Por Ángel Lara Platas
La naturaleza, convertida en devastador huracán, descargó toda su furia en el puerto turístico más emblemático de la República Mexicana: Acapulco. Los huracanes han existido desde antes que hubiera vida humana en la Tierra. La ciencia explica de manera puntual cómo evolucionan y por qué acumulan tanta energía como para destruir todo a su paso como ocurrió con el huracán Otis.
Explican los expertos en meteorología que el factor principal por el cual el huracán Otis alcanzó el nivel 5, considerado el de mayor destructividad, fue porque las aguas marinas del Pacífico habían subido su temperatura en dos grados centígrados. Está por demás mencionar que el aumento de la temperatura es provocado por el calentamiento Global. Es decir, a mayor calentamiento de los océanos, mayor fuerza adquirirán los huracanes y otros eventos naturales.
Lo ocurrido en Acapulco, obliga a que arquitectos e ingenieros que conozcan de los sistemas de construcción, se reúnan para presentar propuestas sobre las modificaciones que deban hacerse a los métodos de construcción de las edificaciones de cualquier tipo.
Deberán contemplar qué tipo de estructuras deban ofrecer mayor resistencia al embate de vientos con ráfagas mayores a los 350 kilómetros por hora. También deberán determinar los elementos que deberán activarse para proteger ventanas y puertas de las habitaciones de los hoteles y restaurantes.
El gobierno tendrá que comprometerse a realizar campañas intensas para concientizar a la gente sobre qué debe hace en los casos de emergencia de cualquier tipo., incluyendo temblores y terremotos.
De la reciente tragedia se desprende realizar análisis sobre la necesidad de que, en cada piso del hotel, exista un área reforzada donde puedan resguardarse los huéspedes en caso de cualquier necesidad, por si no existieran las condiciones para desalojar el inmueble.
A partir de la experiencia que nos ha dejado Otis, será fundamental que cada familia haga un esfuerzo especial, principalmente en aquellos lugares de eventos naturales de alto impacto; por mantener en algún lugar seguro de sus viviendas un stock de alimentos enlatados, agua y una pequeña estufa de gas embotellado. Mismos que serán sustituidos conforme a la fecha de vencimiento de cada artículo.
Regularmente la población desconoce la ubicación de albergues y refugios temporales. Este aspecto no ha sido atendido con la responsabilidad que requieren los protocolos de la protección civil.
Dentro de las recomendaciones al turismo en general que arribe a cualquier centro turístico en automóvil, deberá incluirse que desde su llegada, mantengan lleno el tanque de la gasolina.
Los usuarios de teléfonos móviles, tendrán que considerar la compra de una pila portátil para usarla en caso que haya cortes en la energía eléctrica.
EN LO POLÍTICO, la gente exigirá modificaciones.
Las desastrosas condiciones en las que se encuentra Guerrero, particularmente Acapulco, requerirán cualquier cantidad de recursos públicos y privados.
Los mexicanos de todos los rincones del país, reaccionarán reprobatoriamente ante cualquier gasto de las campañas políticas que consideren desproporcionado. Estarán muy sensibles a los dispendios de los partidos para apoyar a sus candidatos.
La tragedia obliga a hacer modificaciones a los discursos. Los ciudadanos no aceptarán las arengas triunfalistas, ni los que en lugar de propuestas lo que expresan son meros deseos imposibles de cumplir. La pesada sombra de los estragos del Otis, estarán presentes en las próximas elecciones del 24.
La historia ha registrado que, cuando ocurre un evento de gran trascendencia si no es atendido de la mejor forma, la inconformidad se refleja en las urnas el día de la elección.