista del ganso sólo se puede explicar por su seguridad en que no va a soltar el poder en el próximo proceso electoral, lo mismo si de manera legal pierde o gana los comicios. Está dispuesto como ya lo hizo hace 12 años a provocar una crisis política para lograrlo.
Su apego al poder se acrecentó durante el sexenio y ya sea a través de una corcholata o de manera directa, está aferrado al poder. NO hay de otra, sólo de esa manera se explica por qué eligió Badiraguato y sus narcos y no Acapulco para salvaguardar la enlodada investidura presidencial, sobre todo antes de viajar a San Francisco, Estados Unidos a la reunión de la APEC.
De esa manera se entiende también el que le asestara a su corcholata favorita un bastonazo diciéndole “yo mando” y le impusiera a una candidata poco competitiva en la ciudad de México, donde su movimiento fue correspondido de manera sospechosa por Alejandro Moreno del PRI quien aceptó la imposición de un aspirante por parte de Acción Nacional, con lo cual, le surgieron nuevas cuarteaduras al maltrecho frete opositor.
El mesías tropical no va a dejar el poder, al menos no por las buenas aunque en los comicios la oposición logre o no una ventaja significativa en la presidencial. En el primero caso clamará fraude y en el segundo, lo mismo. Lo curioso es que pocos se atreven a prever ese escenario, tal vez porque ya se intuye y le tememos.
Las muestras de que el tlatoani se aferrará son muchas y las más recientes son el mismo presupuesto de Egresos donde deja fuera del reparto a muchos sectores, incluyendo al campesino, recorta inversión, participaciones a los estados y centra el dinero en los programas clientelares para la compra de votos, el rescate de Pemex convertido en barril sin fondo como son el Tren Maya y Dos Bocas.
Tampoco le importa contraer deuda pública con lo cual nos manda decir que no habrá inversión, que rasurará más instituciones incluyendo lo que resta de los 380 mil millones de los fondos estabilizadores (ya sólo quedan 80 mil millones) y que si todo sale como él quiere, acabará ya sea por inanición o colonización con el INE, INAI y TEPJF.
Y como el tema justicia no es su prioridad y el poder Judicial le estorba para imponer su ley, intentará nulificarlo, como lo manda el manual del buen dictador, aunque los niveles de violencia se eleven más allá de las 200 mil víctimas en su sexenio.
De hecho el mensaje enviado desde Badiraguato por el caudillo fue muy claro: Primero los poderosos criminales que aportan dinero, soldados y logística para la causa; después, si hay espacio, las víctimas y el pueblo bueno dispuesto a recibir migajas, limosna a cambio de su voto.
Mientras a los otros, a los varones del crimen organizado, se le apapacha y entrega el dominio territorial del país, se deja impolutos a los principales y se les construyen carreteras sin medir costos incluyendo los políticos que conlleva exhibirse con ellos. Ahí la investidura presidencial está a salvo.
No importa, es por “su gusto” así, de manera cínica como en otros dichos y acciones que implican autogolpes que cuestan votos. Eso sólo implica que al tlatoani tabasqueño no le importa, tonto no es pero sí aferrado lo muestran sus 18 años viviendo de “gorra” de una campaña donde recibió dinero sin importar procedencia, la mayoría sin pasar por la mirada del SAT, recursos “negros” que se ligan con los delincuentes.
De tal suerte que en los diversos escenarios que se construyen en torno a las próximas elecciones con triunfos por amplio o cerrado margen de Morena o en la oposición, se prevén en caso de ser un resultado cerrado, una crisis política provocada desde el poder. El machuchón no va a soltar la silla presidencial e intentará por todos los medios, “todos”, obtener la mayoría calificada en el Congreso para justificar lo que sigue, el cierre de instituciones democráticas y el surgimiento de otras afines a sistemas dictatoriales.
Debemos estar pendientes, hacer nuestra parte y procurar que si la oposición gana, sea u triunfo tal que en los números sea innegable, que exhiba a la 4T como un proyecto que vino, dañó al país y se destruyó a sí misma. Un proyecto que muera con su dueño.

El tema es tan grave que pocos se atreven a exteriorizarlo, pero es un hecho. El panorama se ve muy sombrío para la democracia en México y se confirma lo que se dijo durante años. López Obrador es un peligro.

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